Yo soy la muerte / libro
completo de López Dzur

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Indice / Carlos 92701

Cartas Recibidas

Biografía

Yo soy la muerte

Dedicatoria

Meditatio mortis

PRIMERA PARTE
Narrativas del yo cesativo
Invitación
Ella no es
Mensaje
El dragón
La baya
Nexos
Transformación
Solidaridad
Estado gestatorio
A María Songo
Causalidad
Metamorfosis
La inesencia
La presencia adversa
La alegría incuestionda
Vanadis
Los enanitos
Los falsos sentidos
Te conozco
Llámame Deseo / Alegría
Yo soy la muerten (1)
Sobrevivencia del amor
La ursulina
Los nihilistas
Los alacranes
Los chupasangre

Introducción a la Laguna
La laguna
Las alas rotas
Las cucarachas

SEGUNDA PARTE
¿A dónde vamos?
Giman
De la transitoridad
El gusano negro
La soledad
Elegía a Victor Emilio «Chato»
Elegía a mi madre
Kaddish / In memoriam

TERCERA PARTE
Labores y memorias de Juanito Pana
Troglodita silenciosa, la muerte
¡Qué pena de advenir y carrusel!
A Moncho Lira
El negro Atán
Murió Sandalio La Yegua
El líder de «Los Sucios»
Don Aguedo y Juanito Pana
Olga Clavelillo murió de amor
La muerte mandó un destrozo
A Ramón Durand
María Peregrina
El gran señor
Hipocresía
La muerte generosa
Házme fiesta hoy, Cosabella
Doña Dolores pateaba el ataúd
Se acabó el velorio
Lamento de Moncho Lira
Memorias de Luis Vélez
Meditación de Juanito Sacramento
A don Mayito el Zapatero

Oralidad de los demonios
Un demonio llamado Trujillo
Profetas de sombras
Oralidad
La intrusa
Los hermanos traicioneros
Mi hermana, la Oscura
La provocadora
Presentes
Viaje en la montura de un dragón
El expansionismo
Cementerio
Tragedia haitiana
Dos seres demónicos
¿Por qué deifican a ladrones y verdugos?
Un demonio llamado Henri
No tengas miedo
No irán a la barca de gloria
Oralidad para ser escrita
¿Qué es la muerte?
Los criminales
Los folcloristas del crimen
Hijos de mis cinco sentidos
Ego, cesa
Florecerás
Merde de gens
Los cínicos
Los obscenos
Llegaron los Marines
Los Catorce Grandes
El karma de Esaú
El dharma de Jacob
El ruido mundano
La primogenitura
Karma es ser-ahí
Excelencia de ladrón
Las palabras prestadas
Los simulacros
Los vampiros
La filosofía del dinero
Los posmodernos
Obesos del consumo
Los buitres

CUARTA PARTE
La barca de la muerte
Reagan a bordo
Mala distribución
Las carencias
Para encadenar el pecado
Los elegidos
Horsarsipah
Isis / Isha/ Varona / Evé
We are ready for war!
Esperan a un asesino con amor
Ejecución de Rodrigo el judío
Matanza judía en Lisboa
Los cananitas de hoy
La Mano Invisible
La riqueza de lo simple
La muerte de Marcianita
La generación autómata
Los silenciosos
En la generación equivocada
A mamá
La mudez impura
Los imprudentes
El pluralismo cínico
La muerte del Tradicionalismo
Un demonio llamado Franco

La barca de la gloria
No necesitaré lo que ya tuve
Viajeros
La muerte habla por teléfono
Los suicidas
La memoria renovada
Los kármicos
La mordida
La muerte del hombre monológico
Murió Pascasio Lamourt
La barca de la medianía
La barca apropiada
El abuelo
La esencia reuniente
Llegó tu rey
Fernando se vistió de muerte
Para matar a la bruja
El Guayabal en llamas
Ha muerto tu rey
El sujeto fementido
El paladín mentiroso
Ya no me detengo
La gloria cavernaria
La nueva moral
La desesperanza
Espíritu
De la muerte a la vida
En la barca está un valiente
El asesino del sujeto
La Nueva Derecha
El cadáver en la bañera

La invención del alma
La reencarnación
El ladrón sublime
Mito-poema
Ibris
Marco Antonio y Cleopatra
La habladuría
El desafío
La muerte social
Los desinformadores
Los vendidos consagrados
La muerte mediática

Danza macabra

Obra personal

Estéticas mostrencas y vitales

Memorias de la contracultura

Las zonas del carácter

Amplificación incestuosa

Las reses

Meditación del ser

Breves Antologías

Kim clin clin

Homenaje a Pan

Fluidez del canto

La posibilidad del amor

La gente que me gusta

Para despertar a Leti

Fisiología de la excitación

Los senos cósmicos

Monografías

El independentismo en San Sebastian del Pepino (1848-1978)

Convocatoria al Estudio Municipal

Enfoque Heideggeriano a la Historia Oral del Pepino

El comercio y la industria en Pepino, 1776-1970

La Familia Segarra, López de Victoria y Su Conexión Histórica Pepiniana

«Raíces: historias familiares» (2004), libro de Horacio Hernández Campán

A Marcianita Echeandía Font (1885-1968)

El último adiós / a Marcianita

Comevacas y Tiznaos / Partidas Campesinas Armadas en Pepino en 1898

Indice / Comevacas y Tiznaos

Maestros en San Sebastián (1900-1950)

La literatura pepiniana y el folclor

Bibliografía / La literatura pepiniana y el folclor

Los Tipos folclóricos de Pepino y la cultura popular e histórica

Tipos Populares / Folclor en Pepino

Literatos y poetas de San Sebastián

Pintores de San Sebastián del Pepino

Poesía

Tantralia (1)

Tantralia (2)

Tantralia (3)

Tantralia (4)

Tijuana

Las zonas del carácter (2)

Heideggerianas (1)

Heideggerianas (2)

Heideggerianas (3)

Heideggerianas (4)

Primera / Segunda Parte

Tercera

Libro de la Guerra (2)

Libro de la Guerra (3)

Libro de la Guerra (4)

Libro de la Guerra (5)

Fisiología de la excitación

Putamen

Dopamina

Homenaje a Pan

Homenaje a Hebe

Oir

Nihilismo nocturno

El amor existe

Gaitiana

Meditar el ser

Homenaje a Hebe

Letralia

Jacinta

Lo idílico

Tus piernas

El vacío

La casa donde llegas

Antología del Erotismo

Cuentos

Guillé el Loro

Mantillita

El Guabá

Crucito, el Feo

El exhibicionista

Marcianita Echeandía

El reportero y la diva

Como una amazona

El acto de Cobita

Fray Juan y el reloj

Heideggerianas / 3

Mi araña predilecta en el congal

El hombre que hablaba solo

Memoria del ultraje de Floris

Lot y el esquizoide

Evaristo

Las goteras

Críticas a López Dzur

La Casa / por Luis Cariño Preciado

Interview

El hombre extendido / por David Páez

El hombre extendido / Libro premiado en el Certamen Literario Chicano / Universidad de California, Irvine

El poeta vendido

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Meditatio mortis

Cada plano es una velocidad vibratoria… La muerte es un cambio en la velocidad de vibración… el proceso de entrar en niveles expandidos de consciencia y de cómo elegimos expresar la energía cósmica, que es la base de nuestro ser: Betty Bethards

* * *

Primera parte

Narrativas del yo cesativo


En la noche no duermo. La muerte me desvela.
Viene como el aroma. A pique estará de una ribera.
Adorno imaginario será de mis persianas.
Sin embargo ahí está como brisita fría.
Bajo mi sábana su resuello origina.

Entra a mi almohada. Juega,
salta la cuica en la cama.
Me pega muslos friolentos. Bien que diría:
No existe; pero, al final, con leve voz, la escucho:
¡Yo soy la Muerte, Carlos, natura rerum!

5-13-1989

*

Invitación

Este es su mensaje químico. Conclusivo.
Con ese olor se insinuará la hembra.
Una Dama es. Evocada como Madre de la Madre,
Madre-Tierra, materia prima, oscura y vil
para quien no le ama y desprecia
los dones de sus cinco sentidos.

«Ven a mi hiperespacio por tan sólo una noche».
Me mostrará la rosa de su mano, un cubo,
un sendero, la escalera, los dos mercurios,
el último obstáculo y la Nada.
«Quiero enseñarte sobre el gran arte
del morir», me dijo Ella, mi Loba.

5-13-1989

*

Ella no es

No. Ella no es madrejón ni seco río.
Ni habita siempre en el hiperespacio
más allá de las tres dimensiones conocidas.

Le gusta la superficie toroidal de mis ejes
y unce las toroides de mis planos
y a mis cabrillas las vuelve torbellinos.

¡Ay, Bicha de Balazote! me has despertado
y en el rescoldo de mi angustia te apareces
y escardas de mí lo bueno y quemas
de mí lo malo. Con tu piel me coses
un velario. Con tu memoria me compartes
la narrativa propia de mi yo y el Olvido.

5-8-1989

*

Mensaje

Y me dijo: «¡Regístralo! ¡Enano!
Dílo al fondo de los alveos.
Flúyelo con tu palabra cantarina...
¡A nadie ya gusta que les hable!»

Soy la Dama Maldita, el aquelarre
de los viejos nitritos, lo volátil,
la sublimación expresada en paloma
que irrumpe del humo del dragón
y se desciende como águila
sobre rocas de sal y amianto.

5-9-1989

*

El dragón

La sangre de la que se nutre el dragón
es el espíritu universal de las cosas:

Marie Madelaine Davy

Y aquel Dragón verde amaneció sobre mis ojos;
me comió poco a poco la nariz, mis labios,
me dejó una nuez por garganta, su dulce imperio
de alas por brazos; sólo me dijo: Sígueme.

¿Y qué querra de mí?...
el Yo cesativo, razón interior que en el corazón
tiene la bestia que es llamada el hombre;
un animal es, aún no acabado, aún segundón
para llamarse Libre, dueño de los ámbitos orientativos
que competen a los dioses; el yo sicológico
es resuello de luz del grupo fosfatado;
«pero yo doy más, Yo La Muerte, aún a los galfarros,
ociosos de la obra, Opus Magnus
de la vida y la muerte doy el TODO».

5-6-1989

*

La baya

Y para no dejarme en la estacada a oscuras
con buitres del lamento, me escondió
como si la Eva mitocondrial ya me supiera
su perfectible fruto, baya caída / o más bien,
arrancada de sus manzanares.
¡Vaya que roban a las Erides!

En el bolsillo de su plumaje quepo
(y no digo que voy, me llevan)...
pero también lo he querido.
Me llevan, ceso en lo precario, pero soy valioso,
me llevan como primer ser creado
de su ADN imponderable, molecular, visible,
en la esquina de este mundo
al que se dio su nombre, Madre-Tierra,
Tierra Mía, Dama mía que me llevas,
bicha mía que comes los ojos...

Supe muchos de sus apellidos y nexos
con las siete hijas de Eva, vientre son
(en que han nacido varones)
con mitologías heroicas y custodios, sabios
de todos los lenguajes, geografías y colores,
casi todos temidos, quemados en hogueras.

Ahora, sin ojos veo más que el vidente;
acuérdate de los Ciegos Divinos, oyendo su corazón
ya me parece que escucho lo que está
más allá de la molécula, la divina palabra del Vacío.

No es que me hable sobre 16,569 pares de bases,
círculos de longitud y proteínas. Estoy dentro
de las hélices mismas de la Vida
tan pequeño como los fotones.

4-15-1989

*

Transformación

«Y mensajeros hay como yo y como ella,
tu Divina materia, en irrestrictas formas,
y podemos ser gigantes como las nebulosas
o minúsculos como un grano de mostaza,
o la chispa en la sinapsis de redes neuronales...
... y puedo ser la que suba a tu cama,
presencia de carne y hueso que deja
que la asalte, que ebullicione de amor
tu instinto en la caldera,
o puedo ser la que te arranque de los huesos
y se vaya contigo a espesuras etéreas,
al ego cesativo que te llamó a los sueños».

5-5-1989

*

Solidaridad

Aún más, dioses han conocido mi nombre
de igual modo como doy los suyos.
Y no es sólo hoy, todo verano
vendrá Ella con lluvia. Y lamerá mis párpados.
Me comerá los ojos, vendrá
y estaré en duermevela
y yo, Carlos pupa, invocador de lo Eterno,
volaré a los silencios de la polimerasas;
entraré a entramados de fosforilización oxidativa.

Dondequiera que sea que me lleve, iré con gusto.
Insistí muchos años en quererlo, en comer esta
nostalgia. Iré con gusto a ver los ángeles de mi niñez
porque si bien ya no viven, con nosotros,
algunas veces regresan. ¿no es cierto, Doña Fita?

5-3-1989

*

Estado gestatorio

Te contaré que muy pocas veces fue feliz el mundo;
pero, con geografías generosas,
yo fui madre querida, rueda de timón
y Sirena y pez, con rumbo, alegría.

El mundo es un dolor de parto,
permanente estado gestatorio,
incesante sucesión de formas nuevas,
molicie atroz de lo caduco... mas canta,
poeta, mis creaciones, no pierdas la memoria
de que yo también sufro y canto,
y estoy muerta por tí de amores.

Deseo que tú perdures
y me cantes.

*

A María Songo

Quiero que afirmes al mundo y lo quieras.
El mundo es una campesina de pies ligeros
(una campesina muy hermosa)
y si le das un tambor, no es perezosa.
Bailará ante tu flauta y serpiente
(endurecidas) la melodía más dulce:
Libertas a fundamento.

Elige que harás con María Songo, flor y pepa
del ritmo, cadera que armoniza con los otros
(cuídala del exterminio) porque a mí
me extermina quien extermina al prójimo.
Y yo, tan pajarona, distraída por amor a los gozosos,
no les muestro al rival ni mi otra cara,
la Guadaña homicida.

5-18-1989

*

Causalidad

Quienes no autotrascienden el ser que los limita,
desorganizadas hallarán sus relaciones afectivas
y preguntarán por qué es así, y les diré:

¡Golfarros, no buscaron el Ser Real
ni la fuente bendita de La mujer en el fango,
no bendijeron la Loba, la Zorra, la Sabia Muerte.

Se rieron del mundo físico y sus causalidades,
se rieron de la necesidad del necesitado,
se rieron de la pepa que está dentro del fruto!

5-22-1989

*

Metamorfosis

Tú... ama mi fango, hijo mío,
que yo de lo turbio forjo La fuente de aguas
cristalinas; la Muerte es filtro. Del fango es alimento.

Tú, medita en mis huesos, siémbralos en nombre
de la Güenda; yo, los haré como semillas
que se pudran y florezcan y sean un vestigio al fin
de lo nuevo en tus ojos y en tus pasos.

Es mi palabra: lo que te doy no se vencerá
ni la estacada de nuevos abandonos.

5-13-1989

*

La inesencia

Tampoco encontramos nunca lo inicial en el volverse
historiográfico hacia el pasado, sino en el pensar rememorante
que piensa a su vez en el ser que esencia (das Gewesende):
Martin Heidegger

Piénsalo.
Ahora que te preocupa el recuerdo
(sin que pienses en lo ya-sido esenciante,
lo importante, destinada verdad del ser),
te doy este consejo: si vives en el imperio
de la inesencia, entre entidades maquinales,
abandonado a la tribu de creencias,
presupuestos teologales, encubiertos de tradición
de codicia, crimen y sofismas, te malvives; el lenguaje
será la perpetuación de metafísicas,
el recuerdo, su fantasma abstracto,
signo de bestialidades; el gozo fascista
del poder engrama y legitima
sus dizque aportes a la historia,
realpolitik de acción hipócrita
y agresión incondicionada,
de Tu Humanidad.

5-19-1989

*

La presencia adversa


Llámalos desde hoy como yo les llamo:
matricidas, hijos de la venganza,
seres no fraternos, demonios del aire.

Nómbralos, sin piedad, pero no seas
como ellos, porque el malagradecido
se aparta de sus bendiciones.

*

La alegría incuestionada

El ente es. Su ser contiene la verdad de que es
y el privilegio de lo incuestionado:
Martin Heidegger

La narratividad que te doy en torno al Yo que cesa
que sea tu alegría; sólo doy el ente verdadero,
realmente efectivo, simple, puro
para que sea multiformidad
de tu voluntad; otros te dan demonios,
espectros en el aire, transmundanerías
para que siga el dolor de los pobres
en manos de los que batallan su dominio planetario.

No. Para hijos, en carne y hueso plantados,
doy la amplitud irrestricta como herencia,
el crecimiento ilimitado como gracia,
libre albedrío, magnus opus, de delicia
y la palabra de pase es: Elije, produce,
porque potencialmente infinito fue, ha sido
y será este misterio mío...

La LIBERTAD es PARA el mutuo gozo,
la producción, la responsabilidad y la vida.

2.

El recuerdo que se interna en la historia
puede ser el único camino transitable hacia lo inicial:
Martin Heidegger
El yo que cesa... ¡feliz se va!
Regresa al estanque donde estoy
(o lo espero, presta a quitar de sí
su olor a grajo, su angustia,
lepras mistificadas, contigencias).
Va contento el yo cabrón.

El dolor se los deja a los llorones
y el gozo se lo lleva consigo.
De incertidumbre y ambiguedad,
lo instintivo que se arrastra
por un hecho perdido, lo limpio.

La batalla de no resignarse
(si estuvo siendo la monda de quien lo burla
y lo escarnece) la ceso. La quito.
Alégrese la pajarilla de su alma:
ya no es un yo cesado, censante,
cesativo, sin trabajo, ad perpetuum.

El Yo que tendrá cuando regrese es un SER-PARA,
ser-para-el mundo,
ser-para la libertad,
ser-para el Gran Sí y para el Gran No,
¡oh, ser dialéctico!

Yo gregario, vinculado al NOSOTROS.
Un yo, con libre albedrío.
El Yo que es enemigo de las trampas
y el azar, ya no es Güica oralizada
en leyendas de necios,
en burla de bastardos.
Su madre existe.

*

Vanadis

¿Para qué buscar tan lánguidas bellezas
más allá de tu cuerpo querido y de tu corazón dulce?:

Charles Baudelaire

Lo que doy a los cinco sentidos
es demasiado generoso, cada vez es más rico.
Es un yo-casi-glorioso y si lo piden lo doy
y si lo toman por ser poco, lo retiro.

Te diré que soy llamada Vanadis
y mis templos tuve y tendré en los cielos
del Norte y en las cuevas de Vikingos
y de Vanes germánicos; se me invoca
como Freya, la más puta de los Ases.

Y me dijeron maga, curandera, pitonisa
porque soy más sabia que puta,
pero más ardiente y bella que las joyas
de las Valquirias y la Maya.

... Yo soy La Muerte, Carlos,
y dispenso la Luz en el yo cesativo
y con mis besos regenero a varones
de débiles potencias, doy libertad vital
y liderazgo; pongo en los inviernos
del abrazo la erótica y mi alegría se avanza
en otoño, en verano, en primavera.

En un manto mágico de plumas de águila
te guardo, te subo a las nubes más altas,
a predios del hiperespacio.

Te he llevado a mi palacio en Asgard,
donde recibo por Odín las almas de los muertos,
donde amo a los dioses del futuro.
a los enanos que trabajan con mis cinco sentidos.

2.

a la primera entre las Valquirias

Amo a todos los varones en Odín,
a todas las hembras las compadezco en Od,
sufro las tristezas de cada ser y mis lloros
son los ríos de la fertilidad, el canto erótico
de ser-en la voluntad inmensa del Desear...

Mis amantes son como tú. Están
llenos de deseos, otros exacerbados;
todos son táctiles, les dí peso y dimensión,
así los quiero; unos oyen y no saben que oyen,
pero son ruidosos, lamentadores, importunos.

Me gustan los amantes que oyen
(me gustas por eso). Cuando hablan
en realidad meditan, Carlos;
o simplemente me invocan
con nostalgia (¡como has hecho tú!)

Me gustan los enanos que fabrican
collares con lo que más me sobra
(el oro de mi llanto); ellos lo transforman
en arte gigantesco, en estética profunda.
Ellos me piden el cuerpo; a caricias
y besos cortan mi llanto. Lo secan.

3.

a Dvalin, Alfrik, Berling y Grer

Voy a las grutas de los orfebres
pequeños. Hoy el arte se produce
con fanfarria y escándalo;
no voy tan a menudo ya;
nada que me guste encuentro.

Nada. Los joyeros ya se suben
a las cimas de su propio ego.
Los obreros de la voz son
impuros soplapotes y su aliento
son gárgaras. Ya no son melodiosos.

Voy a la gruta, cuando la Tierra
es seca, cesativa y mi lluvia veraniega
hace falta como vagina de creación
y estímulo, cuando seco está
el mercado de los soñadores.

... los hábiles son los únicos humildes.
No se aupan en las alteridades
ni en las vanidades de su conocimiento.

Cada sentido es un punto que se hila
en lienzos de mi carne; nada de mí desean
(los hábiles, los generosos, los amigos)
que no sea el aliento de mis besos.

*

Los enanitos

A Silvio Rodríguez, cantautor cubano

Cuando yo ví la joya / gruta / templo
de los enanos fieles, amé por ellos
la Humanidad entera y ofrecí
mucha gloria, oro en la abundancia
de El Dorado, ciudades de Jauja como perlas,
pero nada quisieron, NADA de ese metal
a cambio de la joya que motivó mi gusto.

Me pidieron sexo, acuéstate conmigo,
enróscame en Tu Noche, juventud eterna,
vejez voluptuosa, hija de Niord. Hoy
que seas del enano, con los ojos ardientes.

Mañana del enano que administra el olfato,
luego serás del orfebre que creó un nuevo oído,
y, te espera, lector mudo y pequeño
mas quien conoce tus antiguas feromonas.

¡Ay, esos enanos cargados de deseo!
tienen vivos los sentidos, saben
como subir a mi púbis, comerse
la señora, la Dama de Frau Freya,
la rosa, el nido, el sendero mutuo
para la libertad del fundamento.

2.

Somos independientes de la esencia del mundo
y dueños de ella:
Ignacio Falgueras Salinas

Visito las cuevas de la Humanidad.
Entro lo mismo al palacio de Odín
que a la gruta de los enanos.

Amo del zorro que hay en tí, tu voluntad sincera
y tu inteligencia presencializante.

Me gusta tu relacionalidad
(por amar te vences a tí mismo).
No esperas premio... pero, yo
para tus cinco sentidos, me desnudo
y, atrévete, te voy a dar las libertades.
Libérate en mi cuerpo. Quiéreme.

... porque tu sociedad es bipolar y maldiciente;
ya no cree que tiene un Ego cesativo,
ya me piensan majúa, puta vieja de lloricas,
insignificante madre de la madre,
abuela peluda, desdentada, pordiosera.
Han inventado un almarracho que no tengo.
Tú, no hagas caso: ¡Amame!

*

Los falsos sentidos

Ellos no me conocen. Protejen
sus ojos que para nada digno lsirven,
ojos que vieron poco no son ojos,
son báculos de ciegos, sus mediocridades;
si no aprendieron a usarlos para bien,
ciegos son para mí, aunque vean externamente,
la externalidad de lo hermoso, lo desfigurado,
el horizonte de lo adorable, lo temible.

Oyen y oyen en demasía el gemido de sus atrocidades,
el cañón sonoro de sus exterminios; en vano se le dio
la oreja, o más en vano, se le dio la boca,
el rugido, la señal verbal que enriquece
el tacto y el afecto y las ganas y las oxitocinas.

Maldito sean en la muerte lo que me oyeron
y me dieron la espalda y, en el regreso finito del mundo,
se quedan con los entes desencializados,
con el trámite maquinal de las mentiras
y los distanciamientos.

«¡Es que no te conocen!» ... pero yo sí.
Los entiendo. Los apoyo hasta que cesa
su tiempo, con mi misercordia.

Pues tú, desde hoy, aprende que no bajo
a la Tierra por ellos, que no subo al árbol de la vida
por seres que no tienen ojos (ni distinguen
los frutos); no me interesa ni el sordo ni el ciego,
ni el mudo que enmudece, teniendo voz y calla,
porque el cobarde halaga, habla cuando le conviene,
verbaliza en el habla su contento,
su ventaja, su charlatanería.

*

Te conozco

Dí, desde hoy, que me has conocido
(¡a La Dama que tienes extasiada!)
con el Yo cesativo, con la joya de oro
de tu canción temprana, hecha de enana carne,
pero de intensos fuegos, pequeño Carlos,
la has conocido e identificado, no olvidas
a quien te come los párpados a besos,
no olvidas a la más puta puta
entre las masas dionisíacas de tu canto,
tú que crees en la Voluntad afirmativa
de lo hermoso (¡yo soy lo hermoso, Carlos),
tú que crees en los juegos heraclíteos
de lo finito y lo eterno (¡yo soy la plenitud
que ya esperabas!), la muerte que te quita
lo finito y de absorbe y te come los ojos
y se enfanga contigo en plexos de sol y abundancia,
de misterios, ocultos más allá del lenguaje
y las lógicas absolutas y viles certidumbres
de los poderosos, autócratas
de metafísicas de engaño rastrero.

*

Los asquerosos

Hay hombres / bestias / entes / seres que yo no quiero ver.
Son los que dejaron de pensarse como egos cesativos.
Me dan asco y no voy a sus camas a entregarles
su futuro sepulcro. A ellos no les cierro los ojos.

Yo no. Otros que sean los que susurren
una mentira para ellos: «Están muertos».

No me arropan las colchas de esos cadáveres vivientes.
Me gusta más tu cobija y tu cuerpo desnudo
que me adivina, me acaricia, me sube con manos
tiernas, esplendorosas, pequeñas, al estómago.

¡Tú me has amado, me invocas, me respetas:
tú me llamas hermana, madre, mujer, amante,
materia prima de tus ansias, pulpa femenina
de tus sueños! ¡Cómo me amas, enano,
desde la flor de tus cinco sentidos!
Me siento más bella cuando tú me quieres.

*

Llámame Deseo / Alegría

Los egos cesativos no son en su propia opinión
entes reales, puros, originariamente dignos.
Sin mí no pueden serlo; yo sí les digo
objetos míos, yo sí les bendigo y les proveo
lo que no cesa, lo que sólo halla su infinitud
en mi belleza y mi verdad, en mi magnificencia.

2.

Desde hoy me llamarás
Deseo / Alegría / ausencia de tristeza.
Que sean otros los que me digan
Puta Muerte / hechicera / choripanta traicionera.

No tú, Carlos, orfebre de palabras. Cántame
como canta el beso tierno a los labios.
Admira mi boca roja de vanadio.
Abre mis muslos, mira la charca en que nacíste;
sumérjete en mi parto; nazcamos juntos
en el amor de la voluntad de belleza.

Te prestaré la joya de Gersimi.
Te haré nacer en la luz de los mares.
Edén llamaré a tu isla, alcoiris su libertad.
Libre albedrío, tu consciencia.
Tu nuevo Yo, el que no cesa,
lo fundaré en el acto que se llama Armonía.

Bozeman, Montana - Abril 1987

*

Yo soy la muerte

Ya va a venir el día, pónte el alma
Ya va a venir el día, pónte el sueño
Ya va a venir el día, pónte el cuerpo
Ya va a venir el día, dobla el aliento,
triplica tu bondad rencorosa
y da codazos al miedo:
César Vallejo

No, no. No, enano mío, hijo de mis fuegos
interiores, pez de mi Obra en los cinco sentidos,
no me llames Deidad ni diosa
ni Autoridad ni super-Ente.

Tú sabes ya, te lo dije, cómo vengo
a la mujer y al hombre. Tú sabes
el dolor ontológico del Parto e investigas
la Gran Obra del misterio del Ser, tú, heiddegeriano
gorgojito de mi gozo, gusano de Jacob.
No me llames Diosa ni te escondas
en miedos ancestrales.

Tú sabes quién soy: ¡Yo soy la Muerte!

2.

Te puedes levantar
y, a flor de labios, musitar bendiciones,
evitar que la mañana coma pulgas o trague polvo.
Te puedes aromar de optimismo
con tal que puedas reinventar calendarios
y cepillar antipatías y opresiones ajenas
contra tu mismo hirsuto pelo cotidiano.
¡Pero la muerte te mira!

Con el hueso de los muslos.
cadereas la felicidad hecha promesa
como placer de la piel y las piernas;
en fin, hay días para soñar,
perfectos días que no tienen iguales.

Oyes que alaban al sol hasta las ratas pudridas,
lo que no evita, después de todo,
el oculto lado oscuro, donde la bestia muerde,
el sótano donde alguien vive
haciendo miel del cansancio
y meditación de la alegría.

Y cuando bajas o subes
a ese escondido tendedero de muecas y cicatrices,
te mugen hasta las sombras y las ranas del patio.
Te llevan cucarachas y sal a la boca.

Es cuando el día muele su vendaval de decepciones.
Frente a los ojos, te anuncia el Decaer
para que sepas lo sucio, raído, malcortado de tus ropas,
a pesar de ese hueso alegre que te danza
y el zapato social con que ilusionas.
ideológicamente, la satisfacción.
el progreso y la historia de tus credos.
que apuntan, dificultosamente,
hacia la esperanza.

Bozeman, Montana - Abril 1987

*

Sobrevivencia del amor

Alguien tiene que amar
y llevar esa bandera al territorio
de su sobrevivencia, al clamor
de sus huidizas formas de contacto
más allá de las definiciones.

Aún triste soy tan lúcido
que me vuelvo poeta, no porque escriba nada.
No. Lúcido porque sobrevivo, asomado
a la curiosidad como alimento,
igual que el niño que espera, o el viejo hambriento
que se confió a los juegos de probabilidades
desde una urgencia, o quieta invalidez.
Una limosna grata.

Sencillamente, el amor se sospecha,
sea lo que sea, nazca de besos
tan vitriólica y eróticamente entusiasmados
o nazca de miradas que enriquecen lo que eres,
por sólo aproximar algunas tolerancias
que se olvidaron en lo oscuro
y en el apariencialismo sin sustancia,
sin vigor ni ternura.
Amor es sobrevivir lúcidamente.

2.

Con el desafío de todo cuanto impulsa a muerte,
a cada instante se prueba el hombre.
Todo lo destruye con su obsesión de glorias...
pero la riqueza no termina de hartarlo
porque su lugar es debajo de la tierra,
infernalis locatio.

En la más oculta y recóndita porción
del alma humana, en ese inferus predio,
infernalis locatio, se cocina
la muerte diariamente.
Dentro de nosotros, la naturaleza
se alimenta de ansias, de apetitos oscuros
y todo es una larga noche, una larga noche.
No hay madrugadas por la falta de soles.

El hombre enciende la luz que puede,
su deseo de transparencia.
Y ésto no basta porque todo es
breve, sucio, antiheroico.

Cada mortal se levanta hambriento
como si comiera sales del sequedal,
gusanos que son externas huellas.
Incapaz de morder las duras rocas
por la blanda bestia, coces da al aguijón.

Se la pasa soñando con pasiones y riquezas,
con cambios y transformaciones,
con luchas, con anhelos,
pero así como sueña y construye, olvida
y da pasos atrás y cae y muere...

La impermanencia está en sus ojos
y hiede tras la máscara del humus
y se lo come la inercia como volcán de gorgojos
y avisperos de cuitas.

Y entonces... viene la primiginia manera
de matarse y, al hacerlo, más olvido,
y por lo que olvida, sufre el hombre
y el ímpetu de sangre
(que en él es su riqueza)
se agita y no se lo perdona
y no se reconcilia con la vida
que yace en las moléculas.

Y es por ello que el hartazgo de la muerte
es el drama más sincero con que despertamos.
Es trago de vino mañanero:
y la patria no es una razón de morir
(ninguna guerra tan heroica
que no sea más de lo mismo).
Nos medimos por el polvo y el olvido
y nos vivifica y lame la muerte
como a perros precarios y pulgosos.

La batalla nos sangra las manos y el odio
es la cadena, nuestra cola de crímenes históricos.
El oro y la fama no son razones para morir
sin esta jerarquía perdida entre los dioses.
Cocinar fantasías es sólo aproximación,
no memoria del fuego perpetuo,
pero si dejamos de soñar
también se deja de vivir.

Y ninguna venganza, orgullo, jerarquía
desoculta lo que es tan deseado,
lo que habríamos perdido, sin buscarlo.
La muerte sigue siendo nuestra sombra
y sobre ella, sin gusto, cohabitamos.

17-3-1990

*

3.

Nunca nos libraremos de los ciclos de muerte y renacimiento hasta que lleguemos a conocer esta Energía que está detrás de toda apariencia, todo ciclo y toda etapa de crecimiento. Cuando conocemos al Unico, la base de nuestro verdadero ser, empezamos a identificarnos con nuestra naturaleza eterna, en lugar de hacerlo con las etapas por las que estmos pasando en un determinado momento en cualquier vida en particular:
Betty Bethards

Esto me dijo la Muerte, esa linda, erótica porción
de ser que sube a la cama y ciega mis ojos
cuando más se habituaron a apariencias,
a estructuras, a fórmulas de ver, con aprehensión,
al percibir externo de las lógicas formales:
ésto me dijo: las muertes que te duelen
son homicidios sociales, vulgares matazones,
nociones de asesinato; me has estado confundiendo
con violencia, con agresiones que mi Ser no comete,
que tú no accederías, porque tu Ser es infinito.
Hay otro Yo que no cesa, el Unico divino.

Es Tu porción de espíritu y desata al Yo que canta,
al Yo que no es promesa ni accidente, conoce
todas las cosas; tu Yo es tan noble como el fuego,
protector como la tierra en la que soy tu tacto,
tu oído y voz, tu hembra, tu útero, la Semilla,
fluido amiótico y tu barca. Tu cuerpo.

Esto me dijo la Muerte que se ha comunicado
porque viene conmigo, suave como unos muslos,
tiernos como pezones que se pegan al pecho:
No me asesines, no me separes, no me lamentes
en el plexo de Tu vida, en el otero abierto...
Soy tierna piel, mitad de tu embeloso,
mitad de tu alegría en lo manifestado,
renazco y te renazco, amado mío.

No me dejes ir con ritmo pauso y calma chicha,
ni te asustes porque mi la velocidad es inmensa.
Es tu infinito, mi caos es verdadero amor
y brisa en tu almohada y vendeval que ni imaginas
cuando desata su viento, su lluvia, su tempestad
en la Montaña tras el Valle, en las palmeras
de tu isla, en las navas de tus cauces
externos o interiores. Imagina, imagina,
Nuestro Infinito, amado mío.

*

La ursulina

A Catherine de Alejandría, Patrona de los Filósofos,
cuyo intelecto brillante y su elocuencia ante filósofos paganos
le valió la pena de tortura y decapitación. Año 307.

Una vez y no se repetirá si no en la bruma,
en hologramas sobrantes, en cascarones rotos
que alguna vez tú, judío, gusano de Jacob,
llamaste tikkum, tú, ombligo de Nadis,
ida y pingala de las tantralerías, hoy
que te desprendes del cordón de plata,
vén a ver dónde y cuándo ha existido
el alma colectiva… la memoria, el dolor,
el yo que cesa, tu alma
y nuestras almas, complicadas…

Sí, este recuerdo lo olvidaste.
Y duele y regresa y se repone y clama.
Oigo el alma tuya muchas veces y esa sed de espíritu
que tienes (te conturba) y ese dolor en común que no cesa…

¡Ay, desnúdate del traje terrestre! Ven sin harapos
porque en Egipto sobran, evade esa pobreza tan mezquina.
Házte fuerte en el alma, tu yo triste, para que escuches
ésto que vivíste y lo olvidas, despréndete
del vínculo orgánico en la cama
y no vuelvas al sueño muy temprano…

Permite que te coma los ojos, hoy por lo menos.
Ciérralos al tacto de mis besos
antes que venga tu novia oscura…
Amános a todas. Te haré ver las ursulinas
y llegaremos en la noche
y te comeremos el corazón que se pudre
y la carne que se aja. Se envejece.

Y te chuparemos con lengua viva,
virus lunare, y te sacaremos del vapor
del multum in parvo,
de lo mucho que estorba en las palabras.

Hoy vas a sentir la piel caliente. Somos las salamandras
y el fuego purifica el buen metal, tu espíritu es
lo mejor que heredaste, tienes lustre de diamante
y de primeras aguas. No necesitas sutilezas bizantinas
ni este color y lujo del Oriente. Basta que te diga:
El espíritu observa y sabe más que el alma.

Esta enseñanza doy a tí, el odiador más pequeño
de ídolos, el más asqueado de la diversión pagana
que no recuerda el sufrimiento, ni al pasado enmienda.
Ellos que se entrengan con el gozo hedonista de los poderosos.
Vuelvan a la noria, como la burra al trigo. Todos. Menos tú.

¿Qué tal si te hablo sobre la niña de Alejandría
quemada, por ser noble y creyente del amor del Espíritu,
Apolonia de Egipto, qué tal Cintia si te dijera
cómo ataron su pie al caballo más arisco y bruto
y la revolcaron por las calles, siendo niña?

¿Te habló Doña Dolores, devota de Santa Eulalia,
cuando siendo la santa de la edad de catorce años,
la torturó la Barcelona dioclesiana? ¿Tenían algún sentido
sus estampas católicas, sus almanaques de santos
y vírgenes y ángeles armados y templarios?

¿Crees en las 11,000 vírgenes de Ursulina o la historia
de la huérfana Merici, o hay que devolverte a la Colonia
de Alemania, donde la Santa Ursula mostró el alma
y lloró las vírgenes de su compañía, ultrajadas
por el poder y el vicio del Establecimiento Masculino?

Sí, querías verme la cara, ¿no?. Querrías saber
si existen de verdad las vírgenes voluntarias,
las místicas, las brujas del Medioevo, las iluminadas,
las doctas de la Iglesia, las milagreras, las angelicadas,
las santas de almanaque y de poder y de gracia divina...
pues, existen.... y son almas, almas poderosas
y antiguas y quienes en ellas creen tiemblan o cantan.

Lo mismo existió el alma de la historia,
que ya es mero y fantasmal residio
de iconografía del Estado teocrático,
demasiado adorno para las discusiones baldías,
mucha crema para tortas placeras y baratas
y la frívola y sutil reverberancia de Bizancio.

Existió el alma que hizo mis ojos dos capangos
y mis vestiduras un capuz, permanente luto,
alma románico-medieval, mal alma, hijo mío,
pues quitó de mi semblante lo expresivo,
y dio sólo un realismo enfermo y esquilmado,
el adorno que pudo dentro de los dogmas y concilios.

Vuela hacia aquel candelero bizarrón, házte
a mayor luz y mírame, en la esquina del carrancón,
pues allí subí a la muerte; no obstante, entre primeras
que lo dije, estoy: «¿Qué muerte?»

¿Qué muerte? si la muerte no existe...
Allí estuve ante cincuenta filósofos paganos
antes que El Innominable me llevara al Sinaí;
mira al lado del carrancón mi rueda de tortura.

Giré, como ruleta, amarrada a los rayos,
me maldijeron enemigos, rompieron mis vestidos;
finalmente, en prisión, intentaron mi ultraje;
pero soy fuerte, como la fe de lo Absoluto
y puse mi cabeza en el asador, y sí, tras un milagro,
yo fui decapitada. A los 18 años de vivir,
tan fervorosa, subí a los cielos, ví lo infinito:
¿qué mujer vive así allá en tu mundo,
en hic-et-nunc, donde tú moras, tu aquí y ahora,
quién desde adolescente se enorgullece de su dios
y vence la Rueda del Samsara? ¿Quién?

*

Los nihilistas

El nihilismo está aquí. Nunca toqué a sus puertas;
ellos sí. Con miserables disimulos y pidieron
que llorase por aquellos extravíados
de alas rotas y evangelio vacío, desmemoriados
que cayeron a tierra (sin el mínimo del ser soteriológico).

Caídos o arrojados, quedaron maltrechos
y burlados sus caballos y el auriga
por la senda del kairós, tiempo oportuno,
y poco a poco se mecieron en olvido,
en pasado destituidor-destituyente
y descreyeron todo, hasta el buen caballo
hasta ser los muy publicitados por su deterioro
y su propio hedonismo, su circo egoico,
su voluntario escarnio. Con gozo discontínuo,
se recompensa el fracasado y el cínico.

A ninguno prometí paraísos. Sólo tiempo,
el mejor de los tiempos, Kairós. Más allá
de los huesos pelados y la cal de las tumbas,
sólo invité a vivir, vivan, vivan y regresen
con una meta objetiva, les dije.
Vuelvan al mundo, con cauteloso olvido
de lo-sido, pero sin saldo inmundo.

2.

El nihilismo está aquí, exactamente
entre Marx y Rockefeller, en lema declarado
Novus Ordo Seclorum, en continuum
donde el fundamentalismo prohija sus ladrones
bajo abrigos de coseidad y las sabandijas salen
de los escondites a sumarse al simposium,
maldicen a Darwin, a Marx, a Freud,
mas no son órfico-platónicos, no creen
en nadie, siendo los Nadie mismos y su Don,
no creen en nada, sólo en los alacranes.

No conocen el reino del Ser, no agradecen
la Madre que los nutre, se amarran los ovarios
en el alma, se depilan los chochos
en reinos de calvice, pero ¡qué
discursos universalizantes! son los suyos:
sostén y encumbramiento del dominio de los otros
y el lobo cada vez más lobo para el hombre.

Los nihilistas dijeron que en medio del combate
del capital y la cultura serán cuasi felices,
bajo la espesura de reinos de escatalogía
y aventolados por el luto crecerá su germen,
el creador de lo infecto, por caos de las nociones
de universalidad y etnia tendrán sus seguidores,
polarizarán los disensos. Ocultarán las reconsideraciones.
Matarán la historia antes de ser ellos mismos los cadáveres.

Escupirán las sendas perdidas, las alternativas,
las raíces, las normativas despreciadas
del historiarse-humano.
No creerá en Nada ni en Nadie.

3.

Samuel Huntington pidió que se instinguen
los choques de civilizaciones. La nueva ultraderecha,
docta, fideísta, criminal, mataría con lluvia ácida,
a falta del láser de Luke Skywalkwer. Crearán
las celdas clandestinas, los Guantánamos,
los campos de tortura, los espionajes domésticos.
George W. Bush, Jr. y sus fariseos rezan a fin de mentir
y arrojar bombas, chantajear, amenazar y acallantar naciones.
A todo lo llamarán World Security, seguridad interna.

Con el placer demacrado, el dolor viene,
mamparándose en todos los disgustos. Torcida
la noción de Unidad imposible, en obsesión
ante la vil impermanencia y el Shunyata, la subjetividad
ya es mercancía, o debe serlo y como tal se determina
y niega ante las culturalidades funcionales
y la coronilla sagrada y la Flor de Loto de mil pétalos.

Ahora claman que el mundo, aquí, el único
que es nuestro con sus balsas menores de hiyanas,
es una talega de inmundos alacranes
y una vida nocturna de empresarios
en sociedades permisivas del chantaje.

4.

Inventaron los antros en complicidad
con lombardos y usureros, esa mousiké
de arañas negras con ponzoñas
que matan al hombre-niño, al niño-viejo
y al proyecto: el Nuevo Hombre.
Alacranes de color céreo, amarillento,
a las hijas de Havvah se acercaron y pidieron
acceso a la Balsa Menor, a nuevos cuerpos,
a sendas que son de musas viajeras de la Dukka
y que úteros llevan adentro, ¡ay! las hijas de Havvah,
robadas como las Sabinas por alacranes
que saben sabotearlas y que las devalúan
una vez que les niegan su alimento.

Cómo maldicen al sol, ahuecan las pinzas
(porque no tienen alas) y se van a lo oscuro.
Desde ahí, por guerra viven, las vigilan
y una vez que juegan a las barajas, se lanzan
a las penumbras, se sumergen bajo las faldas,
rompen el hueso de la luz, el hueso sacro
con que los pastores del Ser hacen sus flautas
y ofrecen un canto conmovido y femenino.

8-5-1998

*

Los alacranes

Los alacranes (ellos y ninguno otro)
neutralizan a los enérgicos, a los resentidos;
legalizan las irreverencias, tocan la flauta,
a cambio de que nada se tenga
como Mallum prohibitum, manzana de discordia,
tabú, fruto prohibido, ¡ay! las hijas de Havvah
son para la noche del stop-club, son para mascarlas
el centro vientre, romper sus hímenes y despojar
las pensiones de los Woopies
con estos simulacros de misericordia y amor
(lujuria y sexo), venderlas, esclavizarlas;
¡ay! en el antro-mundo.

El alacrán (ellos y ninguno otro)
clavan el aguijón, pican con el lema:
«Todo está entre nosotros maldito».

2.

Como los instruyeron con el viejo lema
(que los hígados son el cimiento del amor
que es divino), muchoS trabajan. Otros no.
¡Los parásitos! Son los agitadores y demagogos
al acecho. Venderán la resurrección de las arpías.

«Trabajad», les piden, «hasta que sangren sus manos,
aún en la noche, no descansen. Trabajad».
La espina atravesada que es su única luz
(la indestructible dignidad del hueso sacro)
la administra el oligarca, dueño del Carro de Febo
y el Orden Apolíneo. «Trabajad para las herrerías
de Marte, trabajad que en la calle de mercaderes italianos,
seréis compensados. Trabajad».

«Que se rompan los lomos, sed todo hígados,
hablen con dejativa voz, sed sedentarios
como alondra que nidifica, con abundancia
de frutos en la primavera».

Los sagaces cibelianos son de Lombard Street,
londinenses al servicio florentino, e instruyen
sobre el fuego de Tofet y al niño de hinojos ante Molcoh.
«Quien no trabaja se vuelve niño turulato,
raquítico, sin pasión, será castrado...
No sean cobardes, hijos de Merop.
No duerman, trabajen. Trabajad».

4-7-1990

*

Los chupasangres

La propaganda del Orden Apolíneo existe.
Desde el comienzo de la historia, los llamó
al sacrificio. Al trabajo, a la obediencia, al deber,
al pago una vez al año.

La espinita se saca sin dolor cuando el partido
les convocan al paseo. Cada año
se premiará el buen esfuerzo
(explotación renal: la cura de la espina).

En el Carro de Febo, uno solo manejará,
el más sabio, laborioso y apto; pasajeros,
pocos van a poder viajar al paraíso,
«pero trabajad, trabajad sin descanso».

2.

Contrario al alacrán que por la noche maldice
y que en la penumbra mata y se procrea
con los gozos de la Sociedad Permisiva
contrario a él que estimula
la alada avispa social y daña lo mismo
que la falta del pan diario.

Ella, en la iracundia bohemia, cumple su parte.
Es una ménade en el antro de nudistas
y pornógrafos; bajo luces, ejecuta su desgarbo
de alegría. Su panal de hiel lo anida
o coloca a los cuatro vientos la alada avispa.

¡Es tan chismosa! Y orugas de abrazo
no permite ni arañas de posibilidad deja vivas.
A vuelos de mariposas las obstruye.

Blasfema a la luz del día.
Y no tiene mejilla en su diestra
con qué santificarse ni una garganta
o puerta para acceder al divino Ser,
vivo y concreto, que a la derecha
su nombre besa en la mejilla.

No fecundan los huevos; pero...
del macho, zanganote, se alimentan
en un apartadijo afótico, de miedos y rencores.

4-7-1990

* * *

Introducción a la Laguna

Hoy leí / me sumergí en el libro de las horas:
el hombre apresurado, la mujer infinita.
A los hijos de la Estigia, cuatro son
en la Tierra, los observé en las aguas.
Los extraje del naufragio
y los salvaguardé con angustia.

Los vestí con la sociología.
Quité harapos, sedimento malo.
Los alimenté con piel nueva, futuro.
Para el hambriento dí pan de optimismo.
Los alivié en los kimtu, en aldeas gentilicias,
en villas de refugio, aún consoladoras.

Naditu les habló misericordia:
«Hay luz moral», les dijo,
«el bien y el mal que luchan,
ldualidad de la luz y lo oscuro»,
en un punto singular. Será Cocito
en qué sé yo lugar del mundo,

su laguna de dialéctica fecunda.

Hay también cien años de lágrimas
y ríos y charcas y olvidos y naufragios
por donde se desplaza la flecha
del tiempo, el uno puntual que marcha
y organiza la recta, aunque concibe
a veces su mundo caprichoso,
retrógrado, in desperadum.

Fúnebre día es hoy
cuando sicológicamente
se les recuerda el hallarse
en lo olvidado, lo desfigurador,
el rumor y el colapso,
el Señor CadaQuien y el Don Nadie,
acaecerse sicológico
en lo ya conocido, Tánatos y Eros,
que si bien se han opuesto,
rescatados de Cocito, en tierra firme,
si algo lamentarán,
es lo que siempre después del Gran Amor
y del Milagro providente: haberse odiado.

2.

Hoy lo femenino muere con su divinidad extraña
y los varones mandan, esquilman el comando.
El matriarcado se convirtió en la Luna,
la locura, el caos, lo introspectivo.
El tiempo nació hoy.
Nació el tiempo
con número nupcial de desamparo.

El hueso frío es el agua de la Oceánide.
Niké llena de horas y sepulcros
es la victoria, conato de la muerte.
Cratos nació para matarla,
tarde o temprano será,
él no se esconde en piedades,
él es, por cotidiano, vil proceso,
un trámite, una letre de caché,
sello del rey, voz de instituciones.

3.

Los hijos de Estigia aparecieron.
Han llegado hasta aquí
comidos de niebla, hartos
de mar y quejidos, sedientos
de un sol que sea niño desnudo,
lozano, nutrido por la leche olvidada,
sonrisas de la boca de la Madre,
calor de sol gentil, humano.
Y la pefecta conformidad
de la obediencia iluminada,
la inocencia, que lo nutra
ad aeternum.

4.

Hoy es el día de la alternancia
para cuatro estaciones
del viaje de las almas.

Un día será la primavera
Y, por momento, vendrá
el verano seco, la sed,
ausencia de las aguas.

Un día será como el otoño
Y, más que con los ojos,
con qué sé yo del Ser,
se verá la tristeza.

Un día será el invierno
y sabemos que hay días
que claman por la calma,
porque hay días de lo-no-cualitativo.

Un día hay que parece un remolino,
Tifón, marejada, volcanes.
Días hay de piedras que achocan
tu cabeza, te engendran la molicie
cuando estás en el suelo.

5.

Cinco silencios que la bestia no goza,
sin embargo, los tiene el náufrago viviente,
y la Lamia monstruosa,
sensible empero, con su Materia Bruta,
cinco modos de decir, vida prestada,
existencia mía, vida breve,
respit de la Mort,
lamia
de existencial obsesión y desconsuelo,
a cuyos hijos verá del todo heridos,
desangrados, en burla,
aún insepultos por el Meqaber.

Por lo que, entonces, les entrega
el llanto noche y día, tiembla
sin cesar un momento, y se gasta
su mirada, y se pone cetrina
y duele el amor, el sexo, el Bíos.

Una vez sea cumplida
a fuerza pertinente de lo ónticamente
necesario, la unidad fundamental
de estos cinco sentidos, a la viuda
del Ser, a la huérfana, a la madre
que perdió los hijos, miradas
de reposo daré, ojos para la madrugada:
un día será del Gran Sepulturero
y la némesis, la venganza y el dolor,
pero otro día, se te hallará en la alquimia.

Lamia, la verás, María parturienta,
de Belén, Naditu, vestal acadia,
verán la promesa cumplida
y, como templarios que custodian
el Secreto, inventarán las palabras
y las alegorías, dirán contra la Muerte
y por la muerte:
Soy el Acaecer,
los puntos en el centro de las cosas,
un dolor en punto para el parto,
un parto a punto de nacer,
el punto encima de las íes,
un punto en punto caramelo…
más insondable que la muerte
es la esencia
y todas sus totalidades,
el desafío, el bíos,
la apofánsis,
el ala,
el fundamento
del fundamento.

6.

Un día seré el equilibrio
de los astros errantes
y la gravedad
y Newton
y una estrella de seis puntas
y un carajo.

Otro día seré las preguntas
de los hombres interiores
y el hombre completo
que se asomara al humanismo
y, por hacerlo, pagó el precio
que dan los traidores
y los homicidas.

7.

Siendo que llegó la tarea
de mi Séptimo Día, mi única misión
será avisarte que yo canto y alabo y digo
las Nenias del Juicio Final:
se acabó la Muerte,
la espantosa miseria,
se acabó la colonia de huesos
tirados a los buitres, se acabó
la dependencia del Mantengo
por hambre de ser y de espíritu.
El estado asociado, en batalla
de desgracia fue vencido.
El miedo que nos puso
de rodillas a mamar
de la Maceta del Tirano
fue castrado;
al hombre entre dos tríadas
se lo ha nombrado
Príncipe del Sábado.

7-9-2002

*

La laguna

En ningún cromosoma que tenga
su oscuro espejo en el mandala,
la vocación de voz para herir al olvido,
se alimenta una palabra señera, sólo en Mí,
La Energía, la Hoz de la Muerte,
la Guadaña de la Eterna Viajera.

Ella emite su Aliento cuando parece
que lo quita; ella rehace, con su amor,
la identidad sobreviviente.

Entonces, el silencio del cadáver
se queda en su vacío, en la vibración inferior
del hoyo en luto y el féretro llorante.
Mas ninguno que observa entre los deudos
se transfiere al proceso, en este silencio
del que muere, no hay espuma onírica
ni polvo pisoteable, no aire mustio,
sólo la Luz del Túnel de aquel que ya
no puede escapar a Sí mismo,
a su Espíritu, a su ser verdadero,
aproximante, ya abierto.

2.

Laguna Estigia, río luctuoso,
realidad contínua del ego cesativo,
tránsfuga y sangrante, lágrima y risa
de Caronte, perla de oro de las Erinas
y las más putas putas del Ovario Bendito,
la nave tiene prisa. La barca
está abatida por las olas.

El agua empuja para no sentir
todo lo que se pudre en un pantano:
al planeta envilecido del primate.
Algo se tiene que morir, las almas desgarradas,
el yo cesativo que se pervive idiotamente
en la historia perpetrada de los mitos
sin hallar su justa interrelación, su calidad
de vida en el espaciotiempo vibratorio.

El alma envilecida, su cerebro que fue
alma irascible, piloto, el buen caballo,
ya no halla superficie de contacto,
porvenir inductivo, simetría de salvaciones,
las rutas del interior del Cielo.

*

Las alas rotas

Allí se encuentra el alma con su dura y fatigosa prueba... marchan hacia las regiones escarpadas que conducen a la cima de la bóveda del cielo... Cualquier alma que, en el séquito de lo divino, haya vislumbrado algo de lo verdaderio, estará indemne hasta el próximo giro y, siempre que haga lo mismo, estará libre de daño:
Fedro, 246, 248

Por la belleza, la verdad y la bondad,
ha de sufrir el hombre, se cansará algún día
porque sufrir tiene un límite y Zeus pesa
los keres del sufriente, le pesa el alma
para retirar el Letum de las sombras
y llenar de luz, lo que condena,
el Moros, la discordia, la vejez,
la Némesis; por un poco de Gloria Eterna,
se encarna un ser que muere.
Querrá un destino aquí, crecer
sus alas con el bíos irascible.

*

Las cucarachas

Nadie sale impune de nada, jamás:
Betty Bethards

*

El ser perdido

¿Por qué, si hay infinitas estrellas,
el cielo es negro?:
Paradoja de Olbers

¡Hay un más allá de la idea y de las paradojas!
Y qué sé yo de Platón y de ocho cuartos
para decir a quien muere qué le espera
y que es el más allá y cómo difiere
de lo que tuvo pensado. No yo.

Los muertos se van como les da la gana
y pocos se arrepienten de lo sido,
explicó Juanito Pana, y tan pronto se van
de esta espesura, no se entera él, uno tampoco,
qué será de ellos, si van a ser impíos o encontrarse
en el temido submundo o el Paraíso predicado.

¿Irán a ver su desnudez, su verdades ocultas,
sus escuetos servicios? ¿Irrumpirán en lágrimas?
¡Qué sé yo si lo eterno es una imagen móvil,
si hay que vagar como en la Tierra vagamos!
¿Qué?… si bastaría estar quietos, metidos en la caja,
porque el mundo es lo estático, sólo se mueve
el tiempo. Lo objetivo, lo terráqueo, es más apariencia
que solidez y realismo… Lo que los muertos
comunican es que a veces, cuando
se van, vagan desnudos, y ¿quién les quitó
sus ropas? El tiempo que todo pudre
y, ¿quién se ríe? La vergüenza es tan grande
y unos se tapan los ojos; lo acobarda el asco;
otros se tapan, el sexo, aún no saben
que de nada les sirve y que, en un mundo intemporal
como es la muerte, ya se ha perdido todo:
el prestigio, el sexo, la riqueza y el decoro mundano.

Los que se acepatan como son y así aceptan a otros,
a los médium les dicen: Nunca supimos que estuvimos desnudos.
Nunca supimos que vagamos y fuimos casi eternos e infinitos.

3-9-1993

* * *

Segunda parte

¿A dónde vamos?

A veces las palabras se ocultan entre líneas…
(…) No sabes si estás despierto o dormido,
si eres tú quien escribe / o alguien te dicta:

en: A Carlos López Dzur

Déjame ir más allá y verlos.
Oír si han soltado los mirlos.
O si el miedo que alegan
que tú inspiras tapiará los sepulcros
de sus cuerpos, guardará la viña.

Navégame un poco más allá
de la bruma tan espesa, allá
donde hay mesones, llévame.
Asómame a escondrijos
de radiaciones cósmicas, formas
aún por inquirir, mas no fantasmas.

¿Cómo estarán ahora esos hermanos?
¿Cómo Chato, mis padres, mis abuelos?
Amigos muertos, héroes que amo…
¿Serán como precarias masas
de la atmósfera, metagnomías 270 veces
más pesadas que los ojos del átomo?

No importa qué electrones.
Llévame a verlos.
Revélame sus almas, reencuéntrame
con sus miradas y sus cuerpos.

Muéstrame a los viajeros del desierto,
a los que llamaste cruzadores,
aunque fueron ladrones en el Kimtu,
o mercenarios rumbo a los caminos
de tus Lugares Santos en los Montes.

2.

Abre, entonces, tus ojos, Carlos,
tus ojos interiores, ojos en el Zohar,
iris de troubadour, boca
de «dolce stil nuovo», tus ojos
tranquilos, pero de chispa picante
(la guerra verdadera la tienes
en el alma, curioso olfateador
de mis memorias), Zorro viejo.

Te diré a dónde van y quiénes son
los que a la otra orilla va llevando Caronte.
Puede que los escuches, puede que sólo lloren.
Algunos han sabido que se han muerto;
otros no. Todavía creen que sueñan solamente
o que bebieron mucho, o que les juegan
sus bromas de mal gusto los extraños.

3.

Esta laguna es cualquier punto
del alma; como Estigia la designó
el mortal en su «para sí», forma
en que como tales viven.
Es pues el recuerdo tomado del azar
y del rincón de los mares,
aguas en que nacíste.

Será, después del viaje placentario,
que una No-Eternidad ha maldescrito
esa mirada desde el puerto de los días.
O tal vez EstigIa se argumenta como punto
de nostalgia, vínculo renovador del río uterino,
el más heroico, cuando inocencia
aún tenía el varón / la mujer,
matriz «en sí» del ser,
porque el «en sí» es eterno,
eterno y femenino.

Una vez asomados a la charca
de la existencia bruta, amarga,
la Muerte existe.

Díme si conoces con amor
afluentes de tu barrio y de su orografía.
Díme antes si hay quebradas
en la tierra aún no saladas
por la violencia del hombre.

De otros mundos y vidas
a los que díste pisadas y olvido,
he de pedirte cuentas, Carlos.

¡Te están haciendo Tu Carpeta,
obreros de las delaciones
y ángeles son que visten
como mirlos e imitan la voz
de los lenguajes,
desde su pico amarillento!

La Estigia puede ser El Nilo,
el Sena, el Ter de Catalunya.
Culebrinas, Guajataca,
o un pozo en Mirabales.
O un Salto del Guacio.
Infinitas son las hijas de Cefiso,
dios de las aguas oscuras
de las que beben los muertos.

4.

Voy a navegarte, por terco
que te pones, por rumbos que olvidaste.
Vayamos por ejemplo
al Guacio que se creció en agosto
y se tragó a los realistas
en días de la invasión americana.

A otros, en desbandada, ávidos
de verse cautivos por los yankees,
bautizo entre los cobardes
dio el río Guacio y la muerte.

Mira a quien tengo allí,
sentado, con la fingida ofrenda
de una pierna enyesada:
Julio Soto Villanueva.

A su lado, observa tú con detenimiento,
ya descorrí las cortinas de brumas,
tengo a Francisco Arocena.

5.

a Jean Paul Sartre

Hay una muerte que se vence lentamente;
una muerte que no tiene mentiras.
Ella pone más presencia del ser en el mundo
y a los hombres cobija.

Los observa desnudos ante su mirada.
Los viste. Los nutre. Propicia las Dharmas.
Los vomita desde Aquel que los devora.
Con la ofrenda es posible.

Litando la alabanza, sacrificándose
en la Tierra de los Vivos, sin esperar
baúles y tesoros de bienaventuranzas,
las gracias de cada quien y privilegios.

Lo único que nos revela inagotables,
dignos del infinito, indevorables por Cronos,
es este sacrificio, la muerte linda del dar
con darse desinteresado y profundo,
dar aunque sepamos la existencia
signada por absurdos: haber nacido
y tener que morir en medio de este abismo:
«la nihilización siempre posible de mis posibles».

6.

No se trata de las renunciaciones.
No del cadáver del Deseo.
No de una moneda colocada
en la costilla o la boca del difunto.

¡Esto se paga en vida,
venga o no venga la Muerte!
Esta es la virtud anticipada
y la gracia trascendente,
la bendición a tiempo:
¡Eros, eros, eros!

7.

No me los llevo al infinito, Carlos.
No estés triste por ellos.
Volverán a lo mismo, en breve:
Mingo La Perra a trepar el palo,
Sabino, a la albañilería,
Cornelia a santiguarnos.
A rezar, La Puerca y Pascasio.

Un palo encebao es la vida
de ellos, sus habitáculos en el yo,
en la autohisterizaciones,
en las norias del buey
y lo alienado.

Estas gentes no tienen plenitudes.
No son del Uno, ni sospechan
a Spinoza, ni los otros lados
de la onticidad y sus universos.
Están verdes y crudos,
sin comprensión primaria
de los cinco sólidos perfectos,
apenas balbuceantes
en sus metafísicas.

Van a sanarse después
de mucho herirse y regresar
a herir, después de mucho sanarse.

8.

¿Cómo podré desnudar mi alma
de esos archivos ancestrales?
Sé que he vivido miles de siglos
acumulando mi historia (…)
cambiando cascarones, ropaje:

Héctor Soto Vera,
poeta y espírita pepiniano

Cuando vuelvas de este viaje
desde el centro vector de tu futuro,
cuando regreses, punto en Uno,
del lado que elegíste, dí
a todos los que puedas,
a tu familia, vecinos, conocidos
de toda laya y todos los colores,
díles que víste la Dama, Soror Mistique,
y que Ella es la Madre que los ama,
la siempre fiel y femenina,
la siempre llena de gracia.

Que al varón, cualquiera sea,
ella quita la angustia todavía.
Sea rica o sea pobre,
Ella se posa en el otero, tiene altares
en lo recóndito del ser,
en campo abierto y late
y te mira con ternura,
te limpia los latidos con el habla
suave, dulce, misericordiosa.

Tú recuérdales La Flecha
en Sagitario, su lugar del firmamento
que apunta al Norte; en la ruta
del Camino de Santiago
y díle: «La ví y la amaré ad aeternum».

En la noche de San Juan, da el mensaje.
Ella es quien recibe a los que llegan
a la Boca del Cero, que es la Nada,
antes de pisar las moradas
de sólidos perfectos.

Díles que la víste en un templo de la bruma
y que cada esquina del mundo tiene
a una de ellas, Cefiso lícuo, río
de los muertos, es sólo un nombre
del agua lavadora, ella hecha agua,
ella, jabón de higiene purificadora:
misión interior, edificante: la catharsis.

Vuelve a la tierra con este recado:
«Ví La Dama, la hermana / madre /
bendiciente del hombre, la Gran Consoladora,
el verdadero bíos, el vínculo de amor
en el centro vector del Extremo Futuro».

9.

Dílo porque gigantes del escarnio
dijeron en Corinto que Ella es venganza,
eco que retumba con su risa macabra
los cuatro costados del mundo.

Que es lujuria violenta, sexo criminal,
putanga que paga su holocausto
con vidas de inocentes.
Ellas / Keres en derredor de las piras hedientes,
danzan con sus amantes y son hermanas
del maldito Destino, condenadoras,
érides de discordia y burlas del Erebo.

Nada de éso, Carlos, hasta los blasfemos
se dan derecho a la mitología.

10.

a María H. Escoda

Te presento, visitante, a la ker verdadera,
la Cesta hermosa de tu alma,
donde la Dama puso su presencia,
su realidad, su teorema.

Ella es la palabra de pase.
Tu boleto de entrada. Invócala.
Con Ella descorrí la cortina de la Niebla.
Al decir su nombre se autoriza que irrumpas
en el paisaje de otras vidas y te leas
en la barca y despiertes
para el viaje consciente de la Muerte.

Dí conmigo, al confesar su nombre,
María, llena eres de gracia:
Y gracias por la Cesta que enriquecíó
mi existencia con virtudes.

Mírala, Carlos, y tiembla y llora
(estás a punto de hacerlo)
porque hermosura más grande no existe,
nunca la verás como hoy, radiante,
resplandeciente, espléndida.
Es la dama que brilla y observa
el Lago, la Laguna, el río de los adioses,
los estanques de olvido, el dolor
y la memoria.

La más joven es Ella,
La Dama del Occidente judaico-cristiano
que te corresponde, la has visto y olvidado
como todos los hombres, externos y apáticos,
mas ella no. Te dio la cesta
y el don de bendecirla, invocarla,
llevarla a tu espacios en el mundo,
para que aprendas a sacar del fondo
de la psiquis, lo que eres y ella es,
lo que anhelas y ella anheló y obtuvo:
el poder creativo,
el encanto,
la belleza,
la naturaleza pródiga,
la justicia militante,
el júbilo y la intuición del intelecto.

11.

Llora, Carlos, porque la muerte
es mi nostalgia y el destino-en-común
y el ser-con-otro, y no hallarnos
a veces, tantas veces, de contínuo,
cuerpos-vindicados-puros,
cuerpos de Cárites en el Dasein humano.

… pero yo estoy contigo, te dí el peso
de ker, el alma, y una cesta
con algunos de mis frutos, tu alimento
cuando creas que te falto.

Yo sé que me has amado
(tú, como pocos) y me has necesitado
y, aunque no lo sepas, he estado contigo.

He permitido que me veas
como una madre, como una amiga:
así me encarno, sin que me digas
Soror Mistique, Cárite, misterio, musa,
Angelita, Gracia, Eterno Femenino.

Tú me necesitas, lo sé.
Te agrada mi alimento.
¡Pues te bendigo!

Has comido mi nombre
y de mi dones y en las mujeres
te he querido y deseado,
me ha gustado lo que cantas
de mis sexualidades.

… me ha gustado
lo que preanuncias y defiendes
de mis festividades…

12.

Cuando vuelvas a tu allá,
donde quieras lo decidas y ante gentes
que yo pondré a tu lado, dí con tus palabras
y otras que echaré en la cesta más hermosa,
en almendras de tu emoción divina,
en alta amígdala de tus nervios humanos,
en memorias que doy desde las aguas,
que la Madre existe, coauxilia,
que la madre quiere un templo
y un templario, jinete que monte
consigo compañera,
navegante que pilotée
una barca
y reme en los riachuelos
del encanto.

13.

Seguramente, tú querrás
el regreso a ese pueblo
donde yo tuve un Templo
y te conocí con otro nombre
y otra piel y otros huesos.

... un templo para mí es la Vida
y la alegría más pura
porque no existe legislación represiva
ni venganza; un templo es fe,
deseo, pasión, esencia,
la voluntad natural de pobladores.
Yo tuve una comunidad
que sí... me amaba
y tú estabas allí,
adivinabas mi alegría.

14.

En ésto creo, Carlos,
y lo escribiré como una carta
para un enamorado. Pónlo
en la cesta invisible que te doy
con aroma y mandato de mi alma.
Esto dijo Atabey en su descanso eterno;
ésto lo dijo Irene, matrona que recibió
al herido y desnudo Sebastián,
asaetado en poste del Estadio Palatino:
No morirá del todo la fe,
la santidad del hombre
y su conexo histórico.

15.

La muerte es santa, Carlos,
pero hay una muerte que hipnotiza,
mentirosa propuesta de los destructores
y no es mía y no me representa.

Ebriedad es. Sopor de un limbo innecesario.
Acaricia con uñas largas aún a los vivos.
Con dientes blancos y ojos severos,
miente, sonriendo, bebe la sangre oscura.

Cuando veas a los que te aman
o pudieran llorarte, dí que la muerte
a la que irás un día no es tipo de condena.
Es muerte verdadera, cesación,
meramente. Ella no me suplanta:
te recibe La Dama, la Cárite más bella,
el esplendor, el ángel.

Tú no mueres en verdad, Carlitos.
Vienes a verme por un rato
y me pides que te restaure el ser
y ponga júbilo y dones en tu alma:
el eco de mi voz en el corazón tuyo.

*

Giman

Si la gente fuese capaz de darse cuenta de que todos elegimos nuestra propia raza, que hemos sido ya de todas las razas no existirían los prejuicios. Las personas con prejuicios deben volver a vivir las mismas circunstancias de aquellos individuos a los que ellas condenan: Betty Bethards

Giman y escuchen el dolor.
Aprendan a temblar porque un poquito de miedo
es necesario y rico como el sedimento
para la carne llagada.

El dolor es un bálsamo secreto,
río profundo, caudal que fluye
anónimamente, día día.
Su memoria, con engaño, se olvida,
pero está siempre con otros
preguntando si le sabes el nombre,
su entraña, sus heridas abiertas,
sus paisajes siniestros.

La tristeza neural, como la sed del cruel,
Bebe del cinismo consuetudinario
y se seca a las orillas de los vados
como hierba por todos escupida.

Aunque breves y secables
sean las lágrimas, el gemido se asoma
tantas veces y otras tantas se esconde.

El dolor chapotea en aguas frías
y congela los huesos
para que el corazón no reviente.

¡Por eso! ¡giman mientras puedan,
escuchen el dolor en la mañana
para que enlutezca el olvido!
y asesine el motivo que burló en carne viva
la porción húmeda de sangre que les toca!

2-7-1989

*

De la transitoriedad

A George Simmel, primer sociólogo de la modernidad,
sicólogo de la acrobacia y la pirotecnia, hombre sin base firme,
retórico neobarroco de la transitoriedad…

Estos son los discursos sobre la muerte amarga,
la agonía ad hoc, defunción giratoria,
el sepelio insoportable, el petardo,
la disolución infernal, la Nada victoriosa
y el nihilismo. Aún sabiendo la directa relación
entre la vida y la forma, ellos no van al fondo,
no se juntan contigo, no suben a la Nao de la bruma,
menos se ponen en tus botas.

No lloran con la ralea sufriente
que pide tu café, el asma de tu madre, la tragedia,
el disparo, el cuchillo rayado y afilado
con la brea de una orilla de tu calle.

Ellos buscan el espíritu del tiempo
como se busca un chiste en el vacío,
un pedo difuntal entre utensilios,
una definición impresionista de la Nada.

Por la expresión básica de instintos
no van a la fe, sólo la mientan.
Huyen a los saltos, leaps of faith
kierkegardiano, intrahistoria agónica,
senequista, goyesca, unamuniana.

A la esperanza no le daríán su hóla
olfateando la pasión. Vivos ya están
en los panteones, muertos en nequencia,
deambulan como zámbies…

No saben el discurso, la queja existencial,
abierta y dolorosa, el don, la hondura
del ebrio despreciado, Moncho Lira,
el don histriónico, oratorio, de María Culito,
la pobreza dura, el esfuerzo, el heroísmo
de Millita, el hambre en la misericordia,
la reunión de los pobres por un caldo
y zapatos, o trapitos nuevos y fiambrera
que les brinden los Torres y Boultrón,
Cheo El Indio, o para el pobre
la cajita de muerto de Don Aguedo.

Para tus días, nada saben sobre la muerte.
Inventan estructuras y cohesiones sociales,
el dominio, el puño atroz, la Mano Invisible
del estragulamiento, para que no se construya
un yo maravilloso, ser-con-otros
projimal, destino comunitario, benévolo.

*

El gusano negro

Quiero sentirme tan jovial,
como siempre, reconfortado con besos
que lo son por amor
y por festejo espontáneo de vida
y por anhelo profundo de abrazo.
Mis brazos han querido
su casa, inventar espacio,
encerrar en sí, cariño por cimiento.

¡Pero un gusano negro escarda
en mis rincones; un ave
tal vez cenicientamente roja,
hoz clavada que su nido
se inventa con mis sámagos!

A veces y tal vez a trasquilones
voy cantando sin que nada me importe
y me azora una piedra,
curso de raíces, sol maravillado,
luz derramada donde nadie contempla.

Mis manos han querido apresarla
sin hilvanar una sombra
y digo… «es para mi casa, tibia,
deliciosa, blanda, y será mi descanso»
al fin... que ¡no para tí,
zopilote. Por tí nunca he cantado
ni a tus sombras llamo,
nunca, ni por arrugas lleno!

Hay una vieja alegría en el mundo,
o sí, en la geografía, en la memoria
de mis manos y brazos y piernas,
en la piedad inocua
de alguien triste y cansado,
con dos ojos soñadores
como los que he tenido...
ay, y ahora soy...
tan pobre como para pedir silencio,
tan rico como para vagar en años.

Necesito el sol sobre mi boina
(tengo dos ojos y todo lo bello
se acredito al vivir con ellos
¡cómo me han obsequiado!)

Todavía tengo un árbol al que digo:
«Me asombro»... y una dulzura de mujer
que se conspira en antojos
y una canción que vive de mis labios.

Tuve cuanto quise y pude merecer
¡menos esta mitad de la muerte!
que vuelca el horizonte, de repente.

Me ensombrece.
La tempestad amanece
con sospecha de asalto y alfileres
tan intrusivamente que estoy aquí
ante una tumba abierta, con mi nombre
y mis rodillas, tiesas y selladas.

La ronda del pájaro negro
saluda en mi piel, sólo arrugas
y polvo y lentos pasos y olvidos.

*

Soledad

Me dejaste solo.
Recogíste todas las palomas
y las mariposas y los soles diminutos
y las semillas que había en los cielos.

Me dejaste con una espera
que ya no tiene asombro
sino la sensación de una tierra hendida,
abismada con su propio crujido de volcán.

¡Ya no puede ser peor, ya no resisto!
¿Cómo es la ausencia? … que no hay posibilidad
de sonreir desde los huesos. ¿Cómo es no verte?
¡Que la tierra me traga y no me espanto?

Tu voz se fue de mis labios
¿y para qué decir palabras que el viento
dispersa o en la pared rebotan?

Me dejaste solo y yo exendí mis brazos
Hasta nunca verlos pues no pude estrecharte.
Ya no existió el sentido de tu cuerpo y el mío.

En el espejo, como en un recuerdo borroso,
pareces un fantasma; en sueño, borrosamente,
reapareces y te pienso un delirio, incoherente,
y suspiro queriendo más de tus voces.

Pero ya no te veo. Ya ni tú ni yo existimos.
¿Dónde está tú? Que juegas con la muerte.
Yo estoy acá, en complicidad de yerma.

Esta geografía es una boca callada.
Y mi alma es un dolor inverso.
En este vacío entre frutas de lo cotidiano,
no quiero olvidarte. Te invoco.

1-12-1980

* * *

Elegía a Victor Emilio «Chato»

In memorian: a mi hermano

Fui primero por él, la oveja negra
de tu casa, zángano infantil
lleno de lodo... ¡él era mío!
él que se dio postín con la noche y la gavela
y a todo dijo adiós y supo irse
con alegrías de zorro por los montes,
con la boca rabiosa y satisfecha.

Un día, cuando tú estabas ausente,
casi olvidándolo, yo mandé por él
al herodes de la Muerte
y lo hice beber sangre de sus hígados.
A Chato lo premié con el honor
de estar conmigo y saqué las tulangas
de su boca soñadora de dulzura
y lo mandé al hospital, a costa de su ira,
sus maldiciones y odio...

A él sí me lo llevé.
De tí no quiero nada todavía.

II.

Tú conocíste ya las zonas del carácter.
Eres menos frágil, gozas
con emociones subterráneas
y tus ojos están abiertos noche y día
y te atarea el destino
y juegas a las consignas.
Huyes de mí, me eludes, aborreces
mi sombra, me apaleas, me versas
morringuero y cotudo.

Es difícil matarte y darte palos;
te lanzas entre farolas por una muerte digna.
Crees que mereces el mundo que no tienes,
uno justo, solidario, placentero,
donde haya dignidad bajo los soles,
donde haya amor con oleajes de luna.

Tú sí eres un listo, Carlos, aún en quebranto
y por eso te abjuro, no te quiero.
A otro elegiré que pueda herirlo;
a otro que te hiera cuando muere.

III.

Yo voy hasta las sombras
donde crecen las audacias del ánimo.
A los más pintados, tatuados de jenipa,
descabezo, los tuerzo.

Yo quito la ilusión de sus imágenes,
sus qualias alterados, sus victorias,
visiones alucinatorias de escondite.
Si ellos, con los dedos me mienten
por seudafia, yo les pudro los dedos.

Al montonero, con metralleta en mano,
con el tiro de un cobarde, lo descuento.
Cosido a balas lo dejo por gracia
del más torpe cagarriche con gatillo.

Yo voy más allá de tintes de copey y jagua.
Ninguno se me esconde, ninguno sobrevive;
yo les pudro las caras, yo les quemo
con pústulas el rostro y hago del ácido
la sed de la epidermis;
con cirugías estéticas no me elude nadie.
Yo hago polvos las máscaras, Palilo.

Todo el que huye es mío.
Todo el que canta, jactado por fáciles alegrías,
dirá elegíacamente: ¡Muerte, me cagaste!
Me gustan los inocentones y los temerarios.
El que no quiere morir, me enoja y tienta
y yo voy y lo mato, lo persigo.
Le doy mi dulce trago amargo.

Soy el dolor de muelas de muchos valentones,
guapos de esquina, curros de barrio.
En las cárceles me doy festín, suplo
navajas y fileros largos.
Al guerrillero lo mato en la manigua.
Al policía granuja, como al patriota artero,
los sumo a los heroicos pendejetes
a los que mato, yo soy más narco que el narco,
yo soy el hampa insorbornable de la Muerte.

IV.

Fui primero por él, la oveja negra
de tu casa, zángano infantil
lleno de lodo... ¡él era mío!
Tú lo querías porque fue como el niño
que no crece, crédulo, soñador,
caprichoso; a cada niñaja de su rumbo
quiso engañar con besos, acostarlas,
olvidarlas, tirarlas de su lado
(yo estuve con él, viendo su lado oscuro;
yo comencé a ser Herodes al matar su inocencia;
yo te pegué con el martillo en la frente,
¿recuerdas? te noquié, te levanté
aquel chichón que fue como tu marca ciclópea
de espíritu, un ojo de ajna chakra,
señal de tu monte mágico en la muerte.

Usé su mano de niño,
su temerosa mano; por golpearte lo premié,
lo hice majo, azotador, travieso,
más fuerte que tus versos,
más fino que tus oídos, ya por sí agudos,
pues han soñado lo sagrado en la pobreza,
en la santa y fuácata casa del maestro.

Tú lo querías y se fue, lo quité
de tu lado para que no se llenara
de palabras ni de libros, como tú...

¡No sabes, Carlos, como odio tu silencio
desde entonces; no sabes cómo odio
tus palabras, Carlos, tus lamentos!

V.

Siempre rondé la casa de la asmática
(la mitad de la muerte es dolor y agonía).
A Yuyita, tú la querías como a tu propia alma.
Así querías a Chato, el más travieso,
la oveja negra de tu casa.

Una vez le quemaste el pelo, ¿recuerdas?
Tiraste kerosene en una esquina
del fogón cuando él se arrimó, desprevenido,
al fuego; tras las tres piedras calientes, víste
las llamas subiendo a su cabeza
y te asustaste; víste su muerte.

Yo soy la muerte traviesa
y contigo también juego y me plazco.
Yo fui en el gas, tu mano, quise probarte;
entonces supe que hasta la vida darías
por él, tú lo querías.

Por eso lo abrazaste y corríste a él,
lo llenaste de besos y apagaste
cada greña encenizada, casi llorando;
¡Te asustaste, pendejo! ¡Pobre Carlos!

¡Así son mis simulacros, niños importunos
como flamas; a riesgo de coquipelarse
con un puño de fuego; no así los infiernos
que tengo prometidos!

VI.

Una vez se tostaba el café,
o más bien, los garbanzos que como té
beberían aquellas sangüijuelas adventistas
que el Sábado alabaron, ¿recuerdas?
se alababan a sí mismos, sí, mentira
y, además, bebían de tu café y de tu trabajo
(¿qué palabras dieron a tí, mi pobre Carlos?
sino clamores por tu arrepentimiento,
el Juicio Final viene
y a Dios te encaras, con corazón rebelde,
emplazando el fin del asma
de tu madre; al pastor dijíste, mentiroso).
Se fueron siempre bien servidos,
orondos, anchos, de tu casa.
Llamaron el reposo su joder, prohibir,
gesticular, adoctrinar y hacer predicaciones...

Desde siempre los odiaste; eras un listo,
caramba, detrás y por delante de tu tez de rosa
y tus pequeñas manos, debajo de esos ojos
que lloraban, pese a tanto miedo
y fastidio e himnos fatuos.

VII.

¡Cómo me gusta la guifa de matadero,
la tristeza de ese trecho final,
después de la agonía!
El enfermo que ya no combate
y perdió las ilusiones
y se entrega a mí, ya suplicante.
¿Serás tú otro bohemio acobardado?
El, marido golpeador, inspirador
de ajenos lloros y terrores, al dolor temía
y lloraba él, en lecho de amarguras difuntales.
Como bebito desvalido y desvelado, al fin
gritó sus postraciones, me dio sus alaridos.

¿Cómo harás cuando seas tú
el que deba morirse y estés tendido?
¿Serás dulce otra vez, te estarás quieto
y estoico, o azotarás con tus manos
el cráneo que arde con el infierno vivo?

No lo sé aún. Te gusta el fuego.
Antes de reclamarte, yo pondré
mucha ceniza, Carlos,
en tus cabellos y tus bigotes.

Entonces, recordaré
las zonas de tu infancia,
semillas de tu carácter.

Tú atizaste la leña
bajo una enorme paila,
tú, niñajo, hacendoso en quehaceres,
por amor a tu madre...

¡Para tí, como juego sería
y hacerlo, en largas horas, solitarias,
menear los granos
y echar tus ojos a fantasmas espirales,
ángeles del humo, visitantes de fuego,
y largarte con ellos, quedo, callado.

Con dedos intrusos dentro de la olla,
seleccionabas tus garbancillos tostados
(para tí, sabrosos, semicrudos).
¡Qué pueril tu delicia al comerlos y mascarlos
y ver las llamas y cantar al humo
y sentir los olores y danzar con el viento
y, finalmente, echar la azúcar,
oh, azuquita mami, hasta que hierva
y sea negra la jalea como una oveja,
granos del descarrío, dolor
desmenuzado a caspucias, a despellejo.

Sobre un papel de estrasa, ¿recuerdas?
tendías tú el granerío, tu menjumje;
se tendrían que secar las semillas oscuras
del café o el garbanzo.

VIII.

Danzaba él, mamito en las discotecas,
hábil en el meneo, guisaba la figura del donaire.
Usó el pelo como Sandro, aquel puma argentino,
y cantaba sus canciones, imitándolo.

Debbie, la gringa, fue su chica más hermosa
y ella lo amaba como a nadie, se casaron
pese a él ser ingrato, ofensivo, violento.

Se aferró al circo de amigos y parranda
y al pretexto, con las copas me calmo,
con la coca y otras viejas me alimento.
En farra lo fue perdiendo todo,
su bella casa en el Viejo San Juan,
su apartamento, su mujer,
sus amigos...
y hasta perdió el trabajo
y fue a la inopia, enfermo, avergonzado...

Por compasión, esencia del amor mío,
lo reventé con cólicos biliares
y le sequé la boca y le dije: No bebas,
te lo ordeno; ni sufras ni repliques.
Yo soy el Lobo y depredo.
A su linda cabellera,
del negro más intenso, la desgreñé
con prematuras canas;
sus cachetes chupé
como ebrio que escurre la botella.

En fin, yo soy la ira hepatálgica.
No respeto ni rostro ni quijada.
Tumbo y tiro como a moco al que me place.
No serías tú, Carlos.
De tí no quiero nada todavía.

IX.

Cuando danzas, tú...
el que todo lo sufre y lo perdona,
cuando cantas, muchas veces callaste,
Tus tonás no son de mi fandango.
Bebes y jodes a ratos,
pero tus vinos no son de mi cova.
No se te puede hopear ni echar diabladas
ni de habladas ni gritos; no soy
lo que has llamado Tu Zorra, tu poema.

Me has odiado, quizás, antes que yo.
Me has detenido para quizás amarme;
me has olvidado quizás para quererme.

Contrario él, en horas muertas,
vas hucheándome con tus perros blancos.
Entonces fui por él, la oveja negra
de tu casa, zángano infantil
lleno de lodo... ¡él era mío!

1984

* * *

Elegía a mi madre

A mamá Yuya (1925-1987)

... fue una mujer maravillosa.
Luz en la nebulosa de otras vidas
que llegaron a ella en llanto doloroso:

Víctor López Nieves

Mi madre fue mujer delhic et nunc,
hogareña, abeja de su panal no siempre dulce,
vertical, transparente, fiel, a veces triste
como la morriña, a veces cantarina
o nerviosa como el moriviví de los campos.

Ella protegió y crió a las erictonias,
a los hijos de nadie, a los faltos de abrigo.
Su mano, entonces, fue más pródiga y feliz,
magia provedora y cariño,
trigo de los cielos, pan de nobles.

Documentó estrellas,
caspucias minerales del llanto,
pero hartó a muchas lunas marchitas
en el cieno y el vaho.

Por eso, apasionada y justa,
jamás vivió satisfecha de sí misma
ni fue cómplice de refistoleros de capital
mal repartido, ladillas chupasangres.

Cultivó su propio jardín.
Encendió sus soles.
Maternal, pacífica y guerrera,
no fue llorona de llevanzas, sino fiera,
maldiciente y dulce, por los suyos.

¡Hábil en el huso, el telar y las agujas,
la cocina y las transformaciones!
Quiso lagos, manantiales, lluvias,
todo lo que es Dios sin reservas,
spinozianamente dicho,
epicúreamente calculado.

Amé su coraje purificador, su voz
contra el desamparo y las negaciones del frío,
compasiva de los agrios mataperros del doliente.
¡Sólo así fue consuelo mío y ajeno!
más que discurso y ejercicios de amor puro.

Creció entre los avatares de su propia cruz.
¡Y por eso la quise! Y de los montes de hoy
hizo ciudades con olor a mañana.

Nació del cráneo roto del poder,
del cascarón del hampa, hija de palas de glucosa
y dendritas vehementes de tritonio,
ultrajada de prudencia hasta las médulas,
con semillas de Zeus en Mirabales
y él se derramó, adormilado, con sus sesos al aire,
para que no la matara la logomanía más vil
ni la tocara el mamarracho cotidiano
en las calles del olvido y Don Nadie.
Y por eso la he querido.

Laurita quiso llamarla Palas, Atena, Tritogenia
cuando la vió salir por las heridas como se dijo
en las leyendas de Pelasgo; pero fue en una isla del Caribe
que nació, después de todo, envuelta en Cidral
para el casto monte que fue su frazada, Mirabales.

Allí inventó la brida y la carroza,
manejó un Renault que fue su blanco palomino,
y a sus flores cortaba con tijeras del solsticio
para que el invierno llegara con promesas,
con descanso, con flores del Hebrón
vueltas hibisco o sorgo de los montes de Israel
e hizo con la flauta música de amor
por los que oyen.

Silbó por la espesura del temor y la muerte
y por senderos, donde araban al barbecho
y mugieron bueyes sin aliento,
sin consuelo en el dolor, caminó.

Dicen que cayó de las nubes como ángel
y que amaba a los huertos.
Debe ser verdad.
Cultivó muchas flores
y se enternecía con el rocío.

A nadie dijo: Deténte. No camines.
Ni moverse es bueno;

¡ya que fue jiribilla sin descanso!

Frágil y bella como una mariposa,
aunque supo su destino de gorgojo y polvo
en la tierra que la sepultara, ¡la quiero!

2.

Nunca falta un roto para un descosido;
así que se casó en feudo de sombra
donde la doxología da su migaja de récano
y los moros van y los moros vienen
y las moscas lamen y aprietan el cuello
con su vaticinio de tormento que aparentan
dar consuelo, aunque sean cuchilladas.

Sin embargo, ella formó sus utopías,
sus fántasticos nexos
con el fuego del porvenir.
Bendijo su propia desaparición
cuando pensó que hay un mas allá de vida,
gozo por entregarse a la Nada
que lo contiene todo
sin decirlo, sin jactarlo
y sin que nadie lo espere.

Ella estuvo desnuda en cada asombro
y el que más fiel, en su vigilia,
fue buscarla
como al barro de sus propios sueños
la vio bañarse a solas y secarse al sol.

3.

Fue Tiresías, afortunado,
mi padre, el pobre ciego.
¿Quién habitaría en su mañana,
en sus espacios de cosecha y alabanza,
si con ojos de maruga la llamara?
¡Nadie!

El que, como asno que mastica el malojillo,
se tragó las piedras y deshabitó los huesos
por impuras ecos de pureza y forma ingrata,
no pudo conocerla ni acariciar
la fibra castaña de su pelo
ni verse en su mirada como miel del cielo
ni contarse humano para su paraíso.

Desafiando el asma de su cuerpo,
ella hizo su horóscopo de gracia
y ninguno mayor que su afán de inspirar
una sonrisa, una esquina generosa en el infierno.

En la manigua urbana, tuvo
belleza de cartel, pero, sobre todo, doncellez
tibia para su marido, lealtad real,
renuncia, sacrificio... Para navegantes con destino,
velero y faro. ¡Siendo gacela de los montes,
fue ninfa y canto de arroyuelos y, en las citadelas
del tedio urbano... obrera con ser iluminado!

4.

Para amarla, con gratitud veraz,
me bastó meramente escudriñar sus manos,
a veces ya rugosas, o sucias,
mas siempre tiernas en medio de la lluvia
que nutre y los jardines que declaran lo bello
y los desvelos que organizan el rascate y el consuelo,
como si fueran empeños de raíz en vez de dedos.

Para alcanzar a comprenderla,
el que miró olambrillos y se hizo el majá muerto
llegó a su casa, Biblia en mano, a predicar
al Temible y sus demonios de hollín
y mentar a la Luna de Valencia
y al mundo malversante del goyyim
y las paganas vanidades del incrédulo
y las colectas y el sábado de gloria
y las piadosas chanzas;
pero el que estuvo a matar con sus bolsillos
se llevó el contra-evangelio de otro modo:
¡como pan y como abrazo,
como diaria piedad, sin sermoneos,
como ropa, como vianda y hermandad
desde los huesos,
serena amistad sin aspavientos!
¡Y por eso la quise
y la he querido y la quiero!

5.

Ha muerto el asma laboriosa.
¡Ya lo dió todo tu hija, doña Laura!
Ha muerto el corazón blando
y la sangre rebelde y luchadora.
¡Ya lágrimas se cantan y se cuentan
entre muchos que la amaron!

Ha muerto con sus labios finos
y su nariz judaica.
Se despidió de las parcelas de la vida
y de su hogar en calma
y del barrio urbano del humilde.

¡Su voz tiene escondite en mis recuerdos!
Se ha ido delgada, menuda, frágil,
húmeda como el beso del rocío,
friolenta como rosa blanca que amanece.

Ha muerto, Julia sagrada,
Atena de los bondadosos y los tristes,
almohada y refugio de los que convalecen.
Murió la flor de hibisco, el recao,
la berenjena, el ajizal, la yerbabuena.

Ha muerto la rosa blanca, la martiana,
la voz serrana de Spinoza en el Séptimo Día,
el café de las tardes, la tertulia...
La que cosió camisas en la escasez,
la enfermera de permanente turno,
la esposa del maestro,
el timón del poeta.

6.

¡Ya sólo dice adiós a los Ortizes!
Ha muerto y Raquel está triste y Rebeca
y todos llegan y se juntan y el esposo
está en el luto, desde el alma más mustia
de los desconsuelos y la tiniebla más negra
de sus ojos claros, llorosamente grises...
Su mano que cortó mis cabellos ha muerto.
Su rico guisar, su vigor de hormiga mágica,
su diligente trasiego, su desvelo, descansan.

Volvió al cieno:
ahora es agua y aliento,
mineral del camposanto y memoria.
¡Ya exprimió su aroma y su dulzura
para dejarse enteramente grata
como efluvio!

Ha muerto con el nombre de sus hijos
en la boca, con última ternura del marido,
con sencillez de helecho,
con sensible dignidad de bondadosa.
¡Y por eso la quise
y la he querido y la quiero!

* * *

Kaddish / In Memoriam

A Víctor López Nieves (1919-1995)

Aquí estás aparentemente muerto, padre mío,
y yo que te amé, separado de tí,
también estoy tendido desde el alma
y recito mi trozo de alabanza
por tu honorable vida y tus ojos ciegos.

¡No es fácil escribir sobre hombres tan llenos
de silencio, tragados por las madreperlas,
sin la predecible sensiblería de los truhanes!
¡Fuíste tan fuerte, haz por haz,
conspirador velado en las costumbres,
pero tierno como los niños lujuriosos
y traviesos, tus alumnos sedientos de secretos!

¿Cómo fue tu vida de soldado?
¿Cuántas mujeres
tuvo tu uniforme de huesos grises,
tu guapura y tu estampa,
tu donaire de poeta caribeño?

Recuerdo tus muchos libros,
tus medallas, tus diplomas de hombre brillante,
tus monedas, tus piezas de recuerdos,
tus viajes a países extraños
y tus múltiples gabardinas y cobatas y trajes
y tus vivas a la independencia y al albizuísmo,
al Fidel de los '60s, a la ciencia soviética,
a la España democrática, sin Franco...

¿Cómo fue que llegaste a los campos, a la jaragua,
para robar la Luna en Mirabales y cazar
liebres con los Luiggi,
o despasearte por la Loma de Elizalde,
cómo descubríste el Charco del Peñón
y el Salto de Collazo?

Amaste la aviación, piloto de fantasías,
y a los héroes de la Sierra Maestra
y amaste a diez piedras de tu sangre
y a tus nietas y tu casa y tu Yuya, nueva Eva.

Al final, amaste la fe con ojos ciegos
y la tristeza de perder la mitad más querida
de tu cuerpo para ganar la mitad
más gloriosa de tu alma...

¡Qué irónica plenitud el amor tiene!
Hasta los poderosos como Nimrod
caen quebrantados y se los traga Seol
para llenarlos de vida.

II.

Lev yodea marat nefsho

Aquí recuerdo tu corazón
cuando aceito esta piedra con espíritu
y la guardo en la morada clara, sin espiguillos,
para que no se hurte tu cuerpo por salteadores.
Consagro para tu tumba,
el limpio tabernáculo
para que el sol en directo queme
el plexo de tu pecho.

Ya que el corazón es nuestra roca,
que sea tu propia piedra
la que consuele tus angustias.
Sobre tu cabecera la puse
porque ya estás muerto
y se te llama a secarte
como la vid en la inopia.

¡Ya para nada sirve tu esqueleto
ni en nuestra memoria viva!
De otro modo, colocaría esta piedra
sobre tus pies, con orden
... patead, dad coces.

Pero el corazón sabe más
que el calcañar y las rodillas
y ahora vives para volar
en las sospechas de lo inefable
como el piloto, el guerrero, el navegante
en otra barca de la vida...
Creed en aras de conocer,
no esperéis la verificación a priori,
crede quiad absurdum,
crede, ut intelleges,
viejo ateo.

Ahora que penetras en la realidad de la muerte,
yo aceito la piedra de tu cabecera
y te encarezco que despiertes
en la pulpa cuántica,
con ondas de contínuo movimiento
ante el gran Testigo de la Constancia de la Luz.

27-4-1995

* * *

Tercera parte
Labores y memorias de Juanito Pana

Feo como alacrán que maldice
con su voz dejativa tras morderlo la muerte
(en acusmia de sepulturas bermejas y abandono
pues le hablaron las ánimas) salió
como duelero aquel Don Lino,
el maestro rural de Guajataca.
El Muerto Vivo.

Feo, pero seguro. En libro de concordancias
y cósmicos secretos, leyó textos de Alfarabí,
instrucciones precisas sobre cómo presidir
la Danza, el aquelarre, la fiesta de los macaveres.

Malo fue pelar el ajo y morirse sin recordar
a otros, a su pueblo, el por qué se mete
a espabilar los cuerpos en los montes
en medio de las quemas y las hambres.

Mujeres de Pepino, adoratrices de curas y albalaés,
esclavas del Sacramento Santísimo, ni a los Adonis
amados de Afrodita, la Muerte los proteje.
Un jabalí vendrá por él o ellos. Los mascará.
A todos los Adonis los destaja.

Niñas Cabrero, Mantilla Yparraguirre,
hijas de las familias de abolengo,
nenas más tiesas que el ajo,
leeré la Gran Cartilla de Alfarabí,
con voz que me permita persuadirlas
como Hernández Arvizu lo haría en vida
si viviera este día... no hay
ya Manos Negras en España, a su juicio
se fueron a la mierda, en escarmiento,
huyeron de Jerez y Andalucía. Se largaron
a Cuba, a Filipinas, al santo monte.

Comenzarán las Fiestas con Titina en la carreta
y una Novilla delante que la arrea; en enero
por Fiesta de patrón, habrá Misa y Danza
y el Negrito vestido de levita va decirles
que hay insensatas opresiones y mentiras.
El Santo de Narbona viene también en la comparsa
y el Hijo de Dios, el propio Cristo, con él viene
y con otros flechados, dolidos en la carne,
perseguidos y quemados en hogueras, vienen
y dirán lo que les dije: Este pueblo
de San Sebastian del Pepino
no es eterno, no rezará siempre como reza,
no seguira a pie juntillas sus hoy virtuales Sacramentos
(dándose azotes de ayuno y ausencias orgasmales,
resolviéndolo todo con misas de paga y ostracismo
para sus hombres generosos, verdaderos autarcas).

La muerte viene. Querrá su danza violinera.
Que no se enoje Don Andrés Cabrero
porque con Solines Hernández querrá bailar
la Calaca, ni se enoje Echeandía porque
Luisa Vientós ha de bailar conmigo.

Vendrán diablitos, ex-esclavos de sus matorrales,
explica Lino, el hereje por siglos, el rebelde. El feo.
En las Danzas de la Muerte, se pide
Que sea el óbolo de hondo regocijo, que el propietario
Ee niegue por un día sus privilegios en Casinos.
Sepan pobres y ricos que la vida es finita
y vanidad de vanidades, el terco fruto.

Con las damitas de Zagarramurdi y las Labayen
bailarán, levitas a su vuelo y colorines, los demonios
en la Plaza, los sátiros morrongudos que lo solicitaron
a las Benajam, a las Arvelo, las del Pozo y Ballesteres.

2-6-2004

*

Troglodita silenciosa, la muerte

A veces me complico la vida
persiguiendo un nombre, el tuyo,
palabra señera que describa
tu mancebía y violencia de tronga.

«Cuando venga Ella», digo, y medito
cómo de la vida tomas tú la esencia
que te place, sí, me pregunto.
Al parecer la vacías: todo queda
tan quieto, tan solemne, después que vienes…

¡Y no te sacias, troglodita silenciosa!
Sacas vientre de mal año y exiges más
y más y más... ¿Serás la más cruel?
¿O la más bondadosa?

De una dicha precisa, nada dejas,
sólo caspucias, migajillas, fatua luz...
El cadáver. ¿Y qué importa?

Ya tu nombre, tu intención de olvido,
tu tálamo venal, garito concupiscente,
se presentó en la Misa, pidió perdones.

En la escena que tuvo por espinos
el verbo y su garganta,
lo dulce y permanente de otro ser
hasta este día, tronga lo hicíste andurriales,
para que huyera de tí, o te evitara.

Y me sospecho que nadie volverá a quererlo
(pero no se muere solo una vez, tú misma
lo traes y te llevas y, al final,
alpo otra vez la hediente y sorda contextura;
la carne impiadosa, otarra rancia
de intertextualidad...

*

¡Qué pena de advenir y carrusel!

Imagino a los muertos
como langostinos que saltan de la red,
peces por insaciable apetito transformados
y que oscurecidos, en el día final, se fijan tiesamente
al regodeo de la tristeza mía, se pegan
a las horas en que sucumbo contigo, Sepultura,
y con sus cuerpos...

La feroz madrugada vibra
el ciego holocausto de la aproximación;
me voy cuando ya tú me sueltas,
te dejo, pero me has sustentado en agonía
(y, si me has mutilado, qué ojos lo dirán, no sé).

Estuve al habla con una pena inmunda
y nueva que ajota hambre de ser
y prisa de aguacero, repentino e intenso,
y muina de barro y godeo de celo y mujer.
¡Ay, qué empleo me dio la pena y la tronga,
ardiente, lujuriante, caprichosa!

¡Que arrastre sobre los vientres de la sepultura
los de estos vientos que han devorado un mal soñar,
con los maderos viejos, leños de mal arder
y el mal dolor del trinqueval, con dos ruedas
del carrro negro, deslizado y sepulto al fin,
allí en la ribera de uverillos que florecen
en abril, y luego se secan, ajenos al río y la mar!

¡Qué pena de advenir y carrusel,
la vida como noria y giros de Samsara!
Téngase lástima por mí que los sepulto, por todos,
por los que nunca se aferraron al hoy
y por los que siempre se aferraron al ayer
en medio del desgaste del ser-en-otros
y en Uno-ser y en Nadie-ser, espaciados
en inmensidad maravillosa. La muerte al fin.

Huérfana de palabra, Ella satisfecha en mí
y mi incrédulo yo, satisfecho con ella...
Entristezco, Don Aguedo. Vea que entierro
los míos, un cadáver tras otro, y ¿quién
vendrá por la sospecha de saberme poco,
todo y nada, cautivo de su nombre,
a enterrarme a mí?

Una memoria agradecida se encargará
de quitar mi nombre de Cerbero,
pero... ¡Ay! me hallas, te veo, te solicito
y con qué ojos percibo lo que seas,
no lo sé, Muerte, hasta hoy.
Hice el oficio de servirte, peor hubiera sido
ser verdugo y juez… En tristeza personal, te confieso.
Te he amado; yo te desnudo.
En cohecho de noria y carrusel, te amo.
Tú y yo fornicamos sobre las sepulturas.

26-4-1989

*

A Moncho Lira

A Ramón María Torres, pionero
del canto poético en el Pueblo de Pepino

...soltamos la palabra que es relámpago.
Iluminamos el coñazo de la Tierra
y cada trueno es el tambor
del latido universal y poderoso.
Sabemos el pálpito al misterio
y el pulso a las arterias
de cada árbol y bestia
y pájaro y lagarto.

Sabemos el color a toda imagen
y el rostro a toda visión y el aroma
a toda alborada, la humedad a la sangre.

Si nuestra voz se calla, el trayecto
de nuestra mudez es la Muerte,
pero la vida sigue ahí, vuelve
como anillo sideral y silueta
de metáforas latentes,
orbitantes, volátiles,
con prisa de hermosura.

Respiramos una música escondida
que todavía no es canción
en la boca del mundo,
pero que lo será y a veces, lo es...
porque el poeta es shamán entre shamanes
con mitología y en las profundas playas
(donde aún no llegan los peces perdidos)
lanza él la red de la esperanza
y la convocatoria.

Salva el poema ahí-donde...
la muerte nos vigila y el anzuelo homicida
caza a los prosaicos, mata al inocente,
detiene y pesca a los incrédulos.

Hay quienes preservamos
la distancia porque hay algunos
que odian la música
y no saben oír
y no saben amar,
mucho menos, verse
en octavas de atracción
permanente y contínua.

Entre aquellos que susurran
con equívoca rivalidad
de modelos mecánico-causales
está la varonía de los asténicos,
tróficas mentes, unidimensionales,
estériles de ojos blancos,
con un negro óseo, sin vuelo,
bajo la nube y la viga pupilaria
y con una sola voz para decirlo todo.

Ellos gritan y crujen y gimen
(dizque por elucidaciones), pero,
en su lugar, construyen
una clínica epidemia
hecha de ciegas medidas.

Los apasionados sufrimos y gozamos
por causa del sonido y la idea,
la gracia y la ironía,
los tonos y las promesas,
los silencios sin mudez,
el trino y las certidumbres,
el fuego y las lealtades,
las tristezas y las fantasías.

¡Qué ricamente nos llena la ola,
qué interior nos subjetiva en el espacio,
qué lecciones de unidad y convocatoria
nos dan: la Naturaleza, la Muerte,
la espera, el karma,
la gravedad y la entropía,
la dualidad y el orden asimétrico
que guarda como monstruo
la Maya sin miopía!

16-6-1989

*

El negro Atán

A Luis Cantántara (el negro Atán),
el velador de cementerio

Como ese día no hay otro que se valga.
Lamí el alimento emocionado, conoceré de Moncho Lira
su última morada, entraré al Viejo Cementerio,
al templo blanco de los idos, y preguntaré
al negro, más negro de los negros,
«¿Don Luis, cuál es la tumba? ¡Quiero verla!
porque dicen que su voz se oye por las noches
y que recita, entre tumbas, versos a la Scharrón,
ayes suyos por su enamorada».

No llevé flores, pero sí las Estampas
de Jerónimo Ramírez de Arellano
(lo escondí en un bulto de escuela).
Sólo, por si me oyera, ensayé lo que dije:
¡No te olvidaron todos; te leemos gracias
a don Jerónimo, el maestro, gracias
a un Boceto de Andrés Méndez Liciaga.

11-4-1989

*

Murió Sandalio la Yegua

Ven, Pavín, con bombardino en mano,
y que tu hijo se traiga la guitarra
y sus dedos mágicos y su alma
que es toda melodía.

Murió Sandalio la Yegua, artesano
con talentos exquisitos. Hay que recordar
los cargadores y el linaje de Cirila, fallecida.
Ocho generaciones por su causa se formaron.

A dos trancadas, se presenta la Muerte.
Llegó anoche al Pueblo de Pepino.
Ya se sabe por quien vino, sigilosa,
Luto pone en la casa de Sandalio.

Vengan, trajineros, que hay que llevar
su ataúd al cementerio y escardillar
ese palmo de sepulcro que a las verijas
y las piernas de Cirila se parecen,
a sus brazos hermosos y velludos,
a sus manos eficientes que tan gratas
fueron para las barraganías y los caprichos
de Cheo Font, su cortejo bravucón y majadero.

Arrancaremos las malas hierbas
en plena madrugada, acostaré al hermano,
consolaré a Pavincito, echaré en sal la tristeza
que los toca; es gente buena, cantarina.

Han sido útiles y honestos tanto que,
sin aflicción alguna, lo echaré en la boca
del reposo, en la tapia de la muerte,
como a las propias rosas.

16-6-1989

*

El líder de “Los Sucios”

a Juan Ignacio Bascarán Quintero (1854-1898),
guerrillero mayagüezano, organizador de la tropa
voluntaria de «Los Sucios».

No me gustan los ahorcados.
Menos las cárceles que injurian
el cadáver, menos las dudas
y circunstancias misteriosas
de eventos tales en que la muerte
reclama al inocente y al apesadumbrado.

Juancho, ¿qué pasó contigo?
Te colgaron, Bascarán,
y una bala perdida no aparece.
Del libro de visitas, se cortaron
las páginas. Al parecer, no te conoce
nadie. Siquiera Concha Gayá,
tu mujer, tus cuatro hijos.

No me gusta esta moneda
que se puso en tu boca, Juancho,
ni que haya nadie que reclame
tus huesos, ninguno que te ofrezca
un adiós en tu siglo, espadachín valiente.

Desde la Cárcel de Mayagüez,
después del duelo llamaron a Caronte.
Desaire a Schwan hicíste; sólo se dijo
Capitán de incendiarios, come-vaca,
ése tu nombre... «Hagan el favor
de tirarlo muy lejos; ya está muerto
y aún sangra, el balazo que,
en Arecibo, le dimos».

3-12-1998

*

Don Aguedo y Juanito Pana

«¿Por qué la muerte está de ronda
todo el tiempo y el Padre de los Pobres
(lo nombran Don Aguedo Vargas y Labaille)
en el oficio triste, convirtiendo en ataúdes
sobrantes de las cajas de ajos,
tablones que nos saben a sal
de bacalao si los lames?»,
a tí lo pregunto
a tí, Juanito Pana.

«¿A quién entierras hoy, don Juanito?»,
le preguntan. Juanito y la muerte
siempre hablan, se conocen
secretos. Intercambian confesiones
y, tarde o temprano, él no calla.
Y tampoco la muerte.

*

Olga Clavelillo murió de amor

A una hija de Polo Clavelillo,
el quincallero, a la hemana de Gin,
el guitarrista, a la mujer
de un macharrazo, el policía,
se le recibirá en tierra y camposanto.

«A ella me la trajeron:
yo le entierro sus huesos».
Su historia supimos en el Pueblo,
pero su cuerpo, que era osamenta,
puro hueso, flacas carnes,
del Bronx provino.

¡Pobre mujer! con una tijera se armó,
corrió al marido y le dijo, en su histeria,
«Tú no mereces la felicidad.
Con engaño me manchaste la cama,
con sudor de otra mujer,
te subíste a mi cuerpo».

Se llamaba Olga Clavelillo
y, mujer de un abandono ocasionado
sufrió la burla a sus treinta años de amor,
fielmente compartidos.
Se llamaba Olga Clavelillo,
hija de Polo, el quincallero.

Ella, linda y dominante,
potoquita, con piernas bien formadas,
antojable culito, murió, señal amarga,
murió de amor, vieja, con el útero yermo,
loca y malquerida, añadió el sepulturero.

Y le comenzaron ataques de locura
y ascos por no comer y hallarse
con la ropa que olía a marido
por 30 años en su cama
y, al rato, advino su amargura
y se armó de una tijera. Quería matarlo,
junto a su chilla: éste
su solo pensamiento.

Un negro de 6.’4’’,
un negro macetongo de New York,
también puertorriqueño, su marido
y la mató de un golpe sin macana
y de un tiro sin pistola.
Dio en su alma garrotazos
de resentimiento, ella en despecho,
soportándolo todo, callando.

Enloqueció de amor, de pronto,
porque el amor es un puñal filoso,
un mal pretexto en palos
y también mata si aprende cuchilladas
en el trapo de la espalda traicionera,
en la mortaja de los días de llanto.

El le estrujó en sus narices
otra mujer adquirida. La embarazó
a sus espaldas y le dijo:

«Olga, tendré un hijo,
el que tú no me díste, ya no bajaré
al Joyo de Millán a darme tragos.
Hallé mi dicha. Díme adiós, hoy es
que de veras me jubilo y descanso…

Tengo una mujer salvadoreña
y más joven que tú y más ardiente;
ven y mírala, está en el carro,
convéncete, ¿o le digo que baje,
y te muestre a mi hijo?…»

Y, por machorra y burlada,
murió Olga Clavelillo.

6-7-2006

*

A Ramón Durand

… a Ramón Durand, quien fundó, en el 1835, el Cementerio
de los Coléricos, en la parte Oeste del Cementerio Viejo

Nunca ví a ese Durand,
al cura que sabía sobre la muerte,
al sacerdote compasivo del enfermo.
Yo en los curas no creo.

A ellos, quizás con excepción
del que mientan, Ramón del Ochocientos,
la muerte les da asco y los pone nerviosos
y, por ello, hablan en idiomas extraños.
Se le tuercen los labios y se le encrespa el pelo.

La muerte sobre la que hablan escupe
sobre el pobre, aleja a los mendigos.
Su Muerte no dialoga, es absoluta,
demasiada santa y se da el poder
que tiene a soberanos, a sus gendarmes,
se desliga del tiempo y las instancias
de la calle y de las horas, una muerte es
sin Alguien Cotidiano, sin un sepulturero
de mi estirpe: Yo soy Juanito Pana,
en materias de sepelios, el Maestro.

El sacerdote reza algunas jeringonzas.
Le pagas su latín, su ofrenda, sus misas
de post mortem, pero él no te entrega
el respeto que yo entrego.
Al Estado, al Monarca, a los Papados,
los llamaron en antaño, cuando fueron
tiempos del presbítero Durand,
cura aparte de coléricos
y tiempos de Cabrero, el hacendado,
la soberanía indivisible,
el derecho absoluto, lo acabado
y perfecto; pero la muerte en persona
me lo dijo: ¡Me valen ocho cuartos,
me cago en todos ellos!

*

La muerte mandó un destrozo

En 1851, una descarga eléctrica causó serios destrozos
en la Iglesia, la imagen del Santo Patrón San Sebastián
Mártir, quedó destruída:
Andrés Méndez Liciaga, Boceto

Yo conozco la muerte a la que llaman
la Viajera Oscura, no me engañan.
Conozco la noche en que aparece,
el rayo que la exalta, la descarga
que produce, la luz que tarde se asoma…

Esos que discursan acerca
de las muertes mentirosas
mientras comen opíparamente
en mansiones, en haciendas, en casinos,
de la Muerte verdadera que manda
la centella y destruye sus templos,
nada saben, nada. Nada.

Sin embargo, la Muerte conmigo se sincera
y me dijo: Yo tiré el Patrón Santo del nicho,
lo hice pedazos, quemados maderos,
caspucias de porcelana;
yo con actos como ésos me río,
yo eché la descarga sobre el templo
e inundé la Casa del Rey, a pocos días
de agosto de 1839, cuando dijeron
los absolutistas, con orgullo, la fundamos.

Tengo seis mil años de extensión.
Gaspaleo con las miserias por entorno.
Bebo sangre de fértiles valles.
Lo pruebo todo, con agua y fuego.
Me asedenté en el polvo.
Maldigo lo que a mi paso dejo.

No soy yo quien reciclo los mitos.
Son quienes convocan mi huyilanga.
Gritan: «¡Véte, no vuelvas!»
Entonces soy su Desprecio.
Fundan la muerte falsa, o la amenaza
de su esencia y sus símbolos.
La Gran Menospreciada.

A mí la muerte me dice muchas cosas
que no están en el Boceto.

3-5-2002

*

María Peregrina

a María Peregrina Font-Thompson

Te voy a documentar la sepultura.
La inteligencia, el prestigio tardío.
Te buscaré una lápida, aunque acá
no quieras tus huesos ni velicar tu aroma.

Voy a escribir en corazones que te amen
como cuando fuíste la hermosa Font,
eso sí, la bastarda, señalada, murmurada,
a escondidas descrita como estigma.

… porque la Muerte, cuando llega, ventila
muchas cosas; te pide el apellido y los osarios
y que vengan a quererte los que amas
y odiarte, sin perdón, los envidiosos de siempre.

A tí señuda, desde siempre, por tus buenos riñones,
te recordé colegiala, esforzada y con todo derecho
a la arrogancia, te miré de reojo las piernas exquisitas
y ese busto y la silueta y la elegancia de tu estirpe.

Después de irte, adolescente, te supe en Nueva York,
siempre triunfando. Eras, para mí, la más linda pepiniana.
Acá, sin embargo, la bastarda... el susurro
de una clase excluyente, envidiosa, victoriana,
que vio finalmente tu poder en el mundo
de la moda y la elegancia, en el trato del jet-set
de América Latina, en el respeto de Doña Inés
en Fortaleza, en el mundo del arte y las finanzas...

13-9-1990

*

El gran señor

Idelette, hija de Buré,
yo fui elegido por el Gran Señor, el Excelso.
El me predestinó, por encima de autoridades intermedias
entre súbditos y Estado, con el fin de crear
la burocracia eficaz,
el Consistorio, el instituto cristiano
y por tal razón echaré tu falda abajo,
en tus tobillas estará todo ropaje,
abriré tus muslos, haré morada entre ellos.

Con vulva de mujer, litaré el evangelio.
Me seguirán los puritanos,
los metodistas, los creyentes
en la autoridad escritural de viejos libros,
el León, el Aguila, el Asno que mastica
y come la Palabra Santa y las palomas:
esposa mía, regresaré
por chupar esas golondrinas del corpiño,
mi boca se llenará de tus vellos
y tu púbico clotis
y mi espada caliente condenará
a los estériles y tibios.

Volveré a Ginebra con el aceite blanco
y la leche de las corderas
y cantaré por las palomas que tienes
en los senos, mujer santa,
porque Dios elije al que ha de salvarse.

¿Qué importa entonces el Concilio de Trento?
¿Qué importa a El, excelso y absoluto,
si se espantan los hijos de la fe malentendida!

3-10-1990

*

Hipocresía

¿Qué haré, Tierra mía, para darte
la restauración debida
y cantarte en mis salmos,
qué haré si soy quien te esquilmo,
te fornico, te odio,
mientras digo: Te amo?

3-10-1990

*

La muerte generosa

Mejor que no me observen
ni me compartan quejas.
Que no vayan a mi jardín
ni me añadan sus flores.
Quiero ser muerte a escondidas.

Esperen. Levantaré mi mano
y les llamaré porque conmigo
serán amados, les diré mis prójimos,
seres de mi anhelo, lo prometo,
pero no formen bola,
no se agrupen, yo sé mi archos,
mis reglas coercitivas, mi voluntad
de cizaña castradora.

Sé cuando expido mi consentimiento.
Sé cuando quiero el fin de las persecuciones.
Sé cuando recibo a los desprestigiados
y cuando acabaré las extorsiones
y la privación por violencia y engaño.

Por más hermosas que pretendan
sus agendas, dejen sus tijeras
en olvido, hagan como Olga Clavelillo,
no engorden sus palabras, si son vanas.
No prueben bocado, aténganse
poco a poco a su amor a cuestas,
a su amor sufrido. Así es
que se muere con sabiduría.

De lo contrario, yo deformo, apago
el aliento, y los preño en la angustia
por las sendas de días y sinsabores
más largos que el cienpies meado.

No me cobren una cuota
por el amor que permito.
no hagan nada por fundirse
en mi abrazo, suicidas del chantaje.

No me sellen con emblemas
por sabérselo todo: yo soy la boda
y el divorcio, yo soy el jardín que yo quiero,
el policía verdadero de la dicha,
el retollo de una flor y los cipreses
del colapso, árboles llorones
afines a mi llanto.

No quiero proclamas con medidas
para mi emplazamiento
ni género ni número ni turno;
no doy licencia a destiempo ni ofrezco privilegio.
Que no haya enojo pues cuando decido
y amonesto, ni se afane una norma de muchos
ni una coerción de pocos. No lo acepto.
No imito pendejadas soberanas.

Que no haya prohibiciones que equivalgan
al castigo, yo soy la Generosa,
sin monopolio de verdades ajenas.
Los que me insultan, o me menosprecian,
en su propia impostura los preservo
con la fuerza que condena,
con el robo que les roba,
con el odio de sus propios desprecios.

No. Yo no me burlo,
yo les recibo en el Seno de Abraham,
y beso a la mujer majúa,
como a lloricas que vendrán a mí,
a su debido tiempo.
No multo por lo tarde
a quien regresa, ni añado más traición
a los que se traicionaron a sí mismos.

*

Házme fiesta hoy, Cosabella

a Benito Nieves, uno de los Cosabella

Sólo la Tierra, mi jardín materno
entre los hombres, no las masas dionisíacas
con la distrofia genital de los abusadores,
examina el dulce encanto del carbono,
mi sólida mirada de diamante;
sólo los que regresan con humildad
tienen jardines, cuidan las cosas bellas
de la Tierra mía, mi corazón materno.

Benito, házme fiesta hoy.
Bendeciré a Los Nieves, va a morir
al fin la madre, tu más querido
y ponderado centro, el punto luminoso
de tus propios jardines,
quien mejor que nadie a tí
sabría llorarte, bendecirte, quererte.

Yo la ví calamitosa, paradiabética,
sensitiva, triste, melindrosa.
Examinó los rosales de Esteves,
el licenciado, y se detuvo en Rabo ‘el Buey,
me piropeó los ojos, vio diamantes
y susurró mi nombre, me dijo «Cosa Bella»
como profirió ante los hijos
que de su vientre nacieron,
como dice al jardín de tus cultivos.

Obedece, Benito el Culón,
prepárame almojábanas de olor
gustoso, házme pasteles de yuca
o calabazas, si es posible,
traéme dulces, atole, abundante café,
jugo de tamarindo. Haré un banquete.
En tu casa, un velorio.

Quiero una cosa bella de tu tierra.
A tu viejita madre, que estuvo sola
enseñadote nostalgia cuando te fuíste
a Brooklyn; hoy seré yo quien te recuerde
que de la casa a la factoría,
no todo se aprende, no todo
se factura en Brooklyn, Benito.
Ni de la soga a la casa
ni de la casa a la soga
se amarran los amores.

A ella tengo que llevármela ya.
Que no se llene de achaques.
Que no se amargue su sangre.
Voy a enseñarle las cosas bellas
de mi mundo. Te lo prometo,
Cosabella.

*

Doña Dolores pateaba el atáud

a Doña Laura Alicea-Prat

¡Suerte que tienes, muchacho!
Conocí a doña Laura y ella descansa.
Tuve que cambiarla de tumba, tuve
que enterrarla sola, aunque la puse en una tumba
sin nombre... Conozco, por igual, quien se revuelca
en la fosa y quiere volver y, no es posible...
ya son puros huesos y gusanos;
pero ella, tu abuelita, descansa y se fue ya
a otro mundo. Está en el Cielo, y la última Prat orginaria
(aún no se va); lo sé y te lo aseguro...

Ambas fueron de Mirabales y estirpe catalana.
Les conozco; pero Doña Dolores
patea los huesos; habla de noche.

Hubo que enterrarla una con otra,en un principio,
porque ya el cementerio es pequeño, muchacho,
y sepulto, una osamenta sobre otra. En las cajas
pudridas, sólo hay huesos, y a doña Laura Alicea
la reclaman los Prat, a Cadafalch, los Vélez y Arvelo.
Los Hermida ligan en sepultura si junto tus Ortices
con Latorres y Arocenas, deudos de Guacio y Cidral...

Pero yo me equivoqué una vez y en la tumba
de Prat metí huesos de Del Río y la viejita,
madre de tu madre, no me dejó en paz por eso,
sin que antes yo reparara mi entuerto; me despertó
una noche que vine abrir su tumba, por su ruego.

Me gritó desde la médula del calcio,
me habló en el corazón del hueso, dijo
que ella quiere salir de la fosa, viajar
y ver la sílice del mar Caribe, cantar aleques,
como se hacía Cantalunya y ver si por ella y por los suyos
hay velas encendidas y si en su estampa está La Moreneta
y Santa Eulalia, y no te asustes tú, muchacho.

Cuando doña Dolores, centenaria, patea
el ataúd, se oye clarito, se oyen sus huesos
que golpean como en tambores, se oyen
los viejos catalanes hablando sus dialectos.

*

Se acabó el velorio

Perdono, pero no olvido.
Odio al chota y compadezco al infeliz:

Fele Pérez, alias Jevi el Mentao (pepiniano)

Se avecindó en el Callejón de Braulio Vélez.
Sería aldeano ya, lo conocería el casco urbano.
En la extensión de la Calle El Bacalao.
aprendería las cuitas del posmodernismo,
la pose coqueta del enamorado, el prejuidicio
de los conservadores o de los que impugnan
la memoria del pasado y niegan su valor,
no se contactan con modelos arquetípicos.

Con razón Jevi mienta que el tiempo se evapora.
No lo comprenden. Eres un energúmeno.
Te comportas como el hombre primitivo.

Con licor en su garganta, se le pierden
los ojos y ejecuta los rituales
de su ancestralía, mierda ‘e puerco, Eneas,
que fue su barrio, mienta para el Mentao
la tierra idílica, donde el tiempo es puro,
no como el posmodernismo del presente.

Una diosa del pueblo él vio. Linda es
Belmontí, o monte bello para el rito regenerador
de primavera; en vano creyó ser moderno
con sus ojos del machetero primitivo,
con ese olor a cerdo que tenía en el alma.

En fin, de la hembra apetecible,
se enamoró el jibarito. Decía: «yo vi la diosa
y te juro que ellas existen todavía».
Y sin preceptos ni cautelas, gritó:
«Voy adorarla, lucharé sus amores
y mi machete llevo en el cinto».

Entró a la casa que anticipó el altar
del hombre logificante, moderno, tecnológico
capaz de rechazarlo por causa de sus mitos
de lo eterno, lo retornante y lo cíclico,
Estaba enamorado «a lo divino»
y no pudo escapar de su pasado.
Otra vez ebrio, intensamente sensitivo.

En una víspera de Reyes, entendió la gran crisis
del sujeto, no quisieron respetar sus arquetipos.
La diosa lo reprobó, los modelos metaterrenales
se derrumbaron, por fin, y él rompió los altares
a machetazo limpio. Acabó la fiesta y el milagro.

En la cárcel está Fele Pérez, Jebi el Mentao,
rompió el pesebre, el nacimiento, descabezó
los santos en la casa Belmontí. Lo aleccionaron
y en pluralidad de relatos, no totalizadores,
se entretiene contando sus anécdotas:
ya nunca más voy a enamorarme a lo divino.

22-3-2006

*

Lamento de Moncho Lira

Hay una muerte que hipnotiza, mentirosa muerte,
y no es mía y no me representa. Ebriedad es,
sopor de un limbo innecesario. Esa muerte
no es mía porque yo soy un caminante
y ningún asco, como ella, objetiva ni sicológicamente,
me detendrá en el camino.

Yo sueño con amores inmortales,
transformado voy a ser en los mundos de dioses;
en bandas de continuidad hallaré mi espíritu,
en circuitos de siquismo puro me amaron
los que vieron mis lágrimas, el desdén de un Casino,
el menosprecio de una amante querida.

La muerte que me condena no cree en mí.
¡Pues malrrayo la parta, no es Vida!
Si ella me suplanta, no es mi gusto,
si me muestra dientes blancos y acaricia
con uñas largas, será un fantasma.
Un delirio. No será la muerte mía.

Maullará como las gatas en tejados.
Observará como una araña oscuro
que hizo telar en las casonas viejas.
Ciego seré para no verlas como vaya
entre las brumas de la Estigia.

*

Memorias de Luis Vélez

Para declarar la novedad de lo adquirido,
su paso por Williamsburgo, su buen vestir
de ahora, observa con la mirada torva.
Camina con paso jactancioso, tumbao.

Riñe con arcaicas costumbres,
se burla del terruño y del viejo descalzo,
del niñajo esquelético y la jíbara casta.

«¡Cuidado, guapetón!», ya te echó el ojo
Niké y una hermana de Crátos.
Al Bíos se dijo: «él me gusta pa' qué Keres»
y Keres, diosas de la muerte son;
hálitos de premura, bocados de carroña
que se sirven a buitres, a los Unos
/ don Nadie / Señores Cualquiera Sean
/ wanna be de lo inauténtico,
odd guys / and ugly losers.

A los que burlan selva y tribu,
etnia y casta, autoridad afectiva
y todo lo tornan en dolor y despojo,
en poblados y en aldeas,
cualquiera sean, de Corinto al Helesponto,
de Añasco a Ceiba, de Mayagüez a Pepino,
Zelo los mira, lo sopla a Crátos.

A la fuerza, al poder, a la Kürwille
se cuenta todo, se investiga.
El informe es completo, minucioso
y Zelo lo presenta, con celo,
detalle por detalle
y sin mentira
a la Muerte.

El esnobista que blasfema,
el farfullero, voz de títere malo,
el odio de alguna gente lo llama
con nombre y apellido: Luis Vélez
y vieron que salió de «El Ultimo Trago»
de Don Funda y antes entró
a bares del Guayabal.
Se percibió lo indecible: espíritus
de ron caña y espejismos de sí mismos
junto a Santito Rosa, el ojo de águila.
Aquel del cigarrillo bien posado
entre dedos y 6 pies de estatura.

Siempre imprudente, el aguajero dijo
que su nombre fue escrito
en la koinonía politiké
(¡soy importante! y trajeado
aquí se arma mi cinto,
aquí guardo disparos).

En el libro de los muertos
y en el libro de las horas,
se tendrá mi memoria
y hoy soy animal cívico,
hombre de empresa, bodeguero,
y vayan a ver mi bar en Hoyamala.
que la guardia no bajo, ni a mis años.

Muy distinto a la aldea que le dio despedida
y lo vio con una mano atrás y otra delante,
emigrado a los niuyores, en antaño,
es él, hoy es nuevo su mundo de progreso.
Lo advirtieron: «Luis Vélez, parejero,
Pepinito sigue siendo el mismo».

En la barca, con Caronte al mando,
se perdió su moneda, oferta
de llevarlo a la orilla de ese allá
tan prometido, el Edén social
que cree que se merece,
para que sea mayor su autoridad.
Y, en fin, tenga comodidades,
lengua nueva, verbos más incisivos
y reconocimientos.

Mas fue aquí que naufragó,
«Carajo!», dijo. Vuelvió la burra
al trigo... Sea como sea...
Llegó, entérate, Pepino.
A Luis Vélez lo vomitó la bruma
y lo tienes aquí, en Fiestas Patronales,
en enero bendito, comprándose
con insolencia el Pueblo Entero.

De Hobbes trajo el contrato
de las bestias y mucha rabia observadora:
¡Qué feo está este pueblo, carajo,
mira ese viejo con la artesa en la cabeza!
«¿Qué carajo pasa en esta barra?»,

siguen eñangotados agregó él
y Zelo le salió, en sobresalto, del bolsillo,
celo que es hermano de Niké,
¡ni qué te importa, pendejo!
Zelo que no traga cuentos,
que no se esconde en el miedo.

El coraje lo tiene objetivado.
Zelo es venganza arrolladora,
la dinamita pura, la pólvora
en el trago que se bebe.

«Aquí no pasa ná que te importe
y cállate, porque sé que te cagas
en Dios y no me gusta,
tú maldices las hijas profundas
del terruño, a lo más bello del Hades
y de las Gracias, al inframundo
y el misterio, Luis Vélez».

Y no abrió la boca más
sino que oyó, más bien, que Vélez
lo maldijo: «¡Me cago en Dios!
Mira quién me habla de las Gracias,
Zelo, el borracho, Zelo ajumao».

«Que te calles ya», reaccionó Zelo
y le bailó la cara a Luis de un galletazo
y lo tendió en el suelo y lo observó con asco.
Yo soy la Muerte, hablador,
y si te digo cállate: ¡A callarte!

*

Meditación de Juanito Sacramento

... Y, de hecho, la propia nada, como tal,
estaba aquí... ésa es la manera como nos acosa.
En su presencia enmudece toda pretensión
de decir que algo es:
Martin Heidegger

La muerte es el bochinche más hermoso.
Casi es silencio. Juanito Sacramento
lo presiente. A La muerte propia, irreductible,
no se burla. Ninguno podrá desfigurarla
o jugar con su gozo, sujetarlo al tripeo.

Una posibilidad permanente estuvo aquí
y hoy, en el intransferible acá, dio el tumbe
y del mundo de utensilios, lo tuyo,
nada quiere. Nada le basta.

Todo es tusa, bazofia, lodo.
Vales para el suspenso,
La Nada impera.

Un ser para sí es quien invita
a la existencia auténtica al varón de Jauja,
a las hembras entre ropas tendidas, un ser les habla.
Un ser cuya presencia se da en lo desoculto.

2.

Judex ergo cum sedebit:
quidquid later apparebit;
ni inultum remanebit:

Requiem Tuba Murum

Ningún cafre, con su bayú, transforma
este objetivo que Ella trajo
con el afirmativo Sí que vuela tan bajito.

Ningún diablo en patines
la arrancará del volante, Ella maneja.
Dice su inesperado «Es Hoy»
y comanda la relación originaria
con el Ser. Todo a su antojo.

Es la jueza que evalúa lo oculto.
La Gran Dispersadora de tinieblas,
cesación de lo orgánico
y pide bíos y cuatro puntos
cardinales y el centro del punto caramelo
y la ilusión y cada proyecto de la muchedumbre.

No oye ya a poderosos ni machangos
ni al pichote que es bobo a propia cuenta
ni a pendejos ni a los listos de millaje
ni a cualquiera que perjure sus ínfulas
y el dominio con angustias medulares.

En vanos dicen los mortales: ¡No quiero!
Ni ebrio ni dormido rendiré mi Jamás,
mi No rabioso. En vano dice:
«Ni muerto ni cadáver, perra bruja».

Se afanan con sonidos de trompetas, pero...
en fin, no se lucirán esos chayotes. Nunca.
«¡Que te den morcilla, Chucha sata!
Que te emponzoñe una araña panteonera
antes que me toques con tu olor de sequedal.
O telerañas en los harapos negros».

¡Pobrecitos! Quien sin sepulcros cavados
por los hombres, retumba con sus voces
es la que nunca se avergüerza.

3.

Visualidad es, desnudez pura, voz de inocencia,
Lux Aeterna, Jueza de la Cesta hermosa.
«¿Qué vale el truqueo de los pateones?»,
Don Luis, sepulturero, lo pregunta.
«¿Qué la girla que reparte sus cricales?»,
acota don Emilio, su ayudante.
«Nada», responde Atán el negro,
vigía del Cementerio Viejo de Pepino.

La reina de la Luz, habitante del Túnel,
no talonea en burdeles,
no es Mapi por el placer cautiva,
no es el azar de Maximina, bolitera
con quien puede apostarse los pesos y centavos.
«Es la Misa Suprema y día de lágrimas,
lacrimosa dies, versa est in luctum»,
susarra Juanito Sacramento por causa de escuchar
las misas de difuntos del Curato y la Iglesia.

La propia nada como tal existe aquí.
Vino Ella. Lo ente en su totalidad
quedó caduco. El puro ser
y la nada son lo mismo.

*

A don Mayito, el zapatero

En un zapato acosté la vida,
en un zapato que se fue hasta el lodo;
no siempre se vive agradecido, valeroso.
Estar de pie es un poco morir
y desgastar los pasos.

Tú me ayudaste, Mayito, con tu alegría
y tu humor, tú zapatero, renovaste mis suelas,
me rezurcíste el cuero y a veces, mi alma,
sucedía al verte con la guitarra en las manos.

El zapato se desgasta y el aguante.
Te lo dije, don Lano; se lo había dicho
a Don Geño y Otilio, recordamos
a Cheo el Oso; ebrio en sueños
ya de gigantes estaturas, futurísticos,
en zapato con ruedas, él pensaba,
en patines para todos los niños.
En verse en la carreta de su viaje a la tumba,
sí cuando estaba triste. Eso sí,
como recordaba don Mayito
y Don Lano, delantal, zapatos que remendar
y cuchillas a la mano. Nuevamente,
cuando vuelva a la vida, querrá ser zapatero.

6-7-1980

*
*
*

Tercera parte
Oralidad de los demonios

La vida no se detiene cuando pasas al otro lado: empieza... Cualquier csas que seas capaz de imaginar, las puedes crear, porque todo se reconstruye mediante la imaginación... Hogares encantadores, bonitos jardines, picos cubiertos de nieve; cualquier tipo de entorno que puedas desear está a tu alcance: Betty Bethards

Perire ut novare / morir para regenerarse

Al tercer día en el Lugar de los Clamores
ante la boca insaciable y muda
de lo oscuro y del olvido, irrumpió Resef,
demonio de arco y flecha, el ser-armado,
Destructor de Mitos de Ugarit, árbitro justo
debajo de la piedra, obelisco teriomófico
de un vivir infinito, más kármico.

Y dijo: hijo de la amígdalas, peticionarios
del témporo lobular de mis gehenas y seholes,
sus bases neuronales de violencia, conozco;
su innata agresividad me da pena; pero he aquí
que les sonrío y les invito
a mi danza: Perire ut novare.

Odiosos tanatófilos, incrédulos y ambiguos
son ante la repetición continuada de la vida.
Los reuní en un Lugar silencioso, apartado e insaciable,
para darles la palabra más dura. Son, en conjunto.
asesinos del ángel. En la orgía de lo permisivo
se exaltan, en el politeísmo de la belleza claudican,
en lo más pobre del Valle del Hinón
comen los desperdicios y prefieren
ser buitres antes que nacer como Titanes.

2.

Les cité al Lugar del Clamor
(¡ay, yo que les llamé, echándolo todo a la torera!)
yo, que les dije, «que no sea necesario
que en angustia se devele la Nada y lo caduco»,
les amé, yo el rencoroso, y supliqué
(que Ella / la Muerte / la angustiante)
no vuelva a acosarlos, porque la angustia
acosa, persigue, ¡ay! y la Nada desiste,
empuja y escapa, rechaza fuera de sí
y da berrinches, suspende y enmudece,
pero... ustedes... hablen aquí,
les cité para que soliciten, sean de veras...
mis peticionarios, hijos de mi espada, destructores
del Ego cesativo, almas que ya no quieren su gangrena.

Suelten la sopa, sean manifiestos,
vuelvan al fundamento originario,
a la realidad cíclica, fluída y geometroide,
pidan hasta evitarlo porque los orígenes inferiores
vendrán y apresarán sus vidas en dualidad secuenciada
y el gargajo volverá a ser gargajo, los tiempos negativos
existen e importante es que ya su realidad sea otra.
Un algo que trascienda, calidad de vida,
siquismo renovado, pero pidan carajo de lo supraceleste:
el alma buena, incolora, intangible, la visión del ser...
y el caballo bueno, sino es bueno el auriga.

Aquí fundé el Lugar del Clamor,
la concesionaria del tránsito
para el putredine cadaverum;
vengan otra vez por el carro alado.
Vengan, vengan, tempus fugit...

*

Un demonio llamado Trujillo

Y vino él, que mencionó con hágase
su nombre al que después viajó por altamares.
Huyó a su propia muerte, envilecido, pero dijo:
«Llegó Trujillo, el Generalísimo,
llegó el exterminador de mariposas».
Un émulo infeliz de Rubirosa, con nítida afeitada,
el odiador de los haitianos; ¡ay! como la muerte
vino a las 5:00 de la tarde; ¡ay! como blasfemo
bendecidor de Franco Bahomonde, con amparo
del Imperio Americano... y no trajo cabeza,
¿quién le decapitó? que clama así,
herido más por los lloros de su cáncer
en la próstata, herido por una mano más asesina
que la suya propia... y pidió, como el rey
que ante Moloch sacrifica a sus hijos
y se observó en un espejo de la niebla
más bruma cuando tenía una cacatúa
sobre el hombro, «pues mi cabeza no hallo»
y las manos las escondía bajo su vientre.
«El cáncer ya me comió los cojones».

El no quería el olvido; él no quería la obediencia.
«Yo sólo quiero todo mi pasado», dijo.
Quería su palacio de caoba, atrás un arrabal
con negros vagabundos, jodidos, pordioseros.
Pidió los muebles, sus objetos de uso cotidiana.
A Keb y Selket, que cuidasen sus nalgas,
a Amsiti e Isis, hígados e intestinos.
Ocho dioses quiso para la Gran Tarea:
Que me abran la boca, localicen mi falo,
me devuelvan los ojos, la nariz, la cabeza.
«Canallas son, maditos sean,
lo que me decapitaron».

*

Profetas de sombra

Arrebataron las endorfinas de las voces.
(¡Que no quede gozo ni dulce labio
que musite su canto, sorbos de fantasía!)
Los profetas olerán a sombra y cueva oscura,
ya no a humedad de luz...
ni a esperanza de agua rumorosa.

Espinos son las penumbras.
Cucarachas volantes, inmensas
como portaviones, los agresores
en el aire oscurecido.

¡Ay, vendrán a maldecir el Ser!
a decir que no existe el Ego cesativo,
a ofertar los falsos dioses por monedas,
o prestigio, acomodo o, en fin, prebendas,
obispados, boatos, que son sustitutos
a la inicial pobreza cisteriense y el cimiento!

Por ansias extraversas de
cucarachones de la gresca y la vivachería,
con hábitos mentales fáciles y externos,
se motivó la intriga, intriga, intriga
y se armó en guerra santa, yihad,
yihad, yihad, intriga, intriga...
ansias extraversas de joder
al que es santo, necesario y justo.

... y a van a espinarlos, porque ya están
en camino a la voz de yihad, intriga,
guerra santa... Echarán en agresión cuasi directa
la maldición, su demonología...
aunque bien que han evitado dar la cara
para mentir a sus anchas, para desgarrar
a otros con el gozo torvo de sus cobardías.

Los conspiradores escupen sobre el polvo
del desierto, porque por allá se van
los hermitaños a refundar el hombre,
a rescatar el agua, a devolver el fuego.

*

Oralidad

a los heroicos pueblos de Iraq y Líbano

A estos puercos que lloran,
a estos gadarenos en medio de la lepra
de cautivos, dan por menos
y los menosprecian, llamándolos demonios,
siendo ellos los auténticos hombres, ángeles humillados
por el Viento del Norte y la jactancia
de los mentirosos y los agresores.

Van conduciéndolos, ajotándolos al abismo.
Los ahogarán en el óxido del mar,
en la memoria del polvo y creerán, viéndolos al morir,
en mares de su veneno negro, que olvidarán así
sus crímenes y se regresarán victoriosos.

Mas no será posible: existirá... desde hoy
y para siempre, la oralidad de los demonios.

*

Los genocidas

a los demonios del genocidio Rafael Leonidas Trujillo,
Augusto Pinochet, Efraín Rios Montt y Alfredo Strossner

¿Dejarán de oírse sus condenas, juicios sumarios
perpetrados con los únicos testigos allí,
la soledad y las cavernas? ¿O esperan por Quien
les eximirá de sus crímenes, siendo sus manos homicidas?
¿Posarán ellos de intachables, compasivos,
fieles, nobles, por virtud triunfantes, cuando al hombre
(aquel verdadero, que meditara y trabajara
y ciertamente que algunos lo hacen todavía)
le llamaron loco, inútil, perverso,
infiel, bestia sin espíritu?

... y no fue cierto, a los perseguidores sí, sí
los motivó su envidia; no admitieron que nada pueden,
sino con robo y ventaja, con traición a escondidas...

2.

Los dejaron con ropas pudridas y en hambre
de secos huesos; les arrancaron el collar
que les prestó Vanadis, la joya de la Gracia
y la alegría, la cesta de las Cárites
(que es ágape, fundamento hermoso,
virtud diálectica, magia verdadera).

Vendrían de la Etruria de la toga
los advinadores del azar, hoy perseguidores,
expertos en ver demonios en el ente del ángel,
expertos en decir eres malo, gastas con lujuria
el harapo, tu sarna con gusto, rascas y no pica,
con la lepra del mundo conspiras,
pero te investigamos, acudimos
a los recursos necesarios. Te espíamos
donde menos lo creas, te queremos a raya,
te llevaremos al mar y como una rata
morirás en arrecifes y oscuros fondeaderes.

3.

El hombre es el motor de una historia sin sentido,
secuela de un mundo absurdo y de un infinito fríamente indiferente:

Luis Sánchez de Movellán

Ellos no pondrían la cabeza en el asador
ni por sus madres, pero hoy son funcionarios
de jauría, expertos en conspiraciones,
en mundos absurdos, en historias sin sentido.

Hoy son gladiadores bien entrenados, agentes
de sangre fría, pentagonistas en el choteo
de los Luckiest among Lokys, camaleones,
buitres, filósofos de la Derecha antiigualitarista,
caníbales de la globalización
y el inmanentismo de lo sagrado, mas...
¡ellos no pondrían la cabeza en el asador ni por sus madres!

... te acusarán si la amas en la biafra somalí,
en la haitiana etíope, te dirán: «Sólo creemos
en el Orden que dicte la poliarquía de élites elegidas,
nuestra democracia, nuestra dictadura especulativa».

«En la negra demonología, tu nombre será
hijo de Agar, la esclava, hijo gadareno y verraqueado
que ajotaremos hasta la mar, con el odio».

Ellos amaron el lujo y la técnica de los enanos solidarios,
incapaces de aprender y dar su sacrificio. Por eso
no inventarán nada, sólo intriga, intriga,
inventarán la miseria voluntaria. O peor:
la miseria de la guerra.

No subirán al mons púbis de vanadio por causa
de esa impura etología del ser-en lo insuficiente,
traicioneros, conspirativos, doctrinarios,
defensores del parasitismo y las agresiones.

*

Las intrusas

a las hermanas oscuras, a las Erides

Así como el ladrón para sí roba,
yo intervendré en asaltos y violencias,
cosecharé en hurtos, me quedaré con lo que es mío,
porque yo presto al hombre collares de vanadio
y una talega, con las virtudes del mañana,
les cuelgo cuando aún no han nacido para el día.

La delicia y sus mitos son míos.
No los cederé al vandalismo de las generaciones.
La narratividad de los días más heroicos
es el licor que preparo para mis ángeles con sed,
anhelosos de regresar a las aguas y lavarse.

La poesía es la invocación en mi nombre.
Estarán en mi llamado mis co-mandatarios,
mis hermanos postizos, mis amantes,
los que harán de su vivir pasión, maroma,
atentados, vorágine y peligro.

Bien que se vale lo que hacen. Me aman.
Robaré por ellos la delicia, beberé
de mis antípodas la sangre, memorias enterradas,
el abandono en la pura biología; botín de mitos
rescataré por los míos, que son hoy
los desconocidos, reprimidos, olvidados...

Sin ellos, Yo La Intrusa, ¿para qué sirvo?
Yo, en discordia, soy rescatadora, útil, imprescindible
y a los que me aman, sin temor, les ayudo
a empujar la piedra cima arriba, a sudar el afán
de interés propio, lo más justo del individualismo,
hasta el lugar donde está lo mejor y más secreto
de la identidad unitaria con lo colectivo.

4-4-1992

*

Los hermanos traicioneros

... Eris, the healthy sense of competition:
Pierre Grimmal

... pero hasta mis propios hermanos me traicionan.
Anhelaron la discordia sin esencia, la violencia
la produjeron con razones vacías,
sin otro escenario que lo externo.

Yo, La Intrusa, puse un nombre al Dolor
y dí como alivio el Olvido.
E hice con mis partos Juramentos
para que cesara la angustia y se muriera el Hambre
entre estos egos, soberbios y primarios, que perpetúan
la rabia de violentos y sus Deseos impuros,
aberrados. Son accidentes del Ser,
cuyas entidades no quiero,
cuyas desesperanzas destrozo.

Por eso intervengo, me meto aunque
no fui llamada a las regiones del Caos
y de la irrestricta Discordia.

¿Qué será la Noche mía sino guardé en juramento
la protección del tierno lloro de la vida?
¿Qué serán las hermandades primarias de los entes,
Ares en el aire, Júpiter en el éter, si yo no metiera
mis narices en los movimientos cíclicos de los avatares
con que estos demonios gigantescos me matan
(aunque vuelvo y resurjo) y me esconden (y yo me filtro
y reaparezco, recursiva)? Díme qué... porque yo doy nombres
y produzco memorias y juramentos por cuanto soy…
¿Qué serán los opuestos necesarios,

sin mí, la Intrusa, que sana y lava las manos vomitadas,
las sucias piedras lanzadas, los volcanes brutos de ira,
esencias matoides de euménides en sangre y egoísmo?

*

Mi hermana La Oscura

En el jainismo dármico, Dharma se entiende principalmente
como el movimiento de la Dravya, o sustancia universal...

Quiero a mi hermana, la Oscura, sobre todas las criaturas.
Aunque sea la hija de la Noche, con mis enteras ansias, la quiero.
Es mi dragona verde y una hermana en la molicie misteriosa
de los movimientos, es memento mori de la Dravya
que no se observa en el día, por lo que aún en la noche
la quiero. Ella se queda invitadora en los hiperespacios.
Cuando más intensamente duermo, sube las escaleras conmigo.
Fluye a los campos abiertos donde combate y es temida.

Yo la jalo hasta mí para así verle el rostro,
cobijarme en sus alas; yo le doy besos
hasta la madrugada y ella me pone nombres.
A eso se dedica.

A decir a gigantes de los mundos étereos:
Vendrá el día en que seré el equilibrio de los astros errantes
y me llamará cada hombre, sin quedar uno, a que explique
la Estrella de Seis Puntas, la gravedad y las esferas ocultas
y el Arbol de la Vida y la Esperanza y el amor verdadero.

¡Pero no la oyen! ... me importa porque yo sí la amo.
En ideales para una vida simple
pocos son quienes creen; yo sí;
de la igualdad entre varones y hembras, se forja la monda,
el chiste y la ocurrencia de códigos morales; yo no.
Con la Dravya se han limpiado el trasero, no yo
y con un «En-Sí», sin «para-sí» no la comprende ninguno.

*

La provocadora

a Marcianita Echeandía Font

Así comienza el descenso, lo cesativo
del Yo carnal que se vuelve cuerpo hediondo,
mosca a ratos, fatula voladora
y saldo en el olfato del ratón podrido...

Ella como esperanza, lo más grato,
es lo único que queda, pero no lo queremos.
Es un tabú. Mejor ni imaginarla.
¡La hermana intrusa!

Ella, a quien nadie ha querido, a cuyos hijos
llaman Angustia, Penuria, Apáticos de la Maya,
deformes de cuerpo marchito, ropa sucia
de lavaderos, malnacidos, ella nos queda.

La Provocadora, la que viene al hombre
y dice, «Para la oreja, necio» que va a nacer
una doncella en Orleáns, como antes nació
la madre de un profeta y se llamó María,
Santa Virgen, vírgen santa,
así nacerá la primera Madre de las Naciones Libres
y Juana adolescente y campesina
se vestirá de varón y será célibe
pero la van a examinar como a una perra.

Van a meterle dos o tres dedos por el culo.
La desnudarán y una pupila con lentes
escrutará el centro de su útero, van a oliscar
su clítoris hermoso, a dedear verificadoramente
su doncellez y, después los inquisidores avergonzados
dirán: «Puta no ha sido todavía,
ante la Iglesia y los Reyes de Francia
ella no miente; pero digan al Delfín:
Es provocadora; en su hermosura
ya tiene su pecado; oye las vanidades de su propio ego;
que se vista otra vez de mujer, haga mil penitencias y rece».

La Provocadora, la hermana que viene al hombre
y dice: «Para la oreja, necio», me dijo: Nacerá
en la casa de Cecilio Echeandía, mi hermana
Marcianita, la dulce y sola, la alegre e impredecible
Marcianita y se pondrá a bailar ante los ojos
de aquellas sus hermanas en la carne, aquellas
creyentes en valores victorianos
y, por puritanería, pensarán
que ella baila como negra de los fundos algodoneros
del Sur Confederado y los puertos de Charlestone
y Marcianita se zafará de los corsettes apretados
y con ropa liviana, corta, suave, enseñará
los glúteos y a sus hermanas, las mujeres
de principios de siglo, sus hermanas en todos los rincones,
dirá lo que ya otras repiten en la tradición de Luisa Capetillo:
«Vota, participa, rebélate, produce,
habla por aquella Eride, la genuina y oscura,
que se silencia en los hiperespacios
o en lo profundo de la psiquis del hombre,
porque tu HERMANA es».

*

Presentes

a mis hermanitas Rebecca y Raquel

La Provocadora, maldita porque dijo en medio de la guerra,
existe la Soberbia / el Egoísmo y, hermano, voy a obstruirte
desde hoy, donde quiera que vea estos rasgos,
sentimientos de mi asco,
los haré mis erinías, mis vómitos, mis bascas
y alguien por hacerlo me llamará bendita,
hermana oscura de la noche.

Y fue cuando me dijo, en aguas del Río Aqueronte,
mis hermanas en la Tierra son muchas,
pocas porque tu memoria es como grano de arena;
pero cuídalas cuando las veas, aprende a verlas
donde yo las veo, aprende a amarlas porque yo las amo.

*

Viaje en la montura de mi dragón

Driven visionaries, they sowed dreams and harvest dollars.
(...) He produced an affordable car, paid high wages and helped
create a middle class, not bad for an autocrat:
Lee Iacocca

Y, entonces, la Dragona Verde, niña alegre /
hermana desnuda / vestida con collar de vanadio,
ninfa que me lleva al río de sus infiernos,
al Stix de su matriz oscura,
al cielo de los verdes prados, regresó
a mis ojos y me entregó sus alas.

Un día, inolvidable día, me susurró:
«Volemos al 1907. Verás a dioses pioneros
de tu mundo; él fue mi hermano», Henry,
y lo vimos en Broadway, New York City.

Mr. Henry Ford al volante del Modelo T.
Ni más ni menos. Delante de la fábrica.
Un dios venido a menos; hoy, un cadáver.

«No es sólo un excéntrico del siglo. Tu siglo.
Fue el hermano que dejó los campos agrícolas
de Dearborn, Michigan y con el poder que tuvo
en doce horas y noventa minutos
se construyó el primer carro; míralo, veedor,
y escribe que desde hoy comenzará
la producción en masa, la industria,
y después la soberbia, ya no será necesario
el gas que combustiona mi aliento desde el éter,
ya no más necesaria será la luz profunda de mis ojos;
con baterías eléctricas de Edison
me olvidarán; ya no seré dragona verde
como el pasto, ni velocidad de águila.
Me van a olvidar las multitudes,
me van a decir Oscura y Mala,
Intrusa, Zorra mitológica y harpía».

«La Segunda Guerra Mundial
lo separó de mí definitivamente.
Fabricó los bombarderos B-24 y jeeps de campo
y travesías militares y, al hacerlo, no quiso
ni querría en sus fábricas voces de sindicato,
ni pacifistas ni protestatarios».

Sus productos entrarán en 33 naciones,
venderá en todo el mundo conocido.
Controlará plantaciones de caucho en Brasil,
16 minas de carbón y miles de acres
de minas de ferroníquel y acero de Michigan
a Minnessota; con crímenes económicos
y antisindicalismo controlará ferrocarriles
y puertos; aterrorizará a la gendarmeria
de su propio emporio de fiscales y empresarios.
No querrá judíos consigo ni socialistas
que le muevan el tapete, mejor dirá
«Hay que matarlos»; pero... un poco más
e idolatra al Führer, Adolfo Hitler...

«Examina pues, Carlos, la soberbia
de los demonios de los que te hablo;
míralo es Henry viejo, a los 83 años,
en su mansión de Fair Lane...
no es el mismo que víste en Broadway,
Nueva York, al volante
de su Modelo T de 1907.
A este lo espera la muerte
con los rostros del Karma».

3-6-2001

*

El expansionismo victorioso

Theodore Roosevelt, more than any other man living
within the range of notoriety, showed the singular primitive quality
that belongs to ultimate matter, he was pure Act:
Peevish Henry Adams

Roosevelt thought with his hips: Edmund Morris

Ven y vé al hombre que se traga
de una sentada su licuado de doce huevos.
Ven y vé al dios de energía anómala
porque él es el más serio de los hechos
que cunde el destino del ser-de tu colonia.

Como un mono se trepó a los árboles,
quiere apoderarse de algún nido, robarse
los huevos del nidaje y, ¿sabes quién le grita
que se baje? ... el senador Henry Cabot Lodge.
¿Oyes lo que le dice, Carlos?
If you knew how ridiculous you look up
that tree, you'd come down at once...

... pero, ¿qué le importa a esos demonios,
hermanos míos de lo oscuro, si arrancarían
mi cabeza, con ganas de patearla,
y revolcarla en tierra para sus retozos?
porque yo soy la que obstruyo la energía ilimitada
con que se proyectan, egos de encumbramiento
en la historia del hombre;
el poder de la pobreza y el totalitarismo
no lo quitan, no lo absorben, como yo,
con el poder de mis mensajes, las Ideas.

«Apasionado sentido de nación», lo adulan.
No, mentira; son Guerreros Alegres,
chupasangres, torturadores, agresores,
Jinetes rudos, rufianes, mentecatos fabricados
por la prensa chapucera, amarillista,
metemiedo; los periódicos de Hearts
se aprovechan de sus gábilos para que digan
«Over, under or through, but never around».

Se jactan los babiecas, se glorían de batallas
que apenas han peleado dignamente.
Han reclutado a los ultrajadores,
ladrones, cuatreros, y van con la ventaja
del auditorio culero y canalla que le aplaude.

Dijo que un lobo irrumpe en su corazón.
Un lobo que se yergue y busca a sus secuaces.
Un lobo carnicero que la ignorancia consagra
el defensor de los bosques y las ecologías
remanentes, the first conservationist President.
No, mentira: Asesinos alegres, cazadores
de mansas liebres, asesinos de búfalos
y elefantes, iniciadores del Big Business
y el Gran Expansionismo victorioso.

3-5-2002

*

Cementerio

¿De dónde realmente se origina ese olor
de sabandijas, roedores esquilmados,
carnalitas putrine, dónde
se arrinconan esas agonías?

Me agrede un espantajo puto,
abombao, excrementicio
de sobrajas, un juicio final
de podredumbre.

¡No me traigas aquí, Viajera Oscura!
Siempre me díste manantiales, limpios surtidores,
siempre te hallo en los prados de vanadio, ¿por qué
avanzas hoy hacia esta bruma oscura?

Vuelas tan bajo ahora que los veo.
Creen que viven aún, pero sus carnes despellejadas
los delata. De sus espaldas comen los ratones.
De entre sus dientes asoman gorgojitos.

*

Tragedia haitiana

A los refugiados haitianos

Alguien se preguntará cómo se formó
el desierto y sus escarabajos,
con rostros tristes, cara-abajo, tirria en alto...
y por qué en tí, Tierra montañosa,
¿por qué en Haití, jardín afrotaíno?
las hordas rivales
apuñalaron las aguas
y la alborada quedó sin arcilla.

Hasta la sangre
las jaurías de tantos desprecios
han mordido al ser de sal en zanjas secas
y han nacido zombíes de junco y ortiga.
En las memorias de los riachuelos,
se olvida que América te debe el anhelo
más temprano de horizonte (1794)
y que has tenido soles duros,
escarabajos ardientes, combatientes
a la vera de plazas remotas
conjuradas en Gonaives.

Se ha olvidado que la pólvora
jamás ha sido tan heroica
tierra abajo, bajo cara,
como para evitar que el fuete
establezca al tirano y el alma trague
polvo de culebras.

Alguien se preguntará
por qué se marcaron tantas cicatrices
¡demasiadas, Haití!
en tu geografía llena de colores,
en tus negras espaldas
a pesar de voces de protesta, dentro
y fuera, tierra arriba, tierra abajo...
y el llanto y el ritmo y los pinceles
y tambores y manos amorosas
de labriegos y ventorrilleros
en las calles de Port-au-Prince
y Cap-Haitien...

Visto desde el alto Gros Morne,
es árido el aliento de cada mañana;
pero, en las tardes, hay balseros
que se juegan la vida y se lanzan
al viaje sin garantías,
a la danza de la muerte,
a los garrotes homicidas.
Aquí, años después, se les espera
porque los balazos apuran sus regresos.

La marejada de almas inconformes,
los rostros y piernas que huyen
y los pasos en flote de mar incierto,
¡son parte de la Tierra Montañosa!

¡Tu desierto de silencio y violento dolor!
Con hambre se cavan tumbas para inocentes,
tus niños sin futuro y, con tiranía y metralla,
tumbas más adultas, sedientas de libertad y progreso
y, por esta razón, se echan a las aguas,
tristes y cansados, crédulos haitianos
del próspero, modélico y justiciero Norte,
y preguntan por qué la Tierra Montañosa
tiene ríos venenosos como la hiel
y su pan sabe al dolor de playas extrañas
y la dulce lluvia de abril no regresa.

Nada regresa, todo se va.
Se miran empujados, pateados
en las bocas y en la espalda,
descritos como intrusos,
extranjeros
migrantes
indocumentados
negros
sucios
bandidos
delincuentes.
cochinos, feos, salvajes
incivilizados viruelosos, haitianos,
en fin, la descarga sedienta
del sequedal de la Tierra,
y siquiera allá reciben la respuesta.

Y aquí, a tiros enterrados en el agua,
a derrota sumidos en prisiones,
sobrevivientes,
expatriados,
devueltos a estocadas y porrazos,
el reino del terror crece entre profetas
y claman todavía, cara bajo, cara arriba,
carimuertos, tirria en alto,
proscritos y huelguistas y estudiantes...

13-8-1983

Anteriormente perteneciente a la colección «Cuaderno de amor a Haití», premiado, por el Liceo de Cultura Iberoamericana de Los Angeles
*

Dos seres demónicos

In the 1950s, Rafael Leonidas Trujillo Molina,
a brigadier general and commander-in-chief of the Dominican Army,
ranked among the world's weathiest people. By the day of his death,
he had amassed a net worth of $800 million. According to Time magazine,
he invested $100 million of that wealth in the United States and Puerto Rico:
Himilce Novas

En la página oscura de las ambiciones del hombre,
en el Libro de las Horas, se citaron los instintos criminales
y observaste uno... fue uno de los remeros, aquel es...
Míralo y recuerda su rostro; no le temas jamás,
no lo imites ni defiendas ni cantes loas a su nombre.

Es Trujillo, el tirano. Sumiso al Vaticano
y al Imperialismo. Es un asesino mayor,
comandante en jefe de una casta de asesinos
por los cuatro costados. Egoicamente se autonombra
como su homónimo de España, Francisco Franco Bahomonde,
el Generalísimo, el Comandantín.

Este es uno, Tu Vecino. Lo nauseabundo
que circunda su barca él lo ocasiona;
sangre enferma de sus asesinas manos.
En el Astral, la Justicia se vomita por su causa,
mira si es él lo más brutal de los mundos uránicos,
mira si en la Tierra, nuestra Gaia ha llorado suficiente
cuando supo que lo llevaron al Caribe
con Tres Viejas mudas, ciegas, sin aroma,
Circes de horizontes de dolor y engaño;
vientres sin la riqueza de los cinco sentidos.

Pudo haberlo parido una hiena; por la tripa
de su ombligo que se asomaran escorpiones.
Pudo haber sido que en vez de cartas, su padre
solapador repartiera inuendos, infamias, chantajes,
o tal vez, si lo tocara la vergüenza con su magia,
al ver a la Marina cañonera americana,
apoyando al engendro de su hijo, emitiera
un telegrama para el mundo:

El hijo de un cartero, el que nació en mi casa,
es un ladrón entre ladrones,
vendepatria de cuerpo entero, se robó
las elecciones, estafó a Horacio Vázquez,
se prepara para sembrar el miedo,
el caos, la némesis, el ultraje colectivo.

En la página oscura de las ambiciones del hombre,
toca a este paranoico dar sus treinta años de servicio
a las más bajas villanías, al egoísmo, a la inclemencia
contra el prójimo; míralo entonces, Veedor de lo ya-sido.

Lo hallarás, como hoy, escudriñando, entre viejas revistas,
cómo sostener erecto el pene, cómo estimularse, sin fallar
las puñetas, cómo intensificar sus aberradas
fantasías de sexo, a falta de erotismo puro.

2.

By 1957, Trujillo had six spy operations in place,
which supplied him with and endless stream of information

on "unreliables" and ordinary citizens. Dominicans soon learned that a neighbor or even a trusted friend might be a spy...
He controlled the press and the schools with an iron fist, and, thus, the minds of the Dominican peoples. He quelled dissent through torture and genocidal massacres of the opposition,
through the close monitoring of each and every citizen:

Himilce Novas

Está tan sólo el pobre diablo.
Cree que todo el mundo lo persigue.
O que vendrán a verlo. Los que no le comprenden
e impusieron sanciones de la OEA
sobre su imperio en entredicho, esperan
según él, que les llegue. Les ofrezca migajas.
Les gestione un empleo. Les perdone un delito.
Este viaje es sólo temporario exilio.
Por lo bajo, se figura que es un dios caribeño.

Por envidia, cree que lo roban, que la gente lo maldice
cada vez que da la espalda para despedirse.
Que el Presidente Betancourt de Venezuela
es un hipócrita, títere como él de otros poderes.
Zapatillas de los extranjeros, él y sus iguales.

Está tan solo que piensa que ultrajará a las tres Mirabales.
Será esta noche. Ha comenzado matando a sus maridos;
pero él quiere a Dedée, la temerosa, la pequeña.
Ella sí le ha gustado, la clavará en su vientre.

Se escondió entre esas cajas de libros
de poesía, con informes de sexo, porno y felatorismo,
cómo ser el vigoroso, eterno salta-cama,
cómo cingarse mulatas como él y blancas del jetset
latinoamericano, anglo-europeo y gringas putangonas

que lo quieran insaciable y él se monta a sus haitianas
por el culo, mientras medita cómo hacer que sus opositores
le chupen el capullo, de rodillas ante él.
Que hagan lo mismo, así lo hará Dedée, Patria, Minerva,
María Teresa, todas, todas... y lo llamarán
Generalísmo, perseguidor de Mariposas.

Algunos no obedecen; no se acercan a la mira
de sus pistoleros, asesinos en uniformes,
diseñados por él mismo; costurero de homicidios.
Saben quién es. El alcance de su conturbernio
con el imperialismo; el yankee que lo instaura.
Lo utiliza, lo condona, lo impone.

El, suplidor de café para los gringos,
tabaco y caña, tiene a sus amos contentos.
Habla con sendos acentos sus pestes contra el comunismo;
apoya laDoctrina de la Guerra Fría, las torturas
de la Mano de Hierro contra quien mencione
al Nuevo Hombre, con su sociología
ajena al robo, la acumulación, el ultraje
de los solidarismos y la valentía
que lo sostiene todo.

Mira allá... manotea ante una escena
de su engañoso karma; él ordenó el secuestro
de Jesús Galíndez, profesor de Columbia University.
«¿Cuántas veces tendré que matarte?», le pregunta.
«¡Sigues vivo! ¡Por tu culpa tengo problemas
con el Congreso del Norte! ¿Quieres dinero?
¡Tómalo de estas cajas, son mías, traje mucho,
todo el dinero del mundo, hoy es mío!»

Rodeado está de gorgojos y no lo sabe.
Todo lo que aparenta que es real es su mentira.
Está solo, ya no hay matones a su lado.
Jesús Galíndez, como yo, no se asomaría
a este pasaje del ser. Bitácora mortuoria.
No él, no yo, por propio gusto.

3.

La ayuda militar dada por los Estados Unidos
ha creado o impulsado la ventaja relativa de los militares
sobre los civiles:
Octavio Ianni

a Julieta Alvarez, novelista dominicana

¿Es ésto un areito? ¿Se han pintado con totito
de achiote esta noche las almas de mis Antillas?
¿O ésta es otra visión de la bruma? Lo desconozco.
¡Oigo tambores! me está doliendo lo tierno del oído.
Mas ya no hay ese olor escabroso de horas antes.
¿Qué veo, en realidad? ¿Que me díste a escuchar?
¿Dónde me llevas, Viajera?

¡Gritan ese nombre! Trujillo el asesino.
Oigo unos ayes, millares y reclaman cadáveres
en los cañaverales, cadáveres de negros abaleados.
El luto se alimenta de tambores. De vudú santo.
Más ensordecedores hoy que los disparos
de metrallas por los cafateles, más atronadores
que las matanzas que a Trujillo enorgullecen,
basándose en darwinismo social, en Patria Nueva,
sin esos negros a los que llama inmundos invasores.

¿Por qué mienten y dicen que es agricultor
y ganadero y que en la Villa de San Cristóbal
tiene el honor y la lealtad de los suyos?
¿Por qué lo llaman Doctor, no matarife, Benefactor,
no asalta-pueblos, apropiador de ajenos
hatos, cuatrero, Padre de una Patria Nueva?
*

¿Por qué deifican a ladrones y verdugos?

Déjame que te diga
como yo lo supe atestiguado: valentón en armas
del intervencionismo extranjero, yankee
de corazón perverso nacido en la mulatada
de opresores de su propio pueblo.
El espíritu de Roosevelt se le pasó a la sangre.
El «Fair Deal» de Truman los gábilos le alimenta
con anticomunismo, lujuria da para que despoje
a su prójimo, los asesine en nombre del librempresarismo.

Su solución a los límites de frontera
con el vecino haitiano, es supresión a ese obreraje
tan negro como el silencio oscuro de los cobardes
y antisolidarios, tan negro como el agujero
que se lo traga todo, en singularidad
de extremo cósmico y asfixia de la luz.

Déjame que te diga, Viajera, lo que me dijeron
los tambores esta noche, cuando les sobra
más llanto a mis ojos, con el sentido visual
con que me dotas en medio de los muertos.
Dieciseis mil haitianos se murieron;
ninguno escuché en el orbe mundano que dijera:

¡Hermanos, seres míos, fraternas criaturas
que han de llamarse el hombre, el ser-viviente,
colaboradores de la zafra, manos labriegas,
colectores del cafeto! ¡Hermanos míos!

Se echaron a dispararles en cruces de caminos,
a violar sus mujeres, abrir a cuchillo sus niños.
Uniformados a la hechura de Trujillo, benditos
con la anuencia de los americanos, ajenos
a una consciencia que detenga el genocidio.

*

Un demonio llamado Henri

Ahora qué pensaré de Henri Christopher,
despótico cómo fue, cruel desde su roca oscura,
Emperador de los bichos siniestros en el Aire!
¿Qué lugar daré a Jean Pierre Boyer
si invadió a Santo Domingo y no salió
en veintidós años del territorio que no le pertenece?
¿Qué hicíste Vilbrum G. Sam, qué mala
dictadura perpetuante, con qué atrajíste al yankee
que se quedó con tus aduanas y,
por diecinueve años, te llamó ingobernable
tabernáculo de demonios; qué será de tu consciencia
Sténio Vicent, qué será de tu país, hoy,
21 de agosto de 1934, cuando Roosevelt
retira sus marinos, sus tropelía
de asaltos pacificadores?

19-8-1983

Anteriormente perteneciente a la colección Cuaderno de amor a Haití,
premiado por el Liceo de Cultura Iberoamericana de Los Angeles

*

No tengas miedo

No es Eris quien vino a tí.
Te dejé por un instante, tan breve en rigor,
y se acercaron los espesos panteoneros,
los suculentos ultrajadores del Aire,
demonios promisorios de jactancia.

Un solo momentillo les basta para ahogarte
en su danza macabra, festival de alas rotas
y resonancias criminales e ilotismo.

Aférrate a mi plumaje, a mis palomas blancas.
Apetécete en mis pezones. Bebe mi leche nívea.
Enróscate en mis muslos con tu tierna tibieza
y de mis suaves tersuras, aprende, afírmate
como lo harás fielmente en tu mundo
hasta que aprendas la erótica de lo solidario.

*

No irán en barca de gloria

No subirá a la barca de gloria ninguno / ninguna
cuyos tratos hayan sido con las viejas cochinas
/ las Gracae, traidoras, obstruyentes
del Sendero de Dicha / porque el misterio
que me da la Muerte es el evangelio del Reposo.

Tú poco has presenciado todavía.
Poco tienes aún para comunicar al mundo.
¿Tú... qué añadirás al canto de mi sociología
si no te muestro realmente lo que ha sido
y lo que viven los hijos de la muerte?


Hoy quiero probarte los sentidos
y que despierten bien, vívidamente,
donde yo te envío, porque en el aire nauseabundo
es que navegan estos atrasados entes
de la bullanguería, el karma sucio de los mentirosos,
el escándalo vil de noveleros y Don Nadie.

*

Oralidad para ser escrita

Escríbelo para esta oralidad de los demonios.
Lo que aprendas pásalo a tus hijos,
a tus amigos, a tus colegas. Dílés que...
víste la muerte conmigo, la olfateaste,
te ensordecíste con el quejido de los que mueren
injustamente tronchados por la espada, sabes
ya el clamor de la herida, la roncha que levanta
el tormento, la memoria que deja una tortura;
tú sabes, porque ya conmigo te conmueves,
el sabor verdadero de las lágrimas
y el misterio de oro lectivo que ella forja
en la carne hermoseada por mi encuentro,
en el ser-de-lo tierno.

En esta oralidad de los fermentos, hay
mucho que tocar con los sentidos, hay
mucho que devolver al ente, hay
mucho que saborear antes de proclamar
qué es un veneno, el mal aliento, el asco.

*

¿Qué es la muerte?

La muerte es el mejor de los procesos.
La muerte es el poema del poema.
La muerte es el inicio de las mejores creaciones.
La muerte da su esencia para todas las caducidades.
La muerte es la sensación de que eres infinito
y la certeza soy Yo, tu informante del ego-cesativo
en tu garganta cantora para las madrugadas.

Te doy en vida, mi Verdad, te presto ya
la Joya de mis alegrías, la erótica de mi esplendor,
mi juventud eterna, mis Cárites. Contigo
me echaré en la sepultura, contigo ya tengo compañero.

2.

Si no te conociera, Carlos, desde antes
de que pudieras recordarme, no sería tan espléndida.
Te diría lo que a otros que aún no me han creído.

«Usted está cerca de mí. Problamente, aprenderemos
que la misma llama nos tiene encendidos:
Vida es saber que un poco de mi luz será suya,
aunque yo sea la muerte y que también su pabilo iridiscente
comunica calor. Un poquito es mío. Somos alientos
que se aproximan, cohabitantes metáforas
de comunión en la Tierra y buscan darse un beso».

Alguna vez la mariposa que vuela se está quieta
sobre la hoja visible. Somos entonces las metáforas
del humus en el aire y bajamos atraídas por idénticas ramas.

3.

Hoy somos usted y yo que nos citamos para reconocernos
como larvas... Usted leerá un poema que mi mano
estuvo sacando de la Llama de mi eterna existencia.
Usted, sentado(a) a mi lado como oyente
se volverá tantico mi garganta, mis sentidos
porque sus palabras alguna vez se las dije
(pero usted no recuerda, yo soy la muerte siempre).
Usted quiso decirlas, pero no las sabía todavía
hasta hoy que pudo recordarlas; usted las dices
por ambos, pero me pertenecen.

4.

Ahora yo seré una parte de sus ojos.
He hallado sus pupilas tan fieles y gozosas
que allí, en sus cuencas, me gustará
que se coloque mi escenario, las pupilas mías
porque yo doy lealtad a mi geografía,
memoria a los seres que adoro.
Yo hoy te amaré por tus ojos;
picotéame tú con los tuyos.
Mírame como yo te he mirado.

5.

Sea mi sentido el que ve cuando ya no veo.
Amame, por mis viejas palabras.
Usted trae ojos de gozo y, yo por usted,
olvido ojos de llanto, admito vibraciones sonoras
como un eco, alguien me habla, se atreve
a hacerlo, aunque yo soy la muerte.

6.

Hay una geografía de los dos en este instante.
Al fin sé que estamos juntos, siendo
intransferiblemente distintos. Si hemos de estar tan cerca,
díme un Yo Dulce, yo voy a tutearte; seamos la misma llama.
Observemos el mismo fuego y, si me prestas las pupilas,
aunque sea por lo que dure este simulacro de la muerte,
amaremos el encuentro, volveremos cada vez que tú mueras.

A oídas me vuelvo rumorcillo de aguas.
Sé que te gusta el Chorro de Collazo,
el Lago Guajataca y siempre fluirán manantiales
si estamos juntos. Los produciré en los lugares
donde tú me digas; en nombre de las ninfas
que tú amas; a alguna quebrada llámala
Mirabales, como el barrio de tus ancestros,
tu madre, tu abuela, los Cadafalch y Vélez,
los Ortices, los Prat, los Alicea...
voy a suplir el agua. Voy a hacerte una fuente.

A pálpitos, ya sospechas mis metáforas mayores,
a corazón las creíste, las metíste en tu vida,
en tus existenciarios, soy tan feliz
porque tengo un amigo que me cree y las comparte.

Tú te has citado en mi rincón y avanzaste
con tu paso suficiente y yo salí de mis paraísos
ya que llamas al ángel... y me delato si vengo
y al decirte «Te quiero». Estarás a solas conmigo.

Tenemos un poema y una llama
y un paisaje y un riachuelo y en común
provocaremos que fluyan muchos manantiales.

5-2-1995

*

Los criminales

Anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados, de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la Tierra: Hebreos 11:37-38

A otros en cambio les diré: Ustedes son peores.
Tienen el corazón vacío.
Vestidos están de crímenes hasta la médula;
pero se reúnen a invocar los nombres
que ellos conocieron, sin la culpa que a ustedes acusa.

Sin las lágrimas de puercos, brutos gadarenos,
tan hambrientos, pobres, maltratados, cubiertos
de pieles de ovejas y cabras, fugitivos de allá para acá,
sustituyen por sus caprichos a los autenticados
por su fe, su creatividad, su justicia.

¿Qué ofrenda van a dar, a dejar por testimonio?
Ustedes son peores; echaron a Agar al hambre,
al abandono; levantaron un puñal contra el niño risueño,
Isaac de la promesa; ¿para qué hablan entonces?
¿para qué su estado y su sacerdocio?
¿para que su democracia y su humanismo cívico?
¿para qué su chueca lealtad de mercenarios
en nombre del más útil, o el más apto?

Al que todo lo sufre, lo vive y lo declara,
al que se ha dolido hasta la sangre, han ido a buscarlo,
les dieron patadas, abrieron a espada sus vientres.

*

Los folcloristas del crimen

Ustedes son peores.
Han cantado corridos para los criminales,
el narco, el vicioso, los exterminadores;
los idealizan puercamente
con su chueca lealtad de mercenarios.
Sustituyeron, perversos, el honesto
testimonio del que se dolió hasta la sangre
para danzar sus pies con furia de galaxia
por lo bueno y lo hermoso.

Pues bien, no andarán conmigo
ni brotarán canciones de sus labios.
No se llagarán en estigmas de amor
para que yo les cure, no compartirán
conmigo, misterio y llama.

Hagan sus corridos, tigres del Norte pudrido,
sur de mentacatos, homicidio y descarrío.
Prediquen sus razones oscuras, sean pavlovianos
con los monos y los perros de sus folclorismos.

*

Hijos de mis cinco sentidos

A los míos, a los que llamo Mis Hijos,
Pueblo Amado, enanos de los Cinco Sentidos,
mi esencia doy, instruyo con la sorpresiva presencia
de mi hallazgo, con la irrupción acompañante
del Ser-mío; doy mi pan que es dulce muerte,
y la continuidad de otra vida, el Futuro.

¡Bendito sea el que quiere un porvenir
y lo jala por el calcañar y el que siendo güero
y velludo como una pellizca, se resurge, se plasma
con presencia sublime con dos querubines
en sus ojos y emocionada voz que dice:

«¡Aquí estoy, quiéreme como al primus inter pares!
Asómame pues a la vida que entre sombras estoy
y sediento por autenticidades. ¡Házme cantar
para los vivos porque en vano me cansé
por hacerlo a los muertos! Yo soy el ladrón
que más amo lo que tienes en lo oculto
y, más allá del tiempo de mis años,
me gustarás como mi cómplice
y acompañarte, Viajera Oscura».

*

Ego, cesa ya

Vino tu hermano con engaño, y tomó tu bendición.
Y Esaú respondió: Bien llamaron su nombre Jacob
pues me ha suplantado dos veces. Se apoderó
de mi progenitura y aquí ahora ha tomado mi bendición:

Génesis: 21: 35-36

Bajo la piel del carnero
(mas no en la página vacía de la indiferencia
sin sustancia) está la bendición, el camino,
la estrella más brillante: David en seis sentidos
expresado, el hijo con raíz, a son of the Soil!
e Isaac que bendice y yo, Viajera Oscura,
que los recibo donde Astrae es justicia
y un valle de vanadio, mis lágrimas.

Pero lo que está bajo la piel
es mío. La carne es caduca, pero no
lo son
mis ríos uterinos, la Tierra que protejo.
La doy al hombre / mujer por abrigo y amparo.
Ego, cesa. Yo te recibo; despídete de la Madre,
de los nichos ecológicos, de amores gentilicios,
de la íntima simbiosis, de las vecinas dependencias;
ego, cesa.
El ego tiene que morir, irse conmigo,
dejar que yo sea su memoria, su nuevo canto.

Todo lo que quito, al fin y a la postre, lo devuelvo.
Si. Soy ladrona de vida pura; no quiero Ego de muertos.
Digo, en la orilla de las Estigias del planeta,
Desligáos del cadáver. Un cadáver no sirve.
Sóis más que huesos mugrientos;
la vida sin los huesos, hoy se inicia.

Desligáos de toda memoria que no sea
su amor profundo, olvidáos de las cosas,
las mecanicidades, las inesencias frívolas
e impuras. Ego, cesa. ¡Alma, múerete ya!
Así podrás vivir conmigo.

1-29-1998

*

Florecerás

Y el padre dijo al hijo que amó porque moría
como yo dije a él, a quien amé:
Quien tarde llega al botín, redefina sus palabras.
Despójese de sus rutinas, aléjese del mosto
y de las viandas de la Tierra y cultiva su primera rosa,
haga su guirnalda de claveles que me entregará
como corona que paga su transporte;
antes que la flor muera, lo subiré a mi barca
y la rosa será su perfume, el aroma
de los nuevos propósitos, florecer por breve sea
la vida, florecer, florecer nuevamente.

2-9-1998

*

Merde de gens

Cuando vengan merdellones a tu lado,
merde de gens, fulanazos que todo lo saben de oídas
y lo alegan a labio partido, cuando hayas dicho, amado mío,
que la muerte te conversa muchas cosas y se rían
(y por reírse de tí, los maldigo), quien de tí se burla,
conmigo busca el pleito, repítelo: lo que vibra
en el vientre de la Muerte me lo dice.
Ella me explica su sentido de amor
(la gratitud evolucionaria existe), me habla
del Reposo y el sendero que lleva al futuro
cuando cesa el yo y aprende. Y vuelve.

¡Hasta sobre política me habla la Muerte!

«Te estás volviendo loco, no es posible»,
oigo cuando lo dicen, pues no tengas pena.
Respóndeles: Es la muerte el asunto más político
que existe
y la entidad que más sabe de Justicia
ella es y la experta más prudente en el juicio
del coloniaje, la explotación y el imperialismo.
Acerca de todo... conversa la Muerte conmigo.

3-9-1998

*

Los cínicos

The meaning 'faultfinder' for Cynic came naturally
from the behavior of countless Cynics who in their pursuit
of virtue pointed out the flaws in others. Such faultfinding could lead
quite naturally to the belief associated with cynics of today
that selfishness determines human behavior:
Wikipedia

¡No tengas pena! Llámalos cínicos.
Más perros son que que el pulgoso animalito
(fiel mascota de Diógenes de Sinope)
y con él, su perro, conversó a sus anchas.
Opinaron, con ladridos y palabras,
sobre justicia y costumbres, guerras y corrupciones,
la esperanza, la noción de infinito, de pasiones.

El perro parecía que entendía y él más que el otro,
gozaba, meneando la cola y por gozo
se orinó contra la pata de una mesa,
allí mismo, al lado de la banca en que comían.

A él, filósofo de enjundia, reintérprete socrático,
se le vio erecto el nabo y exageraron, ¡oh Dios!
al decir que se masturba en plena calle
para que gente lo vea, no siendo cierto...

Que no te carguen la mano, Carlos, como a él;
díles tú, cínicos, kunikós, perrunos...
que no la hagan cansada.
Si te creen criticón y juzgamundos,
que poco importe.
Ellos son nominalistas, acusadores, mentirosos;
hijos del rasero y las frivolidades, se asustaron
cuando dices: ¡Política!
La Muerte no es mística.
La Muerte es el asunto cotidiano.
El conteo de masacres y pobrezas.

*

Los obscenos

Los obscenos, sinvergüenzas, ganapanes, tiemblan
cuando oyen esos términos: la muerte cotidiana
en el cotidiano y cada vez más intenso y temible imperialismo.
Díles que yo te lo dije: Eres el optimista más grande
de la Tierra por ser un antiimperialista consumado.

El imperialismo va a morir como se muere todo.
El Lobo de Hobbes es precario y criminal en su juicio,
mas él murió y se morirá quien crea que, por siempre,
ha de ser el hombre, un lobo para el hombre.
Un perro es más noble que un lobo
y el perro muere.

3-9-1998

*

Llegaron los Marines

al sufrido pueblo guatemalteco

No sé de qué lugar salí, pero estuve perdido
(tal vez en una tumba, en una cruz sin nombre).
Es que no sé mi acento ni el color de mis ojos.
Me han callado por años; nazco para morir,
me asesinan los anticlericales de Barrios,
la Depresión, los hacendados de Ubico.

Con Mariano Gálvez llegaron los anglófilos
y cambiarían mi mundo; me quitaron las tierras,
saquearon mis templos, lucharon por enmudecer
lo que fue mi protesta; con Justo Rufino Barrios
me aludió la tiniebla, quemaron mi garganta
y me quitaron sorbos imprescindibles de mi aliento.
El despojo se adelantó a mi tumba.
Ya nunca tuve nada, ni suelo ni descanso.

Ahora están saliéndome los ojos
(seguro que estaban escondidos en el monte,
pero no puedo abrirlos gozosamente todavía);
ya sólo veo nubarrones... En el poder está Ubico,
en las calles, las revueltas. En la lejanía,
tropas del gobierno americano. Marines.

La élite cafetalera se va de las manos alemanas,
otros frutos se quitan al británico, ¡ay! cómo duele
levantarse de una tumba e intentar alzar la voz
contra tantos imperios; mejor vuelvo y me duermo,
o hago que me duerman a balazos!

Este día ya no pudo ser más oscuro,
llueve, se ha ido formando el cielo a chuzos,
pero de sangre: el profesor Arévalo
tiene los estudiantes en las calles entre gritos
y el General Ubico se ha enojado
y, con él, las tropas yankees, las bananeras,
los cafetaleros; mi voz no se atreve
a sugerir que existo. Este año con sus lluvias
rojas, homicidas, son la muerte, militando,
otra vez militando y el viento es un soplo de almas
arrancadas a los cuerpos y el sol que se aglutina
es un preámbulo, recoge cuerpos secos y áridos.

Quiero perderme en una calle del vacío.
No hallé un rincón que me diera alegría.
Un cuerpo en regocijo que se acercara al mío.
Voy a levantarme otra vez.

Escuché, sin querer escucharlo, que el Coronel Arbénz
está entregando tierra a mestizos; yo tengo
los ojos alemanes y la piel mestiza,
con un color café que tira a rojo. Ojalá
que descubran mi rincón en el campo,
me desepulten del todo, me ofrezcan
un cafetal si me levanto, yo lo cultivo.

No sé por qué salí. Llegó un terrateniente
y me jaló del brazo; yo me aferré a su talle;
«vamos a quejarnos con Dwight Eisenhower
y venga conmigo, fíjese en sus huesos;
1.5 millones de acres van a darlos al campesino comunista;
ya ni en la sepultura, en calma, dormirá a gusto
el hombre; van a bombardear la Ciudad de Guatemala
los Marinos lo dijeron, lo harán aunque nos duela».

Caminamos ese día, presurosos, en silencio.
Desde Honduras llegó un sendo contingente de la CIA.
Seis aviones volaron y nos vieron, 2,000 tropas a pie
nos encontraron; nos llamaron la izquierda sublevada
y el Coronel Carlos Castillo dijo: «Hay que matarlos».
Tenía el apoyo de Puerifoy, embajador americano,
los empresarios, el derechismo oficialista,
el ejército, los torturadores, Arbenz Guzmán
se fue como un vapor huidizo, con él
el sueño de la reforma agraria, con él
volvieron mis huesos a la tumba,
más dolidos y cansados.

*

Los Catorce grandes

Han buscado el Ala protectora,
pues digan el Gran Amén, Catorce Grandes,
que se beba el café de las oligarquías
que la mano del más pobre y despojado cultiva;
desprestigien y tiemblen con el salvadoreño
Arturo Araujo, destitúyanlo con la fiera saña
de los generales, sáquenlo con la ayuda de la CIA,
ejecúntenlo con Farabundo, dá tu orden, Maximiliano:
30,000 nativos insurrectos no son nada;
de muerte se han llenado por centurias los campos,
las ciudades, las aldeas, las covachas de los miserables.

¡Dáte gusto, Maximiliano Hernández Martínez,
métete en las alas protectoras del Aguila del Norte!
Conoce a los Halcones. Farabundo es tonto útil,
cuasi mártir, universitario; su embeleco,
el FMLN que se disuelva en miedo,
que lo reentierren los muertos
y estudiantes correlones.

Ustedes los cómodos, buscones, crédulos hijos
de la pleitesía, catorce grandes, élites cafetaleras
para mercados internacionales, son los que podrán
construir ferrocarriles, pavimentar las calles,
ir a los conciertos, teorizar las estabilidades
(definir la democracia y el progreso)
y tienen suerte. El Ala Protectora está para ayudarlos
y desde el 1930, el nido de esa águila bendice;
de Centro América pueden expropiar hasta alemanes,
pueden burlarse del británico, con el visto bueno
de Einsenhower; la CIA bendice al pollo,
métanse bajo el ala de su plumaje grande.

Digan Amén, así sea. El hombre-bestia adviene
en el séptimo día de las guerrillas del '70.
Lo que importa es que organicen
Escuadrones de la Muerte. Para el '80, puede
que no quede nadie, ningún rival que se atreva
a cuestionar el régimen, a recordar matazones
o decir Abajo el yankee, muera el imperialismo.

Los Santitos Zelayas de los nicas liberales
son macuarros, desde el inicio del siglo.
Diseñamos a la medida nuestros protectorados;
a repúblicas que no saben gobernarse
ni tener super-contentos a sus conservadores,
las enseñamos ad hoc; sólo digan Amén,
pidan armas y marinos, digan el presidente es confiable
y acabamos a Sandino, lo mismo que a Farabundo.
Matamos hasta la muerte; colgamos
de los cojones a la vida...

... pero digan Amén, agradecidos, miren
al cielo el poder del Ala, vean el Ala
del poder y sepan que son la certeza del progreso,
el viento vitamínico en el Aire, la alaza dadivosa
de los temerarios, elegidos redentores.
La democracia universal viene del Norte,
el policía es celoso, la doctrina sagrada.

Digan Amén, no se olvide de gritarlo
con pecho vibrante, usted, Tacho Somoza,
¿quien le enseñó a deshacerse de Sandino?
Su fiel escudo: el Ala Protectora, dios-América,
con la Mano Invisible y el Dólar Todopoderoso.

Tardaste en darme gracias y un poeta de la izquierda
te disparó en las sienes, Luis Somoza, yo mato
hasta de un paro cardíaco, díme el Amén que debes
porque los malagradecidos se vuelven sandinistas,
marxistoides, mis neuras... digan Amén, pues yo
me pongo nerviosa como un ave moquienta
y quito las ayudas que te doy en pago a la obediencia,
suspendo préstamos del Banco Mundial y Fondo Monetario.

Doy y quito, ninguno más que yo, el Imperio,
me parezco a la muerte.

*

El karma de Esaú

Nos consumimos diciendo lo que se dice, pensando lo que se piensa, haciendo lo que se hace, en fin, viviendo como se vive. Mientras así sucede el existente humano cursa una existencia impropia e inauténtica... Esas posibilidades de relación de ser a partir de la existencia, se malgastan en la banalidad: Silvio Maresca

Entre otras patas están, bajo el buche vanidoso
y emplumado de halcones, aves de ajeno mundo.
Entre sueños de su gallina boba
y gallinazos que no empollan se cobijan,
aún así, los mitorrales de nativos y extranjeros,
en contubernio degradante, huelen
a huevo pudrido, a nido colocado
en la cachaza plomiza de lo ajeno,
al hervor de lo contaminante.

¿Para qué tiene campos, trigos y maizales
Esaú, el primogénito, si a cada paso en su ocio
de Don Nadie bosteza las centellas lamentosas
y su dictum se reduce a: «Tengo hambre,
me duele, me encabronas, me quitaste»?

¿Para qué quiere árboles si nos los cuida,
se cuidan solos, me compete nada más cortarlos;
para qué sus tierras si no las cultiva,
para qué riachuelos, si faltan las ninfas,
entes de las fuentes sedientas de canto?

Si está mudo, ciego, ensordecido,
su abundancia es falsa primogenitura.
Es poseedor de karma, desventurosa
será su plusvalía y está maldito,
ay misteriosa justicia, siendo objetiva
en los libros de las horas, para el texto maravilloso
de los símblos y su piel vellosa es el velo,
la frontera animal, barniz de evolución inútil.

Por eso no acceden para él las metáforas
de la mañana ni las danzas luminosas
del espacio espléndido, techo cósmico
lleno de pupilas estelares, palabras magnánimas
que excitan, consuelan y ennoblecen.

Los símbolos son como los sueños
y Esaú no sabe soñar.

*

El dharma de Jacob

Vengo a quitarte todo lo que no es tuyo.
Te quitaría los ojos (no sabes observar),
pero no temas. ¡Quédatelos, Esaú!
... por si un día te topas con el pozo de tu tumba
y te caes en vida, que al menos sepas que tuyo
fue el andar, el trecho de camino e improvisaste
el capricho, las señales, hasta dar con el último acomodo,
el féretro, la ineludible muerte, lo incompleto.

¡Quédate, orejón, con las viandas!
Hay azadas que conocen cosechas
y entran a la dulzura de los frutos.

Tú entras al sabor ajeno y te relames
en el dolor del que produce. Eres un explotador.
Amargo es el sabor de tu mosto y aún la sombra
de tus palmares; la vid de tus huertos ofrece
más tristezas que alegrías; nadie canta a tu lado
porque eres el látigo del capataz, el heredero innoble,
el dueño parasitario y tu voz ordena a los mustios
y tu paso se adelanta a la inocencia y la tienta
y sucumbe, por lo que en tí se juntan
todos los feneceres, la tragedia del mundo.

Aquí, sin embargo, ven por el pan
y bebe lentejas nuevas: he guisado un salmo
y, en mis estrofas, sobreabunda la abundancia,
el empírico aviso, las señales de contentamiento.

Aquí se proveen por caridad, o lo que sea.
El sol es una olla desde la que sirvo a todos
potaje que refresca, nutre, leche que se esparce
en los ríos, en las navas, en los hatos de las villas.

¿Por qué a tí, hermano, no habría de servirte?
Sea amo o siervo, prudente o descarriado,
doy porque produzco y sirvo porque es justo
que el más grande sea el protector del pequeño
y el más sabio que el instruya al ignaro.

La primogenitura colectiviza el poema del sustento.

*

El ruido mundanal de las comadres

Te quitaría los sonidos de la boca, la garganta,
la noción de que oyes y que hablas. Sin embargo,
es tan poco lo que escuchas; es tan pobre
lo que dices... que no... ¡mejor quédatelas!

No soportaría muchas chachalacas
y te ahogaría en ellas, al decirlas.
Ere sólo un grajido de rumores,
eco de los gritos de sirenas,
ruido mundanal de tus comadres.

*

La primogenitura

Liberty turned out to mean freedom from all self-restrain,
and equality turned out to mean the destruction of all differences
of rank and even of nature:
Allan Bloom

Robaré únicamente lo que será para tí
estorbo, escarnio indeseado, lo inútil,
lo que en tus esfera sonora
has amordazado, presencia que en lo táctil
de los días, quedaron sin cariño, símbolos
que díste por vacíos, para tí no existe el aroma,
ofrenda de lo grato, puertas cerradas me llevaré
(seré yo quien la abra y conoceré el abrazo tibio
de los encerrados, los amorosos, los tiernos.

Me llevaré la enseñanza de que es necesaria
para la muerte digna, morir un poquitico dia con día.
Al mirar a los horizontes, viendo círculos,
recordaré el Código del Todo, aprenderé
que hay almas preexistentes, no se desaparece,
no se olvida el Ser ni sus deseos, ni lo incorruptible
que yace en lo invisible, ni el estado de carencia
que se liga a las sensaciones, por más nimias que sean.

Lo que tengas por broza, por berzos, por nada,
como mendigo que escarba en zafacones,
lo quiero, voy a seleccionarlo, porque tanto corpacho
que tienes, tanta abundancia de músculos fibrosos,
y dejas amores amenguados en la esquina,
los colmas de tristeza; todo se adormece contigo
en incompletos despertares, en tirriosas vigilias.

Lleno estás de privilegios inmerecidos,
tú no agradeces; la dignidad la encarcelaste
en los instintos, tú reprimes al prójimo,
pero te sobreindulges, te hartas te impureza
día con día, me reprendes, me persigues
porque te digo: ... Cuántos pasos das, Esaú,
pero tan mínimo camino, cuánta raíz en lo sublime
heredaste y te conformas, en el presente,
con tu sombra; qué ávidos sentidos en la carne,
qué maravillosas hormonas, potencial de mensajes,
y qué pobre el mensaje que circulas...

Por eso quise la primicia
de la herencia, primogenitura de destino;
por eso te robé, tísico en el alma, vagabundo cósmico.
Ciego reo de la Llama, verdugo cariduro de los yamadutas.

Es la forma de quererte, mi samsara, porque eres avaro,
raquítico de espíritu, y maldices con los cinco sentidos,
en tanto yo los alabo, doy a las madres su canto
y loas a sus benévolas cavernas uterinas,
sus riachuelos para el dios-pez del Acuario.

Ante Yamaraja voy, me presento ante el Gran Maestro
del Ocaso, y por tí pido, ay, que aprenda mansedumbre
y caridad y autodominio, porque como hace él de ominosa
la vida de otros hombres, cómo afligen (los que son como él)
el karma de sus pueblos, el karma colectivo...

*

Karma es ser-ahí

a la divinidad totalizadora,
a Baruch Spinoza que la nombra

Dios no es su más allá de la morada entitativa:
libertad, belleza de los fundamentos, espacialidad,
cimientos de intramundos, posibilidades,
memoria, reminiscencia... Esaú te olvida.
Te cambia por un plato de lentejas.
Cree que te oprime porque oprime al prójimo.

Con ideologías de pensamiento escupe a Brahman,
apaga la Luz Divina, vagabundea los siglos.
Llámale Iblis, Desesperación.
¿Es él un huérfano? Es triste.
¿Su alegría verdadera? Ha consumido
el perico y el basuco, lo comercia, lo difunde.
Llámale, Ewah. Locura.
¿Es un estéril? Sus mujeres abortaron a sus hijos
y hay siameses en su casa, no se cuajan,
en su jardín todo se muere y se deforma
hasta la flor del rosal y los claveles.

Un día, armado de Baruch, le dije:
«Quiere al mundo, quiere lo humano,
porque ese ámbito abierto es tu morada,
el cimiento de tu ética, tu elemento originario».

No le dije que la llamara Luz, sólo calvero,
no le dije que le llamara refulgencia,
no ocultamiento, preyacer divino,
lo Uno y Reunidor, Dios.

Fue tan poco lo que dije: «Existe. Desea».
Como existe una rata, o el capricho de una ardilla,
juguetona, nerviosa, desea porque nadie desea
más que Penia, la pobreza, y sin pobreza
no hay Amor y falta Madre.

Digno es que seas fiel como la luz desocultada en el otero,
que seas como la llama que neccesita el aire,
como la tierra que necesita el espacio, res extensa
vientre humano, ovogénesis, larvas asexuadas,
charca para una ondina que naufragar no quiere
en la parálisis, ay, hermano mío, existe y desea.

Dále al anhelo de ser su estructura óntica.
Que trascienda la niebla mas tenga biología.
Da-sein quiere locación, toca a las puertas.
Quiere lugar, quiere mundo, una zona,
o burdel, o madriguera, su-ahí, ser en-el-mundo.

*

Excelencia de ladrón

En toda alma humana hay contrariedad;
un lazo profundo une la enfermedad y el remedio:

Erixímaco, en El Banquete

Usted no tiene excelencia de ladrón.
No sabría ni cómo alimentarse.
Por eso no sabe lo que dicen los demonios
ni los ángeles. Ni recuerda ni comprende.

Ahora se pregunta qué chácharas me embolso,
con qué bagatelas se huye mi costal.
Si me jacto de ladrón, algo he robado.
Cree que lo entiende. Lo dudo.

Pues yo hurto las memorias necesarias
de mi viaje; yo robo, en lo profundo de la Psiquis,
lo más bello, la Philía, intuiciones de amor,
amor como algo que falta, amor de alguien
o de algo, mas amor que puede ser mío.

Siempre hay por miles propietarios
de baratijas, soplones de acusación
y escamoteo, ricos que en el fondo son tan pobres,
¿qué puedo yo contra sus contrariedades,
qué sé si me será provecho que vaya y los robe?

Es decir, soy diestro. Robo honestamente
y con ventaja desde la fragua primitiva y salto verjas
y brinco, con alas propias sobre demonios alados,
engañosos e impuros, a los que ya reconozco,
caídos desde el viaje del Arrojo y del Nidaje.

A ellos, yo no me les acerco.
Muchos son como perros salvajes
armados con colmillos de civismo,
ocultos en simulacros de buena voluntad.
Te dan abrazos, te hablan dulcemente;
condenan a dictadores y parásitos,
pero son chingaqueditos y, en verdad,
no roban lo que yo, in meditatio mortis.
Comprensión del ser, presencia anticipada
de lo más propio y de lo más fecundo.
Libertad. Unidad. Armonía del Todo.

*

Las palabras prestadas

El Dasein, con su angustia, revela su íntrinseca nihilidad... La muerte, basado desde el punto de vista empírico-óntico, sólo es un existentivo estar vuelto hacia la muerte: Martin Heidegge

Como ha pedido mis palabras prestadas
y las utiliza a diario, por vicio y capricho,
leerme será su trago amargo,
inoportuna mueca de sus ojos.

Cuando mi poema por accidente se vuelva suyo,
sepa que es inútil un aviso de sibila,
o la súplica evangélica de encomendarse al Cielo,
o postrarse de hinojos y cantar aleluyas
porque los diablos quedaron derrotados
y los que rezan van al cielo.

Soy el poeta que orbita sin dar consolaciones
y el fin de estar en el mundo, según dice mi texto,
es que vamos hacia-la muerte y ésto es un poema
con mi encuentro, y una mano que roba en su morada.

Esto es lo bello del poema, ser hurto,
voz de prófugos, asco decible por seres
que se ocultan de la muerte y la traicionan
con sus vidas y la aborrecen con sus recuerdos.

2.

Quedamos muy pocos maldecidores de estirpe:
maldigo el mal. Pongo dedos a su llaga
que es el cobijo segundo de lo óntico,
la praxis miserable con lo vivo.

Aunque haya una suprema bondad del Ser,
según Orígines, yo reniego tercamente de lo otro:
Que el mal no exista, que el mal sea sólo No-Ser,
desunión, ausencia de ser y de deseo,
accidente, vagabundeo, samsara,
confusión, gratuidad, muerte.

No. Maldigo: «El mal existe»
y es la Renegación más cotidiana,
Verleugnung, rehusante en las márgenes reales,
ocultamiento, mascarada, cobardía ante lo traumatizante.
Sicosis, fetichismo, contubernio con los extravíos.

*

Los simulacros

What is the distintion between forms of life
that express life, and forms that dominate it?:

George Simmel

¿Por qué reniegan de la verdad o nacen sin bases firmes
estos bichos que saltan, de nuez en nuez, que se asoman
a las superficies de sus madrigueras (se quedan en el rasero,
sin la forma ni el espíritu y parece que flotan,
ardillas filósoficas simmelianas),
por qué sus acrobacias y sus pirotecnias?

Nos heredaron este mundo neopagano y apolítico.
Este impresionismo que se escurre del mundo,
sin la riqueza vital de posibilidades, sin naturaleza esencial.
¿Dónde está la comunidad real, siendo mortal,
que sea capaz de asumirse, quererse libre y resistirse?

Me dijeron que ha muerto por la falta de huesos.
La acuchillaron con muchos discursos retórico-barrocos;
levantaron su corazón apuñalado en una espada de Jehová,
Señor de los Ejércitos; la desprestigaron como la cabeza
que se arranca a los buitres y se deja secar en el desierto.

En epifanía de Absoluto se diseñó la pólis
y el esclavo, en la sociología de su caldo de cultivo,
hierve. Le dijeron que no hay muchos que puedan elevarse
por encima de las leyes, no hay superhombres participativos.

No hay democracia hoy ni ciudadanos libres.
Una cartera vacía es el orbe y el hombre, uno y cada uno,
entes escasos, empobrecidos, hijos de bruma,
de comprensión mínima y subjetividad sectaria.

*

Los vampiros

a George Simmel, primer sociólogo de la modernidad

En la sociedad de mercancías, en la habitabilidad
marginal del que cuenta sus monedas y ruega
deconstrucciones y cuidados para sí,
ninguno se mira a los espejos.
Los espejos no existen.

El monstruo no se ve. Nada lo refleja.
Todos son monstruos, o van a rumbo a serlos.
Todos tienen el beso drakulado.
Hay simbiosis de masas y vampiros.

Ninguno hay que crea que ese amor de sangre
succionada, explotación inhumana,
se ha extendido como pandemia
desmesuradamente infame que a todos ata
como mansa res uncida a la noria
de la miseria impecable.

En el espíritu de época, Zeitgeist
es la modernidad: transitoriedad del Imperio
que nadie reconoce, la tiranía del Reich
que es como el vampiro, propagación
de su beso y su prole entre víctimas
que serán los futuros opresores.

*

La filosofía del dinero

Sólo los opresores no cambian.
Son siempre igual de estúpidos... La mayoría
de los occidentales aún no los identifican como tal.
No reconocen su monstruosidad:
Carlos Frabetti

George Simmel, representante cristalizado de la época
previa a la primera guerra mundial, el único auténtico filósofo
de su tiempo al ser al ser la verdadera expresión del
fragmentado espíritu de éste:
Francisco Gil Villegas

La filosofía del dinero lo ha teoriza claramente:
la libertad tiene un precio, un precio tiene todo.
El que quiera ser rico robe a otro, esclavice,
manipule, engañe, despoje, súbase
a la espalda de su víctima, chúpule la yugular,
afiáncese en el beso draculesco, pero diga
que no existe en su corazón mal alguno,
torvo interés, mala voluntad, virus de monstruo.

Usted, con su Zeitphilosophie, es sólo
el hombre indispensable, el empresario hacendoso,
activo gallináceo de los tiempos, abejita
en el reinado de la especie, una reina
en la realización vital de un mundo burgués y democrático.

Usted está tan sola, entre fieras que se comen
una a la otra; usted es una reina, cercada
del obreraje estéril y de zánganos y le incumbe
perpetuarse en la idea de la superior cualidad
de su dominio, su excelencia, su enjambre.

¿Qué tal si viene un macho y se la come?
¿Qué tal si la aguijona otro aguijón que no sea suyo?
Usted que reparta la miel, usted que vea la insuficiencia
y remedie con su juicio el principio de las comunidades.

*

Los posmodernos

No es que el tiempo sea, sino que el ser-ahí
produce su ser como tiempo... El tempo es lo que hace posible
estar-por-delante-de-sí-estando-ya-en:
Martin Heidegger

Mira por qué te muerdo los ojos para que veas
sin ellos, cuando vayas conmigo, lo que está
por delante de tí y esta ya tu vida en vida,
vivenciado, en cinco sentidos entramada
tu conciencia de mundo, mira por qué destrozo
tu nariz que se queja del hedor que te circunda,
mira por qué te cerceno los brazos y te obsequio
alas y vehículos que te da el amor con que cobijo...
míralo viajante que te bilocas porque no te conformas
con la acción ordenadora del lenguaje
y fundas el poema, uno ajeno al Fatum
y a las alteridades engañosas
del annihilatio mundi.

¡Qué mucho te diré sobre el Tiempo
(el que no es sólo durar, sino finitud del ser-ahí
que trasciende), qué mucho te diré del tiempo
que no es sólo simmeliano espíritu de época
ni posmodernidad extrarracional, voluntariosa!

... pero ésto es real. Los constructores de ilusiones
existen, el coro de hipnotizadores se puso
delante de sí, en el tiempo, delante de tu vida
y la ajena, estando-ya-en, contra tu gusto
y los criminales son los cómplices directos
y te cobrarán el aire, el oxígeno,
una vez que descubran el asma de tu madre,
una vez que descubran las rutas a tus puertos.

Te cobrarán las aguas el día que digas: «Tengo sed»,
la sed humana, la virtud de acudir a manantiales;
te cobrará la tierra, porque no tienes tumba.
Lucrarán con tu casa, tu renta, tu habitabilidad
entre los marginales; te negarían el alimento. Muy poco importa la boca de las mayorías,
muy poco, sí, la necesidad del hambriento.

*

Obsesos del Gran Consumo

La modernidad rechaza las comunidades tradicionales
a cambio de la promesa de realizar una comunidad de iguales.
Dicha promesa tan sólo en el formalismo de los derechos
y no en la realidad de los hechos:
Pietro Barcellona

Porque observas por-delante, estando-ya-en
precomprensiones de futuro, porque hablas
con las urgencias de voces de Ilustración,
hombre moderno, te llaman utópico, kropotkiniano,
anarco, tribal, descamisado, energúmeno, envidioso;
tú que sólo quieres tu morada, un vestido y un pan
y que tu renta básica la dividirías
por un abrazo honesto, la philía y el amor,
hasta el ocio te vendrán a quitar
los que hoy proponen el progreso técnico,
el comportamiento diseñado,
la propiedad, la producción, el Gran Consumo.

No comprenden que observas por delante,
aún no saben que estás ya-en
y conoces los ofertorios de esos propulsores
de la muerte, sepultadores del ajeno hedonismo,
embrutecedores de los cinco sentidos,
cultivadores de olvido y mansedumbre.

*

Los buitres

In its simplest form, Prussianism is blind submission.
It is a philosophy of a Military Order that sought primarly
to mantain its position against possible revolt of the conquered.
It is a spirit of an army carried over into into a bureaucracy
and into a society itself... It is discipline, and servility.
Standardized:
Edgar Mowrer

Antes que arribaran los buitres de la propiedad
privada ilimitada, teóricos de la necesidad de capital,
idólatras del dinero, antes que Simmel les llamara
espíritu y carroña de sus tiempos, antes
que endeblecieran la forma de vida y vida de la forma,
se pidieron en sacrificio, como piden
los demonios, a doncellas y juvenes,
las almas de los sumisos, ciegos de obediencia
y servilismo. Alguien que les miró las caras
les llamó Reyes de Austria, imperio
de Guillermo y Federico.

Guillermo II ha hecho dimitir a Bismark.
Rusia, Inglaterra y Francia por primera vez
tiemblan ante el expansionismo colonial y comercial
que siempre ha sido, que delante a sí, estando ya en,
se petrifica en los ojos, te come la mirada
sin concederte nada, sólo muerte.

La guerra entre naciones en la puerta
se detiene; toca, pide lo mejor de los jóvenes,
azota en el clamor de los viejos, va hacia Verdún
un chacal de Potsman, hijo del Káiser.
Se desatarán las memorias del intervencionismo
en Dinamarca, Austria, el Sur-Oeste de Africa
y las manos de Hinderburg y Ludendorff, garras
son y claman sangre, el imperio napoleónico
se ha desvanecido, pero ellos quedan.
Ha subido a un trono el Káiser
y un archiduque austríaco se suicida
y Congreso de marxistas se apodera de Erfurt
cuando se renueva la tripa alianza del futurismo fascismo.

No van a cerrar los ojos los prusianos.
La ola de violencia está a las puertas.
Los burócratas y la burguesía,
los emperadores y las religiones, van a darse
a la mano, van a buscar sumisos y canallas,
matarifes, asesinos profesionales.

* * *

Cuarta parte
La Barca de la Muerte

Suban al bajel de la pocavergüenza,
menesteros del afecto conyugal
y la familia unida, hijas de divorciados,
niños de medio tiempo, madres trabajadoras.
madres parciales, si Korea les dejó
sin marido, o les regresó un lisiado.
¡A subir! Esta es la barca que se va
para el carajo y se llena de basura
y de tecatos, mariguanos de Vietnam,
negros ladrones, abusones de mujeres,
duques del No Hacer Nada,
dependientes eternos de Welfare,
llorones profesionales, vengan
que los Chulos de la Pobreza
tienen barca y acarrean
con lo que se llama el pobre,
el obediente, el apolítico
del ghetto.

*

Reagan a bordo

El mayor beocio entre los hijos
que a remo va a la Tierra del Ceporro,
Reagan se llama, Ronaldo, el fatulo,
mamacallos, insensato.

Es un rey en la generación
de la post-guerra, rey
para sus harones y guanacos.

Reagan fue tan feliz en los Cincuenta
que reinó con «Our Happy Fifties»
como slogan, oh ¡cuán felices
se dicen los que han sido los seres
más opresores de la Historia!

La televisión estuvo puesta,
invento nuevo, caja para zonzorriar
a quien ya, ceporro y huato,
va hacia el colmo del tontucio
y creerá en los discursos de soplones,
en el McCarthismo criminal,
dientes nefandos y sonrisas torcidas
después de la matanzas y los robos.

*

Mala distribución

Los símbolos son como Esaú: la cartera
llena de grandes cosas; pero el bolsillo
cargado con los frutos de Don Nadie.
El don florecido en mudez, aunque yo,
con la Muerte doy vida; con la Cesta,
ágape, belleza, justicia.

La campana está quieta y silenciosa,
¿qué sentido la vida si no hay quien la taña?
Las órbitas vacías, sin electrones,
que salten de una en otra.

Un universo sin soles que ardan luminosamente
para forjar las mañanas, el porvenir allí,
en las civilizaciones, allí donde el agua se empoza
sin un canto de vida y un poema, aminoácido;
¿quién si no la muerte lo echará de menos
cuando las voces injustas del hombre
su organización hizo inútil y descabellada?

Los símbolos están mal distribuídos.
Abundan como materia prima, pero el poder
los tiene acaparados en un puño cerrado
y sin modestia. La cosecha se ritualiza
con heredad histórica, perpetuándose el explotador
y el explotado, uno en la abundancia inmerecida,
otro en la miseria y el trabajo. La legislación
debe determinar la economía, no al revés,
el amor la justicia, no al revés.

*

Las carencias

... the self-construction of the «Me» as being
a wholly wonderful thing is becoming peripheral... What is fundamental
to us, our sense of ourselves, is utterly derivative:
George Simmel

La cartera vacía, la carencia, la frustración
que resulta de forjar lo que ya no se tiene
es un conflicto mortal, letárgico.
Vida y forma combaten.

En un punto centralizado del «No Puedes»,
la tiranía ya está y amenaza al ser auténtico,
a la persona grata; los rufianes abstractos
se imponen con su ley, con sus ideologemas,
Entregan por entero el discurso del dominio.

Estos sí que son ladrones de energía,
ricos en verbos disconexos. Y, ¿a dónde
se fueron los malditos, cuyo oficio es amar
el Yo Puedo, restaurar una dialéctica del canto?

Ya no pueden preservar ni sus sombras.
Dejarron de persistir, ya no saben qué es vida
ni renta ni resistencia ni ocio. Van a perecer
como las masas y chocarse en arrecifes
y quedar molidos entre rocas de los sumideros.

Ya no saben lo mejor de lo posible.
Ni piensan como optimistas del carajo.
El Papa, el Rey, el hacendado y el Dólar,
todopodersos, abrió las centralidades del vacío.

6-12-1989

*

Para encadenar el pecado

El hombre es el motor de una historia sin sentido,
secuela de un mundo absurdo y de un infinito fríamente indiferente:

Dr. Luis Sánchez de Movellán de la Riva

Yo no soy cruel, Idelette.
Adquirí méritos; aplaudí a Crátos,
con Hefesto y Bía encadené
el Pecado, ese pecado original
que incapacita omnes et singuli
y Prometeo no admite
(él roba lo que no le pertenece
aunque sea por amor a los hombres).

En su lugar, yo lo cegué,
lo capturé para que Dios me premie.
Para que no diga: «Esto es mío»,
sea mi contrato racional
y mi idea regulativa, garante
de mi Estado, mi mundo.

No. Cegaré a los hombres
que Dios no quiere, Idelette.
Por Dios mitigo mis protestaciones.
Por Dios, hago todo lo que hago.
Yo sí estoy en la gracia,
en verdad que estoy capacitado.

Te bautizo con la bayoneta en alto.
Voy a tu Monte Santo.
Aceitaré tu piedra bruta.
Te templo, Cingulum, te batallo.
Come de este pan eucarístico,
hija salva, hembra elegida.

*

Los elegidos

Ven conmigo a Ginebra.
No necesitamos nada,
solo este amor, nuestro sencillo paladar,
tus piernas en mis hombros,
abrazarnos al fin como hermitaños
en las kamas del Desierto
y seguir predicando contra él,
el Prometeo igualitario,
ladrón del Olimpo.

No somos como ellos, Idelette.
Privilegiaremos lo diferenciador,
minimizaremos las similitudes.
Tú y yo fuimos elegidos.
Entramos en la gracia.
Ellos quieren sexo robado,
fuego al antojo, violencia
contra los cielos.

*

Hosarsipah

Lo que percibes como sufrimiento es, en realidad,
una oportunidad para el crecimiento:
Betty Bethards

Hacia la plaza inmensa donde los obeliscos
se elevan a los cielos como palmas
y los templos como promontorios
de pulidas piedras permanecen
Hosarsiph va.

Lleno de fe aprieta el paso
y seiscientas esfinges lo interrogan.
El trayecto es un simposio con los dioses.
El dios único como un resuello
dice sus pocas cosas, pero las voces
en Menfis son estatuas de talla humana,
monumentos tan sólo.

Hosarsiph, sin embargo, del dios único
quiere que le hable cara a cara.
Curioso, indoblegable, sediento de magia
y de teurgia, él va al rescate de su voz
y camina y camina y camina.

Es tartamudo, pero en su corazón
Osiris-Aelohim es un guerrero,
el sol organizador de la energía,
el único entre soles y más soles.
¡El bailarín del alba de los Tiempos!

A la plaza de Menfis
como si fuera la ramera babilónica
dirá: Ciudad vacía, dioses de roca,
arcos de triunfos fatuos,
externalidad de todo y nada,
te aborrezco...

A la plaza dirá: me voy
con los niños que flotan en los juncos
del Nilo y en las cestas navegan
como simiñoca enredada en la corriente.

Va a maldecir los flujo de los abandonos,
a compedecer a los huérfanos y pobres.
Hará que nazca entre reyes
el linaje que ha crecido en el socucho,
la gente latigada y en penuria.

Me voy con los pisan el barro
y fabrican ladrillos para el faraón.
El delta me llama.
El grito de los esclavos oigo.
A la cita del Ibrim latigado comparezco.
Besaré sus heridas, limpiaré los enconos
del odio. A los obreros hoscos
hablará mi voz; con los de cerviz más dura
comeré y en su tabuco seré uno más.
Les diré mis secretos y mis cosmogonías.
La causa del judío será la mía
y bendeciré a los bodones,
hombres sin asilo y sin lecho.

Voy por Amón-Rá a soltar la coyunda
que a Israel sujeta y tendré mujer etíope
más negra que la noche
... porque no hay peor negrura
que quitar a Isis de los cielos
que le corresponden:
la Vida Universal de la Serpiente...

Hasta la plaza inmensa va
con la vara en su corazón, atravesada,
y él pondrá la soba a todo lo que huela
a tiranía: Asiria ha proclamado a sus reyes
los monarcas de los cuatro puntos cardinales.
Babilonia es la capital de los ultrajes
y los persas son horrendos émulos y sátrapas.
El Occidente es bárbaro.

2.

¿Quién romperá el ciclo del silencio?
¿Quién dará la unidad a un mundo
cruel y despiadado, sanguinario y terrible?
Hosarsiph ha dicho su primera palabra,
al fin y al cabo: ¡Heme aquí!
El mudo habló.
Por la calle va.

Sí, el levita mosaico, primo de Menephtah,
el recogido en la corte de Ramsés,
el que siendo sacerdote e inspector
de Gosen, mató al soldado
y llora su crimen y lamenta
como si fuera un verdugo
con ojos llenos de llanto.

Defendió al esclavo inmundo
que dice su dolor al anarquista
y el mundo es mudo, desorganizado,
y el homicida por la causa del dios desconocido
busca aliento, lee, escudriña, compadece,
y en el templo de Madián, favorito de Jetro,
espera y el tiempo pasa por cuarenta años
y Séfora está con él, lo anima:
Abre el Pozo de la Verdad. Estaré contigo:
el pozo del Viviente que nos ve...

9-29-1980

*

Isis / Isha / Varona / Evé

Aur: la luz inteligible nacida
del estremecimiento de la Isis celeste

¡No tiembles, Amado mío!
Hace cuarenta años que quieres conocerme.
Has callado para que nuevas palabras
estén en tu aliento; has desafiado
los barrancos de Horeb y en ayuno y anhelo,
a oscuras, entraste a las cavernas de Serbal.

Has visto a la mujer terrestre y Aisha
te dijo: Amame, porque voy a rodar
en los ciclos del Samsara.
Voy a trocar el éter en metano,
arderé en el fuego de la hoguera.

Leña seré para tu casa, aceite en la boca de los besos.
Voy a salir del Shamaim y seré agua en la nube y leche
y pezón y raíces sorbentes y miel y ajonjolí y limonada.
Voy a yacer en árboles como las monas y los pájaros.

Meceré en hamaca tus niños
y pariré con dolor, conoceré tus abrazos.
Seré la Mujer de Nuestra Carne,
tu sustento, tu esclava, tu alimento.
Te daré la manzana del lenguaje;
estaré desnuda y con las nalgas rojas
por deseo, por tu semen y raíces.

¡No tiembles, Amado mío!
Hace cuarenta años te esperaba y Hedén
ya está mordido y Hadama es la sustancia
de todas las tierras que espararon primero.

Daré a tu intelecto su ser-acompañante, mi presencia,
y seremos uno. Sube aquí, pequeño de los grandes,
profeta del Sinaí, que los mudos hablarán y los sordos
son llamados a oírte y tu palabra es la Verdad
en el pozo del Viviente que me ve.

La Humanidad universal Varona es
descrita en todos los ciclos y poemas sagrados
y desnuda me recibirás en la Tierra Salvaje
que te doy.. ¡ve pues a la Montaña hacia el Horeb,
búscala y la facultad conceptiva será Evé
y yo seré la luz para tí!
Wa-noômer, Elohim iéhi aur,
iva iehi aur y tu, la luz serás para Ishshah.

*

We are ready for war!

This is a great challange of our time,
the storm in which we fly. History is,
once again witnessing a great clash.
This is no time for impatience and self-defeating
pessimism... We are ready for war!:

President George W. Bush

En los días que elegí para Tu Ofrenda,
días de recordación y espacios arquetípicos, Tu templo,
no dancé con tu cuerpo ni te orbité.
No pude invocarteni en silencio.

Un nubarrón de luto estremeció mis venas.
El frío se aceleró de un golpe
en medio de repique de tambores.
No hubo voz que dijera:
La bondad es infinita.
La salva de cañonazos avanzó.

Asesinaban las palabras debidas.
O apropiadas. El Gran Discursador, rey-sacerdote,
nos ataba la lengua; él bebía sangre.

El día fue llamado Solemne.
Todas las prudencias convencionalizadas
acudieron, ocuparon el parque.
Se sentaron junto a la Gran Tarima.
Maat dejó que el Sol pasara sobre el Nilo.
Cursó así todas las esquinas,
examinaba el caudal, celosa
de la espuma, el musgo, las ondinas.

El presidente estaba allí,
perfecto guachinango con los ojos
fijos en escarabajos de la orilla.
El jefe de la CIA, el jefe de los jefes
del Pentágono, el Gran Estado
allí todos llegaron, solemnemente
vestidos, aderezados, circunspectos,
para ver a los deudos del Quebranto,
a los que necesitan la bendición
de autoridades temporales
y disputas rituales con lo Eterno.

Ataron con cornil a bueyes del deseo.
Calcularon el número de lágrimas,
se pidieron credenciales a los llantos.
Todo estuvo en su lugar,
en la zona segura, acordonada;
allí, con las pirámides de la Física Clásica,
presidía el Logos, el análisis,
el control absoluto.

A ninguno se quiso descalzo,
o con sandalias, ninguno con T-shirt,
ninguno con coleta o melena de desgarbo.
Ninguno que sea descortés que esté presente,
ninguno que gesticule en bruto sea admitido.
Nadie con aretes en la oreja,
o tatuaje visible, se aproxime,
nadie con angustioso rostro
o con olor a tufo, nadie con patas
de cabra, o tarros de cornudo.
Ninguno con dientes neguijosos.

Exento sea del podio quien no admita
los Nuevos Paradigmas y su noción del riesgo.
La guerra es lo sagrado, han repetido.
No se vea al penco con los ojos salaces.
No se tome una foto al que está espatarrado.
Evítese la escena del que se rasca
el orto; todo debe ser perfecto,
con objetividad racional, preformulado.

El día fue llamado Solemne.
Bush estaba allí, y la pobre Condolezza,
figurón marginal de la sombra,
y Colin Powell, el Neandertal
más ocre de la cueva, y Cheney,
quien buscaba su mirada
para hacerlo portavoz
de otra mentira, porque ambos,
uña y mugre, óxido de uranio tienen
por hemoglobina.

2.

La prostituta se apoya en el arquetipo
del verdugo:
Maureen B. Roberts, PhD

A diez calles, por lo menos, te vieron...
Que me contaran no fue necesario, te corté el paso
y te llamé, pero cruzaste de largo.

Te metiste en una luna de maula:
eras la Maya que niega, la proyección
que engaña, la víctima que condena.

En la Harbor medio-vacía
por causa del evento, Memorial Day,
homenaje a grandes héroes
y familias crédulas al virtualismo entronizado,
te vieron y me cuentan que pasaste
comiendo de las culpas que los demás te transfieren.
Tú tomas y dejas, surtes y olvidas.
Este es tu consuelo, por lo menos.

Vestida ibas con gracia de tus nalgas.
Plata líquida en tus haldeares,
intensa virtud, tus piernas
y el movimiento de tu sieso,
¡qué delicia, mayativa, descocante!
Con fortaleza y audacia te exhíbes.
Con pantaletas azul celeste
de tu antiguo cielo, atrapas.

Robaste el privilegio de ir en desvergüenza por la calle
y echas la escandalosa durante el Día Solemne
y estos robocops del Estado Vigilante nada dijeron
aunque díste la nota discordante,
ramera caprichosa, efeba desobediente.

A cambio de dinero admitíste la gumía,
la daga turca y la exacción, te díste precio
por vender jera y placer al mejor postor, así me heríste,
Luna de la tarde, madre de la noche.

Llevaste tus senos perfectos,
quirúrgicamente diseñados.
Tus labios como flechas de ballesta
daban besos, tu saliva debió ser
como lava de volcanes porque
quienes te compran chupan del bote
y son felices, se repiten en noches
contínuas de macanda
y tú con ellos, fletera,
y ellos contigo, son felices.

En los quintos infiernos no es donde te buscan;
eres ya accesible objeto de la calle, tu jarana lasciva
tiene hoteles a tu paso, coches que te llevan
donde quieras por servicio, nenorra.

Fuíste la única puta que salió a la calle
a proyectar su verdugo interno, amenazante.
Duro y parejo te dan y tú resistes;
yo no, te perdí, capulina, y estoy triste
porque yo también amé
tu araña venenosa
y sus precondiciones instintivas.

3.

Los sentidos son tus puertas
hacia el éxtasis:
Tony Buzan

No soy yo quien te culpo.
No que haya dejado de quererte.
Yo abrí todas mis moléculas
cuando ví tu Luna llena y eras sacerdotisa
de tu propia llama; yo te llamé
Mi atracción, gravedad del ansia.

Te entregué mis ladridos.
Por un fulgor de tu aroma masturbé
cada espacio de penumbra, el que tú iluminabas,
porque eras ya Una en mí y yo contigo, el Todo.

Me enseñaste a agrandar mis pupilas
y me asomé a mil ventanas
cuando te posabas en la noche,
gentil mariposa caída a mis talones.

Nada te escandalizó entonces.
Tú, sin jerarquías, nada prohíbes.
Te dispensas, entera, peludona,
tersa como rosa de piel,
tenuemente naranjuda como papaya
y sandía, melón abierto,
para mutua algarabía.

Tú, espiona, por revelar el caos,
la compresión infinita
con su deliquio singular y dulce,
te pusíste a gatas y a danzar
locamente, a perderse, a clavarse
en giros del cósmico espín gravitatorio
y ¡gozamos pues que tarde fue!
tú, entorchada con el rabo a mi deseo;
yo, hundido en tu íntima anonimia.
¡El éxtasis! lo eterno.

¡Sí que fuimos dionisíacos
antes que se cumpliera la plenitud
de los tiempos del profeta;
sí que sabíamos de ángeles / sátiros
y de monismo puro,
sí que estuvíste satisfecha de la verdad
de tu cuerpo, tu templo femenino,
ovario ctónico, el monte santo
donde la zarza encendida fue pez
con hocico caliente y su estallido viscoso,
jalea del pan que brindo, vino
que bebíste conmigo!

4.

Te alimentaron con miedo,
otrora fiera de nuestro amor gozoso;
te vistieron con ansiedad mezquina,
animalito lunar que, a orillas
de los ríos entraste al agua
y me hicíste pescar tus pezoncillos
y comerte a besos.

Te dieron la enagua de la angustia.
Te cosieron el corpiño del enojo.
Te amarraron la rabia a las costillas.
Destruyeron tu unidad biológica
hasta esquilmar la hermosura
de tu interna noosfera.

5.

¿Ahora dónde está la magia
de lo cotidiano, tu divertida noción
de caos, tu guiño subterráneo
que cautiva, dónde está tu duende
que responde al mío, tu fantasma
que a nados me alcanza
en el fondo del agua,
dónde la vieja autoestima de zorra
que no vende sus verdades,
su sentido de honesta certidumbre,
dónde tu nalgatorio desnudo,
suave como pétalos, túrgido
por voluntad de forma y energía?

¿Dónde tu voz me da rugidos,
a dónde llevaste tu madriguera
cálida, tu feroz sustento,
tu espíritu-materia,
tu monismo puro?

6.

No te culpo, guerrera de demonios.
Quien arrebató tu riqueza innata
otro ha sido, sin madre,
sin olfato, sin ojos enternecidos.

Alguien fue que, extirpado de su matriz
de animal de bellota, ufano y de oquis
quiso hacerse hiperrreal
como el dualismo y odian al cuerpo
y a pequeños ángeles
que lo habitan, criaturas gozosas,
tiernas, energéticamente seductoras.

7.

En la Segunda Guerra Mundial, aproximadamente
uno de cada dos muertos fue un no cambatiente.

Hoy día la población civil representa más de la mitad
de las bajas: Mary Kaldor

No quise ir con ellos,
personeros de ultraje, asesinos
armados en ventaja; ellos son
los que atacan tu presencia
y en tí vistieron luto.

Ellos matan a civiles indefensos.
Lanzan bombas que cercenan
a niños; a ciegas reparten
su homicidio organizado.

No les buscaré más
en la tarde en que la Luna asomara,
en la noche en que sus brazos
extraño y me siento tullido,
diezmado, cercenado, por su ausencia.

Tú eres mi ofrenda, memoria verdadera.
Tú, puerca que andas en la calle
pensando que tu hermosura
es pingajo, tú, mi hostia sagrada,
que besuqueas a los nuevos Apolíneos,
intelectualmente arrogantes,
crudelísimamente hartos de sabotaje
y discursos triviales que sólo exaltan
al verdugo intelectualizado.

A Harbor Avenue, calle del vicio,
calle profana, donde ocultas coraje
e impotencia, y te vendes y engañas,
allí fuí a saberte; ahí a dolerme
con tu inmundo despilfarro de energía,
ahí a verte vivaracha y compartida
en tu doble vida del desastre.

Y, sin que dejara que nadie te ofendiera,
te busqué, te llamé por tu nombre más divino,
Durga-shakti, Amada...
y te fuiste de largo,
sí, me desconocíste, Amada mía.

*

Esperan al asesino con amor

al conquistador Alonso de Ojeda (1465-1515)

Levánte, Alonso, que ya el olor
de nardos marinos, flores
húmedas y blancas, llama a la tierra llana.
Las navas te esperan en La Maguana.
Indios, de compasivo corazón,
te alabarán con nenias.
Por tu nombre preguntó Caonabó.
«¡Hojeda!», susurró él.
Su cuerpo, todavía molido a palos,
es penitente en conuco subterráneo de la muerte.
La naboría del Cibao,
en La Española, a la que avasallaste,
ladronazo, no quiere que mueras.
Los cadáveres no maldijeron tus huesos
por no verlos al lado de los suyos.
La materia es un residuo de creación.
Has de ser hijo / manantial / energía, explicaron.

Tu nombre fluye del Golfo de Paria
al Cabo de la Vela y en aguas de Urabá
navegan otras voces enconadas.
Allí te quieren muerto, diezmado
con gendarmes de la Nueva Andalucía.

En San Sebastián de Urabá
existirá La Colombia, tú serás el pionero,
pero en La Española se implora tu regreso.
«Vén, acompáñanos. Regresa».
Sin ojerizas ni mala voluntad,
te cantarán las Nenias.

Mataste a muchos, ¡ya basta!
y murió lo más valiente de la raza brava,
taínos que te dieron su oro,
su sangre,
sus mujeres
con el color del cobre
y que sufrieron, por obsequiarte,
el hambre.

«¡Hojeda!», ven a descansar
en la gran canoa, barca
que lleva al puerto de la dicha.
La muerte te hizo su necropsia,
estando vivo tú, vivo
y desdichado, olvidado
y triste, miserioso
y tosiente.

Los taínos se han reunido en La Maguana:
cantarán en areito, invocarán tu nombre.
Desde acá, se te ve flaco, hediondo,
en angustia y sin auxilio. No es justo.

«Regresa», balbucéan los que te creen
diosecillo todavía, blanco-barbado, nefario acaso.
Dignifícate otra vez para que mueras.
¡Hasta los oprimidos te amaron!

Y ninguno más que ellos, ladronazo.
¡Esos arauacos dulces, quisqueyanos!

*

Ejecutarán a Rodrigo el Judío

al Dr. Rodrigo López, judío portugués ejecutado en 1594

Van a ejecutar al judío
Rodrigo López.
En Londres se le juzgó muy sabio.
Isabel la Reina a él,
tan sólo a él, su médico,
abría sus faldas,
su corazón, sus escotes;
él podía auscultar entre sus muslos
y hartarse de pulpezas, hermosuras
de carne y dedear con caricias
magras, vaginales; a solas...

El quiso ser fiel, a pie juntillas
honesto, venerable, no como muchos
espías españoles que tramaron
llevarla hasta la barca de la muerte,
secuestrarla, echar al mar su cuerpo
o violarla entre abrojos
y lucrar con codicia.

«Yo no confío en tí», dijo la Muerte,
hoy consejera en el lecho de la reina.
Miró a Rodrigo López, el médico.
«¿Acaso no te gusta su hermosura,
o no te tienta el poder y el ascenso,
gracias a Isabel, la Soberana?»

Descubrieron un complot
con idiomas extraños, gestos
de extranjerías que solapan su silencio.
Y sin prueba alguna que a él incriminara,
propusieron la horca, van a matarlo.
La Muerte exigió aún más,
una vez sea un cadáver.
El judezno será descuartizado.

La reina, inmutable, serena, ordenó
que se llevara la cena a su recámara.
No quiso ver a nadie, López me duele.
La Muerte ocupó la silla de la reina
en el lujoso comedor, diciendo:
«¡A comer! Comencemos».

20.

sobre masacre judia en Lisboa de 1506

*

Los cananitas de hoy

Gey Hinom: a place where Cananites sacrificed
their children to Ba’al

Donde coinciden los valles fui,
a las gehenas topográficas del mundo,
a los bellos paisajes, al Oriente de Qidron.

Aún voy y sigo yendo, regreso.
Ya no me importa morir y oír las voces
y añadir las mías, diciendo que a mis pies
suba la Serpiente de Malkut
y el sexo, en mi Yesod y, sobre todo,
luna y sol, y el juicio del perdón.

Quiero mi holocausto porque sigo
como oveja perdida del desierto
y mi isla se perdió también
entre chispas de fuego fatuo.

Yo a la zarza la hallé cuando se dijo
que el universo es una selva sin fín
y un imperio de bestias en depredación.

De la zarza desprendió la chispa
y me quemó; hoy estoy en el exilio
que me aleja del Netzach, con anonimia,
vida tras vida, entre humanos primántropos
de guerra, sordos y ciegos, pues no ven
ni zorra ni cordero, ni creen ni dejan creer
ni aman ni dejan amar. Cananitas de hoy
a sus hijos sacrifican en el Valle de Hinom.

3-12-1999

*

La mano invisible

El Diablo tiene su propia idiosincracia
y le gusta vestirse de barquero,
navegar a los suyos en su barca de gloria.
Allí ví... hijos de la generación del Desastre,
hijos de la Mano Invisible.

Y escuché el diálogo de quienes creen
que la gloria reinvindica todo acto,
pues en el fondo se sienten fracasados.

Acaece de una buena vez
que si es que muero, será tu barca
útil a mis vindicaciones,
dijo un difunto, el más extraño
en el akasha de mis bitácoras y días.

Acaece que me incumbe estar vivo
en biología, en un espacio aquí
donde flotan las remembranzas,
y me aflijo por el Ser o No-Ser.

En esta barca me quiero, Diablo.
Dáme Tu palabra... Que, contigo
en el Timón, tendré destino,
viaje o regreso.

*

La riqueza de lo simple

Sólo desde el modo en que el hombre concede
a la reinvindicación del ser la palabra de respuesta, puede irradiar
desde el ser una reinvindicación de su dignidad:
Martin Heidegger

Ser apropiante, dáme la reverberación
de los destellos para la esencia verdadera.
Que no conozca la inquietud de la carencia.
Que descanse sobre mí la riqueza
y la abundancia de lo simple
que, en la inicialidad, me precisa
como un niño digno de nacer
y como un nacido, digno de morir.

4-12-1988

*

La muerte de Marcianita

Marcianita Echeandía Font ante El Diablo

Desde lo ya-sido, mi voz
se hizo rebelde, secular, protestaria
y mi historia es la de una familia universal
(yo la llamé la Patria, el Ser-ajeno).

Voy con pordioseros, perros fieles, gatos
que me velan la falda, los libros
y una fruta y un pan
y un poco de mingalo.

Los textos oficiales no dan
mi corazón descrito ni mientan
mi identidad, mis luchas, mis soledades.

Una razón tengo por verdad
y la arrastro por cubujones de la diáspora
y el universo ha sido, casi siempre,
indiferente; pero, no. No me lamento.

Crecí, hice cuanto me place;
me odiaron y me amaron a destiempos,
pero, ¡qué multiforme es la voluntad
y sus necesidades apremiantes,
qué misterioso el inicio de las verdades,
todas ellas, con las bellezas que a todas
es asociable, qué maravillosa es la paradoja
del contínuo y aún el Acaecer
sin necesidad de obrar por cuenta propia!

3-2-1987

*

La generación autómata

a la generación de 1925-1945

En el siglo del Hombre Común,
ya no hay pleitesías ni ceremonias
ni rituales sobre la alfombra roja
de las cortesanías.

Al comienzo
la Generación Silenciosa
fue llamada la autómata,
babanca, hija de Cebollina, La Muda.

Nada tuvo de pre-olímpicos garbos
este Nadie de hoy, Don Nadie,
Don Salame, Don Pendejo de ayer,
San Petardo que apretujado
aún va en el puño de su Estatismo mentiroso
o en fantasmas de Altísimos Poderes,
lo Invisible, supremático...

A este hombre común, ¡pobre de él!
lo asechan todavía los envidiosos
de rango: místicos, parásitos,
mentes profesionales
obsesas con el crimen
y el altruísmo-destructivo.

El individuo está a merced
del Viejo Samarugo que define
el Deber, la Obediencia, el credo
desde su tribunal y su peluca blanca.

No se ha cambiado mucho:
estos seres que vienen a la barca
(con reclamos de gloria, Gil Vicente)
son infelices, letárgicos, torvos
inherentemente destructivos,
dictatoriales y creyentes
en las múcuras
de unos amigos ricos,
o parientes con poder.

Abren los ojos ante los abogados.
Saber de ley les dará prestigio.
De ley mosaica, talioneros,
se formó su concepto de glorioso,
del ser / tener
lo indispensable,
lo único, según lo piensan.

Quieren hijos con el título:
tú, por bobo, a la caña;
usted, por listo, abogado,
tú, por taruga, a coser y bordar,
a la cocina, a la iglesia;
usted, por fuñir y joder con los extraño,
financiero; tú, médico en la familia...

Ellas, lerdas, sumisas,
yeguas del zolocho, visitan
las sociedades (pocas intelectuales)
más bien, círculos donde, al fin y a la postre,
se destruyen los valores productivos,
se atajan los sueños con sustancia.

Sueños que se quedan colgados,
entre el hipocampo que los fija
a la memoria, utópicamente tercos,
y el sistema límbico, desafiante,
socialmente censurado.

*

Los silenciosos

Los padres son agresivos y tradicionales.
Los silenciosos no se tocan.
No se llenan de besos,
no se abrazan en las esquinas.
Quieren ser puros porque Dios
es la mano del Destino y tiene un rayo,
el cinturón del castigo,
la Vara con que ataca a los ruidosos,
a demonios antijupiterinos,
a niños, hijos suyos, raros
por darse besos, o descubrirse
a destiempo los genitales
y no escupir a otros.

Los padres quieren ser portadores
del pánico atenuado y la Política del Estado
(sólo que sin la Ceremonia del realismo,
o las parafernalias de la Vieja Monarquía);
pero «son los mismos», decía María Culito,
son los mismos porque, aún amando
suficiente, en demasía, se callan.
Castigan, dan palizas que matan,
sí, que la inocencia corrumpen
No piden el amor ni fiado.
No te dejan a crédito las caricias debidas.

Son los privadores del movimiento
(no te sacan los ojos, no,
ni te impiden que escuches
ni que huelas ni que hables),
pero te tienen a su lado.
para disciplinarte
y no perdonan.
Son rigurosos.

Te vigilan, silenciosa
y sospechosamente,
no sabes por qué lo hacen
si tu delito es tan poco.

*

En la generación equivocada

a Chilín y Marcianita Echeandía Font
y a Luisa Bottari Rico

Ellos no eran así.
Ni Chilín ni Marcianita
ni Luisa Bottari Rico, la jineta.
Nacieron en la generación equivocada,
víctimas de los mismos rigores.

Ninguno / ninguna heredó
el silencio, el Crátos del despojo
ni la talega pudrida que dan por karma
a mamacallos, hijos de su sangre,
Esa nostalgia de la cesta hermosa
(que las Cárites por alma te colocan)
sigue abundante, palpitada en ellos.

Ninguno / ninguna se quedó callado
/ callada / ante el hecho de que haya
que cegar a Prometeo y encadenarlo,
con cadenas que duelen todavía
llevarlas a la barca, subirlas
a las sendas de la Gloria.

2.

Chilín fue juguetón, travieso,
y Cecilio, el padre, le pegó con ganas.
Hay que ponerle vergüenza,
disciplina, infiltrarle el honor
a sus costillas, herirles su garganta
(aunque se ahogue y se vomite
sobre los senos oligarcas, las demandas
del nuevo siglo, el de La Muda,
la pendenga, zángana,
zopenca Democracia.

Había que ser muy duro.
«Es parte del negocio de este siglo»,
dijo Getulio, hombre exitoso,
sagaz entre su hermanerío.

Se venció el anarquismo,
sus bandoleras manos,
su lubricado fajín; está vencido.
En las guerras, gana el que las puede,
con la ayuda de esa Mano Invisible,
Dios o los yankees,
dijo para que oyeran todos
y se hicieran obedientes, discretos,
mansos, pavitontos, mamacallos.

*

A mamá

... a mamá, Doña Yuya, que me dio
recursos de sobrevivencia y reconciliación

Dependiente de la existente Humanidad
no he sido nunca. Confié la esencia humana
a las manos que me heredaste, mamá,
manos en alzamiento productivo,
a mis hombros y mis brazos,
sucios y limpios, pegadas,
pero en objetividad incondicionada.

Con ella, lo inicial de mi historia,
se abrió cuanto más pudo
(yo jugué con la tierra y con gusanos
y me gustaba), admiré tus jardines
y tus huertos y bañar una perra
y a las gallinas, alimentarlas
con insectos, asesinados
o descubiertos con mis propias manos.

Salvaguardo, aún hoy, estos recuerdos.
¡Tus recursos, tu amor aprendido!
Me salen en los sueños con nobleza
cuando me visitas, desde del allá
de tus hablas, ahí de lo Eterno,
y todavía me hablas, aconsejas,
diviertes, cantas tus devociones.

A mi lado, a distancia, otros poderes
se hunden; otros que no son míos.
Otros son, con sus impotencias,
y que, como tales, desmayan
y caen en lo vil e inesencial de la vida.

Intrusos son que han llegado
sin voz reinvindicadora.
Invasores que venden, uno tras otro,
la Humanidad / la Patria
y que nunca dieron nada ni darán
(porque pocos han de servir
como entes preeminentes en su esfera).

Te tuve a tí que díste mucha vida,
tú, que sabes de la Cesta Hermosa
del alma y del fango divino
del Consuelo, la nutrición, los ciclos,br> de la Serpiente acariciante y su cueva.

Intrusos e invasores me olvidarán.
Pocos quedarán imprescindibles
para que el amor me levante.

Quienes activaron el olvido del Ser
no me vinculan a una voz
(ni estando muerto), ¿qué no será hoy
cuando prostituyen la esencia
que custodio, mi tierra natal,
la tierra de mis dignidades
y autoestima propias:
Puerto Rico.

2-3-1990

*

La mudez impura

Los sabios mueren, mas los tontos revientan:
Baltazar Gracián, El Criticón, crisi VIII., p. 3

Verdes y biliosas son las mayorías
de tu Era de Silencio y mudez impura,
¿qué importa la energía que llevan dentro?
¿Qué importa esa inteligencia,
eficiente, organizada, si atrás se deja
the value of honesty, el valor
de las preguntas claras,
la esencia de lo imprescindible
compartida?

Ya no escuchan ni se interesan
en detalles; no contestan
si están prefiriendo el reto
sin importar consecuencia,
el riesgo que a veces cuesta
el ojo de la cara, el riesgo
del callejón a oscuras
y la boca del lobo.

Desollaron en vivo las comunicaciones
desde que existe la radio y la oreja,
el aeroplano, el tren, el correo,
la tecnológica creatividad en ciernes.

¿Qué importa cuán rápido aprendamos
quienes somos... nosotros, hijos
con potenciales, niños verdes,
con piel de fresca lechuga,
si ellos, padres duros, se frustran al primer tris y nos reprochan
con verbos de estériles polémicas?

*

Los imprudentes

Vive para que digas al mundo que la ruptura
con la divinidad no será para siempre,
que no eres ya hijo de Merop, con su mente gangrenada
con pura propaganda. La resignación clínica
no será tu caldo de cultivo.

Muere para los lombardos porque desde las calles
de Londres te llaman y, desde Wall Street, cuantifican
tu precio y se hartarían de tus hígados,
donde el amor reside. Un día es un día
y no vale la pena desmelenarse uno llorando.

Llámate Pato Feo entre los demagogos,
los agitadores, los truhuanes y atrevidos
que manejan el Carruaje del Sol y como necios
se queman sus alas y se estrellan,
volcándose en el Orden del Desorden.

Dí que eres Luna y un poco triste
y un niño de Hinón con los labios de aloque,
pero un autarca en el fondo (que aprendió
lo que es suyo). Dí que eres una alondra
y que cantas y que preparas tu nidada
para la primavera.

*

El pluralismo cínico

A Eugenio María de Hostos, filósofo y pedagogo

Estamos en los bordes de la modernidad, trabajando
en sintonía con un tiempo de carácter post-moderno,
plural, polisémico, parcial en valores, hablas y sentidos:
Jean Lyotard

Te corresponde desde hoy, desde ayer,
como siempre, que asumas el Bien como deber.
Que evites el exceso instrumental de la Razón,
endiosada, ilustrada, envilecida.

Ya no temas al miedo. Sé valiente.
Admite arquetipos, tiempos puros de la mente pura,
más allá de la moral abstracta y la historia lineal
y el institucionalismo y las guías. El poder
es guía, pero no todas las guías. El poder ilegítimo
intimida, envanece, degrada, fosiliza.

Sortearé las amenazas con ansiedad fecunda.
Con sana alegría te daré el buen semblante.
Seré tu pan, tu sustento. Que no te complazca
la agresión, aunque mires lo que viene
con el posmodernismo: la neurosis de masas,
la democracia fundamentalista, la oligarquía,
el cinismo mediático, el Hombre-Bestia,
los relatos parciales y el relativismo absoluto.
Un todo se vale, pluralismo cínico,
porque la historia ha muerto
y no hay proyecto ni esperanza.

Te daré, por de pronto, el alma
de un caballo, veloz y hermoso, como ninguno
y verás que el tiempo no tiene magnitudes absolutas
y podrás esquivar los agresores, al que ultraja
la dicha y depreda tus afectos.

*

La muerte del tradicionalismo

Los obscenos, sinvergüenzas, ganapanes,
tiemblan cuando oyen el término: ¡La Muerte!
Díles que eres el optimista más grande la tierra.
¡El imperialismo va a morir como se muere todo!

Los creyentes de nacional-catolicismo,
las Falanges, el Tradicionalismo, sustentadores son
de Hobbes reditado, del Lobo depredante,
el lobo de la hoguera, el criminal en el fondo
de las almas… pero díles que la víste,
la Muerte es lo que es, justicia.

Les supíste la transición, el karma,
los cuerpos inferiores carcomidos de gusanos
y la angustia, esperándoles en un rincón
de nueva encarnación, el remordimiento aleccionado.

Díles que yo te lo dije, que sabes la ley
y te mostré el futuro, adviértelos
con el poco / mucho amor que es posible,
cuando se afirma que nadie escapa
al Sí Mismo, a lo auténtico, al campo abierto.

*

Un demonio llamado Franco

Murió Franco, viejo impuro de Gracae.
Gato por liebre muere. No muere una paloma blanca.
Un carnicero inhumano, matapueblos, se remuerde,
no es un poeta amado por el duende, no muere
un espíritu real, con espíritu domado por iglesias,
o la vieja clase dominante. Caudillaje por la gracia de Dios,
eso no existe, eso es turbio, como una vieja torva
sin encías, como un varón que lega el falo blando
en la arcilla vehemente de la vida.

Es imposible un hombre vertical,
digno de ser llamado el justo, el noble, el ávido,
cuando la masculina concreación lo convoca
a los sentidos, y se dedica a reprimir
la vida no infecta del Isvara, lo inmaculado,
lo unitario, el dulce beso de la vida,
el ser eficaz del mundo que engendra
la voluntad de decir SI y No en el Ahora Eterno.

Hablo sobre tí, Francisco Franco,
Generalísimo de las hienas, el demonio de los aires
sobre España; hablo de los que dijeron Comunión
y en la tradición sembraron cadáveres y presos
y el Opus Dei que no bendice si no a tecnócratas
pagados por la sangre, hartos de acoso,
hablo sobre enanos como Aznar, los herederos,
vendepatrias, imperialistas, fachos.

*

La barca de la gloria

Debemur morti nos nostraque:
Horacio, Epistola ad Pisones.
v. 64

No estés triste, Carlos.
«La muerte paga todas nuestras deudas».
El rumbo de la eternidad es la primera estrofa
del proyecto. Y este canto es el viaje:
el fundamento, el Ser, el hombre libre,
interior, inmortal, más humano.
Hila con amor el entramado
de sus vidas y sus continuidades
quien en esta Barca ha subido.

En la gracia de lo Eterno, el viajante
jamás repetirá: «Soy cadáver», no seré-uno-con-otro.
No dirá que es maldición, o karma, o juicio
que lo lleve despacio sobre el río del olvido.
El rumbo de la eternidad es un POEMA,
un texto en carne y hueso, rescatado.

Este es el destino de ir en pos del texto,
tejer esa esperanza con palabras,
navegar en barca de gloria por la Estigia
y verbalizar con remos la hipótesis
del porvenir, remar con gozo.

Esta es la música con que se reúne
tu corazón y el mío, dos galeotos dispuestos
a acompasar la danza de las cumbres
y soles asequibles y despertar en nueva madrugada
en tierra otra vez, abrazados, rimados
en el dulce horizonte, rítmicos en la tarea
del reencuentro reencarnante, necesario.

2.

El que regresa y alguna vez, en barca gloriosa
se fue del puerto más querido,
no tiene que saber muchas cosas.
Vale que sólo algunas, a más pocas mejor,
pero que las sienta allí, donde pueda
tener raíz alguna de ellas, donde la pasión
sea más que palabra, ¿qué es lo querido?

*

No necesitaré lo que ya tuve

Sé demasiadas cosas para ser
el poeta de la muerte, el testigo apropiado,
la consciencia. Lamento que haya aprendido
tantas cosas y las tenga en el libro de mis días;
olvidé cómo se metieron, tan intrusamente,
donde yo no las quiero. El que regresa
y, en una barca gloriosa, se fue del puerto
más querido, algo sabe, sin embargo,
que adeuda, por algo a la vida regresa.

Sospecho que no necesitaré lo que ya tuve.
Ni seré adquisidor que nunca se sacia;
son demasiadas cosas
las que tuvo quien quiso ser un poeta de la Nada,
un cesador del alma-henchida de sí misma.

Aún así regreso. Voy en barca de gloria
A mi destino y estoy en el proceso de vaciarme.
Desde hoy andaré desnudo, sin el vestido
de aquellos apetitos y artilugios que unicamente
llenan el alma de palabras y lenguaje
y deudas, inautenticidades.

8-8-1987

*

Viajeros

They knew what they wanted: Sidney Howard

a mis abuelas y mis bisabuelas
Cristina Nieves, Laura Alicea
y Dolores y Eulalia Prat

Los pioneros no son como loros
en las estacas. Al contrario,
son callados, tesoneros, incrédulos
sin fragilidad, optimistas con cautela.

Tienen un justo tino.
Emiten pocos juicios,
pero con plena contextualidad
de los hechos. Van al grano.
Han soportado en sus espaldas
el peso de largas tiranías.
Les decepcionó el absolutismo,
pero son un tanto mollejones,
puritanos, ortodoxos, persignados.

Demasiados illuminati y charlatanes
a sueldo, a sotta voce, han venido
a seducirlos y a ofrecer sus falsos dioses
y profetas; cagatintas son
que hablaron, alborotaron al mundo.

Los pioneros oyen muy pocas veces
y no se adhieren, empero
muchas más son las ocasiones
en que el pedido es intenso:
¡Conspiremos!

Unos pocos se van y regresan
con las almas en pedazos.
Culpables de la infamia
por una esperanza social de amor humano.

El Abuelo pionero creyó en la ciencia
más que en la política y los anarquismos.
Capciosos son los reyes viejos,
e impredecibles los golpes
y corrupciones de los generalasos.
Sin embargo, el Abuelo susurró,
cuasi callando: «hay que hacer algo».

En 1915, el tétano adquirió sus rangos
de epidemia. El tomó nota y volvió
a susurrar: «Hay que hacer algo».
No preguntes a él por qué lo piensa
ni quiénes acudirá, ni cómo...
No ha decirte nada excepto lo que ya dijo:
¡Hay que hacer algo, hay que hacer algo!

2.

a don Narciso Rabell Cabrero,
ex-Alcalde y paleontólogo del Pepino

Subió a los taxis motorizados
por primera vez y apoyó a Henry Ford
que construía tractores de faenas
para el campo. «Esta es la historia,
la que crea, la historia de los hombres
hábiles e investigadores. Lo demás
son embelecos y pamplinas», dijo don Narciso.

Sus coetáneos todavía fueron rebaños,
humildes reses que vivían para el trabajo
bajo una economía de sueldos miserables;
ética del coraje, voz maldiciones
y encima, los fuegos y huracanes,
la casita de yagua, todos juntos
en dolor, mas estoicos en valores.

Y en las haciendas, un patrón
celoso de lo suyo, en los talleres,
la sobrevivencia, el obreraje,
hambriento y resentido,
aguantando, todod desoídos por el mundo
o, más bien, los poderosos. Cocorocos.

Pocos abuelos hubo como aquellos,
padres-colectivos del progreso:
él era uno, Rabell Cabrero,
y Aguedo Vargas Labaille,
«padre de los pobres»
y Jacinto Rodón, don Chinto,
y a ellos... había todavía
que contarlos con los dedos.

*

Los muertos hablan por teléfono

El teléfono transcontinental ya fue inventado.
No para el pobre. De Graham Bell y Watson
hablará el Loro Guillé como si trajese
profecía al pueblo, no lo cumplido.
«Para el pobre no será que se hizo»,
dijo. «Eso es más que el telégrafo.
Es la voz misma la que oyes,
es como si hablaras a distancia
con un muerto».

*

Los suicidas

Viento suicida, fuego-hombre,
kumikaze, a las cuatro esquinas de la tierra
y la consigna es una: Austria est imperare
orbe universum,
porque «son los mismos»
y cada día se vuelven más violentos.

A la Corte prusiana subirán
estos sahumerios a la Muerte,
estos silencios cómplices
que avanzan como sionismo hertzeliano
y deja su Domingo Sangriento
entre wobbies y sindicalistas
ante la mirada fría de Roosevelt
maldiciéndolos.

*

La memoria renovada

Toco en puertas que a no se abren.
Reconozco a la gente que ni mi nombre quisieron.
Digo a veces lo que menos me importa
por quererles cerca de mí y no me reconocen.
Me trago frases por mi garganta nueva
y ningun reconoce lo gutural de mi olvido.

Algunas palabra son como un campo de muerte.
En vano vibran las campanas para los sordos.
En vano fluyen peces de luz para estos ciegos.
Y me siento mudo para emitir otro grito.
Y desenmascararlos. Invoco,
en ansiedad desesperada.
mi lenguaje nuevo.

*

Los kármicos

Los pioneros vieron las huelgas
de textiles, las batallas en los ferrocarriles
y las minas de acero, pero la Mano Invisible
es descentradora y los pioneros juraron no meterse.

En la centralidad de ese riesgo
donde un puño los azota; no pelearán
contra la sistemática inmoralidad que los circunda;
que se joda el anarquista, si es que mató
a MacKinly, que no se escuche el por qué.
Nadie pregunte sobre el hombre,
siendo que ya fue descrito:
criatura de meros apetitos
y sensuales pasiones.

Leyeron a Bacon, Hume, Bentham,
Locke, Mandeville, típicos filósofos británicos.
En la fábula de las abejas están ya sus valores.

La Guerra está a las puertas: «Each in war
against all»; el que sea el rey de su colina,
cómase al prójimo.
Bentham lo aconsejó
en su tiempo: Eat Your Neighbord Policy.

Roosevelt se anexó el Canal de Panamá;
ahora se maneja bien en su Caribe
y él y sus seguidores castigarán
lo que definan espionaje y sedición,
van a aplicar los conceptos al negro,
al indio nativo, a los que han ido llegando
del Oriente de Europa, van a quemar vivo
a Pancho Villa, el General Pershing
y seis mil de sus soldados,
se han metido en los rincones de frontera
por hallarlo inútilmente; pero,
«hay que hacer algo», ya lo dijo el abuelo.

*

La mordida

No siempre una palabra significará
lo que se espera por más pulgas o sarnas.
Concedamos que el ser es un ladrón escapadizo
Así como se pierde el buen billete para el hurto
por las junglas urbanas de cualquier perro hambriento.

Como en las olvidadas denominaciones.
La cifra caprichosa, el signo bruto, es el hueso perdido.

Una mano tranquila comete el crimen más violento
y la fe que se emperra en el ladrido
por lo incierto es la palabra canina,
golpeada por el lomo
y parece que brota de memoria tan corta,
tan maldita, tan mezquina, que su mordisco
hunde sobre lo más tiernamente aparente,
lo humano...en vivo extravío perdura
la pedrada de una frase embustera,
soy tu hermano, te conozco.

Regreso a los ecos plenos de quejidos
y la oración de moribundos, me permite vivir
y pedir la barca de gloria; soy yo quien vendré
a consolar a estos perros heridos, porque las palabras
hieren, a veces hieren más que los cuchillos
y las dagas turcas de ladrones y colmillos afilados
de los mercenarios, represores e invasores
de la centralidad que nos vincula
en la endogamia y el olfato.

*

La muerte del hombre monológico

La crítica posmoderna no busca aniquilar al sujeto,
a una pluralidad de sujetos que no reclama centralidad alguna:

Santiago Castro Gómez

El futuro no es fijo porque siete cabezas
tiene la serpiente de los seres sensitivos
y salta de los cuerpos miserables,
tridimensionales, a la consciencia profunda.

Se enrosca, se anida en un hoyo azul,
charco hacia el manantial de las estrellas
donde puede hallarse el silencio,
la quietud, el balance, el perdón,
el gozo compasivo, y otra vez
acaecer, encarnarse
y reclamar el derecho
a la centralidad,
el modelo antibenthiano.

Para morir de nuevo
no elegirás, hijo mío, el ego cogito
de los Cojos / rencos cartesianos,
el yo pienso a solas y con bastón doy palos,
el yo quiero y conquisto y desarmo y descentro y borro del mapa
otros espacios.

Tu modelo será otro, no todopoderoso,
no autoritario; tu sujeto estará
en la Cesta Hermosa, la más bella
de las Tripitakas y las Cárites.
En la Era de Hombre Común,
vas a matar al hombre monólogico,
fáustico, imperial, en sí mismo,
engolosinado.

3-2-1983

*

Murió Pascasio Lamourt

Mi cítara se ha puesto de luto.
Versa est in luctum.

Don Pepe una esquela lleva.
El negrito la gritó por el pueblo.
Un masón dirá de quién se trata;
recordará de sus huesos lo debido.

¡Habla, don Lino, tú que sufríste tanto!
Preséntale sus respeto ante el Santo de Narbona.
Házle su buena caja, el ataúd y que la lleve
en sus buenos hombros reposada
Abejón, Bacalao y Chalo Mancha.

Murió el más alegre de los agricultores,
uno que enciende los bateyes con contento.
Murió Pascasio Lamourt, de la negrada
de Magos. Y el Cidral está en luto.
Lloran y rezan los peones y las campesinas.
Murió Pascasio, el buen hombre.

Piadoso, bonachón, gregario,
generoso es con los pobres de sus predios;
se va, absolve Domine, porque su bragueta
fue experta en hembras de todos los colores;
se fue, por caminos de eterna indiferencia,
aquel que mucho amó; se va, dejando
aundancia de su cepa en los campos.

7-2-2005

*

La barca de la medianía

En la cáscara de las medianías, la palabra
se descansa sonoramente muda e inverificable.
Como perro golpeado, se espanta el pensamiento
por ariscas mansedumbres, sin dilema.

No siempre una palabra es aquello que el ser clama.
La palabra es sólo una gesticulación, galgo aliento,
rabo lleno de pulgas, bostezo, salivoso hartazgo,
qualia de corazón hambriento. Y el rechazo.

Arbitrariamente, las palabras se urden,
se fijan, se trastocan, se formulan y, en fin,
por tanto remanirse el nombre de las cosas,
la usanza es hierba y ortiga, broza silvestre
y míope verjel, procaz jeringonza,
con intención vituperante.

*

La barca apropiada

Vive en barca de gloria y lo recuerdo:
Desaloja el texto que no te pertenece.
Pela mejor tu corazón con las metáforas.
Vibra en la transición desde la barca que te navegó
por los cielos hacia el contorno rojizo de la Tierra.

Se destasaja al ser que preguntó por raíces.
Y siquiera lo bello de la esencia queda por semilla
en los que no agradecen, ni reconocen la memoria
que les da la muerte. Tapan los orígenes,
se apartan, rechazan al que piden: ¡Canten a la Madre,
a la Dama Oscura, a la unificadora de sus días!

Así en miseria puede que te encuentres cuando vuelvas.
Ni cáscara húmeda, digna de pudrirse, es el rasero de sus días.
Ni la instancia de cultos al sol y la luna, a sus filosofemas.
Mas eres tú, ni mi mano, una que siembra.
Tú ve por tu poema, tú, sacerdotisa,
tómalo por compañero.

*

El abuelo

La heterogeneiadad y el diferendo son, pues,
consubstanciales al habla humana
y no se pueden eliminar:

Santiago Castro Gómez

Unos hijos del abuelo están allí.
Entre las brumas, les ví... interesados
en las fuerzas hidroeléctricas,
la evolución estelar,
la electricidad positiva de los rayos.
Aplicarán lo que aprendan
en los análisis químicos y el Abuelo
mientras tanto, callado, prepara
su tiroxicina pura.
Tratará los males de tiroides.
También estudia el tétano,
la influenza y la tuberculosis.

Dijeron por la radio que asesinaron
al archiduque austríaco, éso ni importa.
Norteamérica será la envidia del mundo,
tarde o temprano, tarde o tempran.

Mientras trabajan, a las niñas
los piesitos les brincan, a escondidas
siguen el ritmo de Chicago,
da gusto escuchar el piano de los negros,
el saxo lúgubre, visceral... esa música
del Veinte se está yendo hacia Europa,
mas Chicago es el centro mundial.

Ya se acabó la guerra,
bloquearon a Inglaterra,
hundieron el Lusitania,
se batalló en Verdún.

El Abuelo supo de veinte millones
de muertos en el mundo, serán
más los que sume la influenza
y la guerra, al parecer.

Pero aún dice: «Calláos,
que nadie llore en mi presencia
al menos». Baby Ruth es lo que escucha
bateó un run-run, 567 pies con el batazo,
y fue para los Media-Rojas,
Boston festeja; ahora en Pittsburgh,
Pensylvania, se oye la radio a diario.
Se sabe inclusive que un sismo mayor
que aquel de San Francisco
hundió la provincia de Kansu
y como moscas cayeron entre ruinas
y mangles 200,000 chinos
que habrían podido hacer ferrocarriles.

«Hay que hacer algo»; pero la voz generosa
es débil, la filantropía no existe aún.
Hoover lo dijo: lo que existe es
el individualismo americano.
«Nadie es moralmente responsable por la vida ajena, su bienestar
o su felicidad», fue hooveriano.

*

La esencia reuniente

A las palabras las empuja el viento
como a larvas de deshonra sobre la porosa piedra
a la que se ha llamado el alma.
Alguna frase quiere el sublime espíritu del Todo,
el Infinito, el misterio, la Muerte.
Es la que te pertenece. Mas no dejes
que vengan hooverianos, pragmatistas, duendes
ultramontanistas, espiritualistas de luna sangrienta,
a vestir imperfecciones con camisas de fuerza
que lo gangrenan todo. Con rituales
de puras gargantas, secas, gimen, posan dolor
y arrenpentimiento, gesticulan.

¡Ay, pero ni en el dolor cabe todo lo que se palpita
por ser y por nombrarse en la experiencia humana!

Deja que te quieran cuando estés más callado.
Sé incrédulo, cárgate de silencio, pero no seas rencoroso,
no estés triste, pero que tendrás que besar muchas metáforas
y darlas a oídos que esperan y corazones vacilantes
que, con un hambre larga e incómoda , te esperaron,
panadero de dulce bocado, discretos en el rincón.

Que comiencen a comunicarse contigo
los que antes se asqueron por mí, La Muerte.
Comprendo que se aborrecieron de morir.
Se asqueban a sí mismo, por finitos;
no dejaron que los amara yo, la Esencia
reuniente de lo oculto, la raíz reunidora
y dialéctica de lo rescatable.

9-10-1996

*

Llegó tu rey

a Mariana Rubio Mestre de Rodón (n. circa 1826)

En los días en que nacíste,
los días fallidos de Pepe Botella,
Napoleón puso en libertad a Fernando,
ese santo petardo que en Valencay
preso estuvo de sí mismo,
pues uno es que no sirve para nada,
uno es que se lanzó a darse
un abrazo con espectros,
ondinas en las charcas de Cefiso,
a darse banquete con su ego,
con su narcisismo.

Y llegó tu Rey, porque le llamaste
tu rey Fernando VII, y crecíste oyendo
su nombre y a quienes le maldijeron
porque, en los tiempos en que llegaste
de Venezuela al Pepino, alguien, unos pocos,
sabrían lo que es un rey verdadero
y cómo, por falta de vergüenza y osadía,
empero fabricaron una casa,
Casa para el Rey que no merece.

Mariana, tu rey es charlatán, represor, don contreras…
y su corte está compuesta de seres sin honorabilidades,
parásitos, enemigos del trabajo productivo,
malos entendedores, granujas, sanguijuelas.

Y llegó tu rey en los días del Comandante Riego
y de las tropas destinadas a América.
Pido otra cosa, princesita de mi casa.

2.

Tu padre, quien te dijo estas cosas,
dio vivas por aquel que proclamara
la Constitución de 1812, y a los rivales
del proyecto liberal, llamó demonios negros,
memorias del motín de Aranjuez
contra Godoy y las tropas de Murat
en suelo patrio y, en Bayona,
memorias de traiciones.

Y llegó tu Rey, que juró la Constititución
que amó tu padre, tu rey que no sería
ya más el suyo, Fernando el contaminado,
mal que no tiene cura, séptimo cuervo
entre absolutistas y parásitos…

3.

Fernardo escupió sobre principios
de su juramento una vez que levantó
su mano ante las Cortes y dijo:
Creo y serviré esas normas
presentadas en Las Cabezas de San Juan;
creo y serviré, vacías palabras
y mandó a los agentes de la Muerte
contra los hijos valientes de su suelo,
contra misericordiosos,
contra los que no creen en falsos sueños
ni en sucesivos homicidios.

Y se fueron por Mina, el sublevado,
por Vidal, Lacy y Porlier, ante quienes vocales
de la Muerte exhortaron: «¡Hay que matarlos!»
Y tu rey, Marianita, el rey que ya no podía
ser amado y compadecido por tu padre,
reestableció la Inquisición,
persiguió la prensa, el pensamiento libre,
las imaginaciones de los espiritistas,
los masones, los poetas afrancesados,
los obreros que leen, los que saben
que, organizados, son más sabios que los sabios.

*

Fernando se vistió de mala muerte

Fernando, tu rey, se vistió de mala muerte.
Encarceló a quien habló sobre la luz y el fuego
y dio promesas y consuelos para el hombre maldito
en diluvios de su propia sangre derramada.

Y un día, con ayuda de la Santa Alianza,
tu rey, el soberano que aún
no había sido maldito por la boca de tu padre,
llenó con 100,000 tropas las calles de Cádiz
y el Duque de Angulema dijo,
con voz vibrante, umbría, temible,
Yo soy la Muerte…

… yo el Gran Carretero de la Estigia,
caronte armado, duque para los huesos molidos
y los culos pateados. Vengo por las memorias
de Mariana Pineda y todas las marianas
que en nombre de Mariana son marianas.

Vengo por Torrijos, a su pecho
lo llenaré de balazos, vengo
por los empecinados y, especialmente,
al Comandante Riego preparo su muerte
en el cadalso. Ni el Cura Merino
escapará de mí, voy a matarlo.
Lo juro ante el Ministro Calomarde
y ante tí, Infante Carlos.

*

Para matar a la bruja

Leo Strauss said that no woman could be
a philosopher:
Tony Pappert

Para matar la bruja originaria, la que instruye
que la sobriedad debe custodiar el intelecto y poner
a raya la filolía extremada que cabalga
en ancas / nalgas sensualonas, se organizaron
los más ricos del Pueblo, Francisco Rodón
que tenía 751 cuerdas terreras en Guajataca;
Juan Rodón, 680 cuerdas que eran suyas
en Eneas, Andrés Cabrero y cinco hijos que su mujer
le dio antes de 1870, cuando la muerte les buscó
por todo el campo, pero les halló
al fin y al cabo en trecho urbano...
para reducirla a la paz, esquinarla,
se organizaron los Font, los Echeandía,
los Castro, los Bernales, los Del Río...

Las brujas no son como los hombres
que rechazan la Alquimia, pero admiran
sincretismos misteriosos; en el corazón
de los Illuminati, sea en Baviera o Renania,
o Cataluña, París o este pueblo perdido
de Pepino, las brujas ven el corazón
y clavan ojos que lo alegan y lo desnudan todo:
crueles sóis, inverecundos, procaces,
libertinos, acumuladores, embusteros,
cuchillos carniceros, manos largas,
¿qué pueden contra mí? ya les conozco...

Tranquilas, señoras, a la casa,
a coser y a rezar, tranquilas, que ustedes
no son inteligentes y el mundo está lleno
de guardias infiltrados, tentadores policíacos,
inquisidores, y la paga de ser bruja
es muerte, desprestigio, miseria...

*

El Guayabal en llamas

Háblame sin temor. Desde la cuna,
el libro del dolor sé de memoria:
Ramón María Torres (poeta pepiniano)

Mariana mía, has estado tan triste.
Y tu corazón es El Guayabal en llamas.
Y tu edad, una chispa luminosa
que el 31 de marzo, a las 4:00 de la tarde,
se enciende con tormento.

Sentidós casas de los fundadores,
herederos, inicial progenie de Pepino,
se poblaron de escombros y cenizas.
Los que llegaron en los días
de los condes de Floridablanca, Aranda
y la Reina María Luisa de Parma,
te espíaron desde sesenta y dos chozas
de mi gran mirada, y se preguntan:
¿qué hizo esa mujer, Mariana Rubio,
esa mujer venezolana, esa que amó
al rey equivocado, cruel
por la falta de chiquillos?
¿Quién hay que grite por amor a sus oídos?
¿Qué hizo que nos dejó en la inopia?

Con una vela de corto pabilo
y lenta llama, te vimos ese año,
ese final de marzo, ese macabro día
con ocho horas de fiero desenlace.

¡Hija de puta reina, nos quemaste!
Nos arrastraste al infierno de la hoguera
porque validas la sangre de Borbones,
Mariana, hija de Mestre, pionera
entre los Oharriz y Rodones,
¿qué hicíste con la vela?
¿qué hicíste en nombre de Bolívar
o para soltar el trapo de tus aflicciones?

Adelantaste el averno de las divisiones.
Escindíste el pueblo originario.
Ya sólo la muerte purificará
lo que ha nacido: el renuevo
de los liberales, la reacción
en violencia aniquilante.

Ibas a matar al falso rey,
a tu rey Fernando, Mariana,
al que, en tu infancia pronunció
con lamento tu padre, él que te habló
de quien mató al Empecinado
y de un infante que no hereda
y quiere hacerlo:
el poder lo tuvo obsesionado.

Ibas a quemar vivo a un rey,
con cuatro matrimonios, pero sin hervor erótico…
… porque ni para eso sirvió Fernando VII
(tres esposas y no tuvo en su palacio
descendencia verdadera ni varones
con sus gonos ni quien lo llame,
con ternura, padre bueno, memorable, justo…
éso es como la muerte, Mariana.

¡Eso es como la vela que resbala
de tu mano y quema al Pueblo…
eso es como la vela de Psique,
la curiosa, que gotea aceite caliente
sobre el pecho de Cupido!
Tu gota de ardor es liberal,
María Cristina, reina de borbones.

*

Ha muerto tu rey, Marcianita

Ha muerto tu rey, Marianita,
niña de mano caliente, quemapueblos.
El que no servió para nada, a no ser
para morir enfermo en La Granja,
dio su tosido final, se lo llevó la brisa
o el Viento del Sur. O una estrella polar.

Fernando VII se quejó por la mucha
pólvora que cae sobre su pecho
cuando tú lo miras desnudo…
y le llamas mi rey, como si fueras
su pequeña infanta, Isabelita.
Lo mismo es que lo llames en Caracas
o desde el alma que te enseñó en Pepino
que eres una historia en el libro del dolor
de Moncho Lira, a él, al rey,
lo quisíste porque eres
sentimental, soñadora, pura, agradecida…
así se quiere al acaecer,
padre putativo del Ser
y la Muerte.

Se murió, Mariana, corre, vé y díle
a Juan Orfila Pons y Doña Nicolasa
que con una mano caliente,
tu mano y tu vela, limpiaste
la memoria de traiciones,
te díste la catharsis
y contento, por razón del coraje
y lo que hicíste, estará tu padre, Mariana.

Tu rey viejo y nefario no supo
conciliarse con nadie, y lo quemaste,
como se quema con aceite
el torso suave, efébico, de Cupido.
El odió a Simón Bolívar,
a Sucre, San Martín, Itúrbide;
odió a Miranda, a Washington,
a enciclopedistas, a Dantón,
a jacobinos, a pobres de La Bastilla…

¡Ah, puta sangre y pragmáticas sanciones!
Odiaba él todo, a todos, no se salvaba nadie
y el odio es muerte que busca derramarse,
vaso de impaciencia al que ya
no cabe una gota más de enojo.

Murió el 29 de septiembre de 1833.

*

El sujeto fementido

Todas las palabras, sin dejar una,
a menudo son amargas, sinsentido, inútiles,
más cercanas a blasfemia que a dulzura.
Has escuchado que te dicen: «Te amo»
y la frase es simulacro y fermento.

Quien habló ¡ay, de ese amor!
tiene prisa por herir a otros,
aunque a tí te privilegia. Con otros
será que ejecute la dejadez, sin la pose.

Y tú has sobrepujado tu ser hasta lo insólito
(quieres creer en el Amor / La Ley, la Gracia)
y has llorado porque, de algún modo,
no son lo que esperabas. Desde un egoísmo
del Sujeto liberal, yo femento,
la astucia formula unas razones económicas.

*

El paladín mentiroso

Adam Smith quiere ser hoy el sujeto solidario,
paladín socialdemócrata, conciliador de contrarios.

Ha secularizado la magia universal del Te Amo
y el encubrimiento es hipócrita, axiología relativista:
Eres más que palabra, Amor, y tu esencia
trasciende al discurso y al gesto,
a intenciones y estímulos.

Lo que han servido en platos exquisitos
es el bocado de la ilusión con La Mano Invisible,
la falsa providencia, que no procura
las condiciones mínimas de diálogo.

Dijo él que ama, «Te Amo», quien
sólo tiene voluntad de encubrimiento.
A la Libertad la tiene degollada.
La Igualdad que no se asome a su ventana
ni un momento; sólo los comunistas se pretenden
fraternos, iguales en derecho, iguales en vocaciones.

¡Qué ilusión opaca y fría, qué espejismo
el Te Quiero y No Puedo. En alguna gruta
se adelanta la finitud y el límite.
Ay, un cadáver verbal se decoró
con ternura imposible, viceversa caprichosa.

4-5-1977

*

Ya no me detengo

Abro mi paso. Yo no me detengo.
Mi prisa empuja secretamente lo que encuentra
y no puede evitarlo. Echate a un lado, cadáver vivo,
si observas que este viento arrecia en forma de persona
o se navega la barca que lo auxilia con su preciosa carga.

El sol está en mi sangre y lleva lo mejor del mundo:
estos egos cesados, este premio de muertos.
Me acompaña una zona vibrante de silencio
que como tal azota el luto y vomita sus cráteres.
Consumió lo que pudo desde su garganta
que tiene sed de alba.

A mis pies circula el río más caudaloso
(de tu monte, Carlos) y me añade la premura que me falta.
Me alcanza, me empuja, me reanima. De los valores
recobra a los ausentes remolinos y con la lengua
perfora más agujeros que los que queman en las almas.

¡Qué violenta y golosa es la tierra que conozco
por causa de esta prisa, de los pies a la boca!
Voy donde me lleva la promesa más pura,
la vida que brinca entre charcos y vientos,
de norte a sur, de meridiano en meridiano.

1-7-1977

*

La gloria cavernaria

Esta gloria de caverna me devuelve
la gruta de dulces salvajes, luchadores,
el río de las muchachas atroces, cálidas,
maternales, uterinas, quienes recobrarán
las voces y los pájaros en la mañana venidera.
En la náusea del pasado, no serán sus hijos
mercancía homogeneizada, lerdos vástagos de la historia torpe y mezquina.

El sol y la negrura están pariendo
y en las rodillas se raja el ferroníquil
y el gneis dispara más palabras
que las que jamás he hablado.
Les daré nuevos cuerpos, ropas blancas.

Me arrastra la gravedad consigo
hasta el colmo de un dios escarabajo
para que se abra mi corazón desde lo oscuro
como una granada iluminada, estallante,
donde un hubo una pausa de dolor y angustia
y ahora exije su porvenir, barca de gloria, destino.

4-4-1977

*

La nueva moral

A los benedictinos…

La nueva moral te quitará
el pan bendito, el ¡Ay sencillo!,
la alabanza, el encarecimiento.
Te quedarás sin sonrisa y sin labios.

La luz de fe se tornará en calvario,
en daga turca que te saca los ojos.
Te quedarás con las cuevas
y las sombras y fantasmales mitos.

En la nueva moral,
con porfía e insistencia, definirás
la pobreza: abundancia de deseos,
hartazgo temporal y óntico
y mano abierta de mendigo
y puño cerrado que avanza
hacia tu rostro, al clamor
de la sangre, hipotálmicamente.

¿Tu voto de castidad?
Talega de escarmiento:
Bobo de Coira.
por lujuria del objeto.
Obsesión que no cesa,
robarás las sabinas de panteones,
estafarás la carne por un betel de menta
que será el beso amargo,
el ardor nauseabundo, otro desaire.

¿Qué sabrás de obediencia?
Esta nueva moral no tiene centro
ni un timón en la barca.

¿Dónde hallarás los remos
y para qué una visión de proa?
La bruma, en mar abierto,
no tiene direcciones
ni un Norte que sea oriente:
te echaste al tiempo matemático
y el espacio es un extravío
en el río del olvido y sus tradiciones.

*

La desesperanza

Sin esperanza, cada andrajo es más frío,
Más lepra, araña venenosa, aguijón y larva depravada.
¿De qué sigue la espiga y la humedad espesa,
las fuertes manos y mis propias raíces?

Sin esperanza no hay visión germinal?
No hay posibilidades. Infinito. Bostézame.

Entrégame el Aleph y házme como él,
Mago del Aire: ¿alguna sombra del amor es suficiente?

24-11-1979

*

Espíritu

Rompo la cárcel de este núcleo de larvas.
Abro tu espacio en mí, sorbo de presencia.
Te doy mi ser enamorado. Escucho el fondo
oscuro el vacío y abro mi boca al pan vibrátil.
La causa de mi sed en mí se provechó.
Sed pura, incontaminada. Espíritu.

24-11-1979

*

De la muerte a la vida

Un mundo es... donde se toman las decisiones más esenciales de nuestra historia, que nosotros aceptamos o desechamos, que no tenemos en cuenta o que volvemos a repleatear, allí, el mundo hace mundo... Desde el momento en que un mundo se abre, todas las cosas reciben su parte de lentitud o de premura, de lejanía o proximidad, de amplitud o estrechez. En el hecho de hacer mundo se agrupa esa espaciosidad a partir de la cual se concede o se niega el favor protector de los dioses. Hasta la fatalidad de la ausencia del dios es una de las maneras en las que el mundo hace mundo: Martin Heidegger

Voy a hacer mundo, pero no inventaré
una palabra que tenga el valor que todos quieren.
¿Qué sabe la tristeza de aquello que está fuera de sí?
¿Con qué nicho ecológico y cuidado
sabe la boca fría y el paladar de la Nada
de lo que es sagrado y se hizo obra.
o templo, o morada? La piedra carece de mundo,
pero los que van conmigo no son piedras.

A veces como larvas heridas van,
pero, en predictibilidad, la meta orgánica
que propongo por residuo la levantan,
levantan un mundo, aunque parezca inobjetivo
y fluyamos, en barcas de gozo y de suplicio,
de la muerte a la vida otra vez
y la maldición y la bendición
nos hagan camino
y nos mantenga arrobados en el Ser.

9-12-1988

*

Levantar un mundo

A Fray Bartolomé Las Casas (1474-1566)

Porque la muerte es la transición que vibra
en andanzas, en jaldas de caminares, cuesta arriba,
llegó el historiador, el prelado y el artista de una paz extraña.
El buscó que haya obra, que se levante un mundo,
que lo sagrado se abra y el proyecto se edifique en gloria.

El insinuaba la colonización sin armas,
el trabajo de la fe en recto espiritu social.
Eregir es consagrar cuanto se conoce,
dotar en el sentido de que una esencialidad
que sí, se quiere pura, esplendorosa,
dará las directrices.

Desde 1514, él lo quería y lo soñaba
y se fue a Cumaná, organizó su colonia de labradores,
el primer proyecto de la fe y el trabajo, de la compasión
y el futuro, pero, ay tristeza, fracasó. Venezuela, el fracaso.
Hay muertes económicas, hay muertes homicidas,
hay muertes como aquella de 1521,
utópica en el fondo, muerte gozosa para el vil
a causa del desprestigio organizado.

«Cumaná me has matado». La matanza
fue ejecutada contra sus colonos en faenas;
sembradores de ilusiones, labriegos a la tierra convocados
y, finalmente, pasados por espada de crucificadores.

Entonces, él se hizo dominico.
Un año después de que dijeron lo que hoy:
«Es utópico, majadero, mentiroso, soñador
del lado equivocado». Obispo de Chiapas (1544-47),
fue entonces y su nombre, Bartolomé.

Como primer prelado de América se le conoce
y fue nombrado en medio de matanzas, envidias y rencores.
Amaba al indio, al negro que heredaría el mismo
mal servicio y mal trato. Ay tristeza, tendría
que ser-obra de la obra de sus iniciales rectitudes.

Para que evitarse los equívocos al erigir un templo,
al rehacer el proyecto como tierra redenta y nuevo reino,
dijo que hasta en la fatalidad de la ausencia de dios,
el mundore genera el mundo. Obtuvo la cédula que prohibió
la esclavitud, al siervo en trabajo brutal y obligatorio.
Fue en Perú, tras su viaje (en 1530) a la Metrópolis.

Ya todos en América, de Nueva España al Caribe,
lo supimos. Las Casas no se duerme en los laureles.
Viejo trabaja, viejo vive, para ser la obra
de levantar un mundo, un eterno recuerdo.

6-6-1983

*

En la barca está un valiente

al Dr. Jerónimo Gómez Cuevas

Perseguido, vigilado y acechado como tal, cayó
en las redes de la justicia militar y se le redujo a prisión en la Cárcel
de Distrito de Aguadilla, en donde permaneció algún tiempo
Expiando el horrendo crimen de amar a su país… Gómez
Murió en Mayagüez a causa de una terrible y aguada dolencia
que adquiriera durante su encarcelación:
Andrés Méndez Liciaga, Boceto histórico del Pepino (2da. Edición), ps. 123-124

Lo ví. Iba en una barca y yo estaba en su orilla
recogiendo algunos hologramas de su pensamiento;
me dijeron: «Halla a ese hombre que volverá
a Pepino. Búscalo porque es sabio y, si le hablas,
a su regreso, sabrán ambos que no se sufre en vano».

Que hay amigos. Que hay consuelos.
Que hay solidarios. Soñadores. Militantes.

El vio a Europa demográficamente reventada.
Se duplicó la población de ese mundarro.
La mayoría no halló ni trabajo ni alimento.
Llegaron hasta América y la esperanza fue,
cuando no riqueza, mejores condiciones,
ideológicas, para el pensamiento.

El es sabio. Sabrá serlo otra vez.
No se pierde lo aprendido. Tú no lo víste entonces;
pero hoy que vas conmigo, en barca de gloria,
aprende lo que él vio, imítalo, encuéntralo.
Del imperialismo de librecambio,
la búsqueda fuera de Europa de mercados
y materias primas, él supo; aprende de él que murió
por las miserias excesivas de la cárcel
y atreverse a decir lo que el cobarde calla:
los darwinistas sociales nos gobiernan;
las sociedades que se dicen avanzadas
como sangüijuelas se chupan a las pobres;
han vuelto a cristianizar con el supuesto
de que son superiores, moral y culturalmente,
los que han sido brutos invasores, emisarios imperiales
de un poder que despoja, inferioriza y mata.

No lo desconozcas cuando lo veas.
Todo cuanto te diga él te será util.
El sí conoció las Potencias, la crisis de 1873
que desencadenó estos karmas colectivos, el descenso
de precios, el proteccionismo, gravámenes tarifarios.
El supo sobre Inglaterra, con sus colonias en Africa,
Asia y el Pacífico; sobre excedentes de capital
de Holanda y Bélgica, él conoce.
De la España represiva, del Componte,
de la gesta de Lares, él puede hablarte.

Lo van a regresar allá, donde vivió,
Mayagüez y Pepino, y él te dirá su nombre
antiguo, Jerónimo, y sabrán, él y tú, por confesarse
mutuamente sus ricas procedencias,
que la americanofilia está de moda con las águilas y halcones más voraces
y que una parte preclara del vivir es combatir
política y espirtualmente el imperialismo.

*

El asesino del sujeto

Para protegerse del olvido, el asesino
se especializó en la muerte del sujeto
y privilegió al Ser, al suyo, aunque al otro,
al yo ajeno, lo hundiera en dolor, en carencia,
en angustia y abuso. La univocidad,
su presencia metafísica, lo convirtió en homicida.

La razón más total y sus clausuras
desvinculó lenguaje, ser, motivos,
naturaleza y cultura, sólo él se observaría
narcísticamente en el espejo de lo vivo,
sólo él se llamó a sí mismo el bueno,
el justo, el civilizado, digno del mundo;
él, cualquier sujeto, fue un rival.

Por eso el asesino epistemológico
descabezó la ontología. ¿Desde dónde
disparó (mal rayo parta) que mató el conocer,
con el ser equivocado, y al ser real
no lo quiere conocer?

El unívoco, dogmático, censurante asesino
es un relativista postmoderno: superficial,
indefinido, metafísicamente prepotente,
dispara como todos los nihilistas,
cualquier espacio es su vacío,
su Nada, su anti-esencialismo.

*

La Nueva Derecha

A Tomás Jefferson

Urge que regrese nuevamente aquel a quien reciben
en Su Orilla; mírese el respeto que inspira,
cómo se abrazan a él sus viejos conocidos.
Y te juro que vendrá, aparecerá cuando la Nueva Derecha
ni lo espere, cuando más cochina sea
la publicidad conspirativa y la dominación ilimitada
y universal que Norteamérica ejecuta contra el mundo.

Míralo un instante y no le digas que su país
se ha convertido en nación de buitres sanguinarios.
Una vez dijo él lo mismo de Europa. Sustituyó
en París al embajador Benjamin Franklyn.
«Europa es un infierno: Jornada de sangre».

El es profundo, rico abogado, hacendado
en Virginia; pero él desprecia a los tiranos
y su Dios se parece al tuyo, es amor militante.

Y bien que sabía que Benthan es quien enfrentó
a Danton y Marat y que la inteligencia británica
manipuló al Duque de Orleáns y Jacques Necker.
Bien que sabe el Estado Fascista es, en esencia,
napoleónico y que la Confederación de los esclavistas
y banqueros y aristócratas aún en Norte América
es un invento de Lord Palmerston.

Urge que regrese: los mismos espías de ayer
hacen lo mismo hoy y falta su voz,
su moral, su discurso.

*

El cadáver en la bañera

En lamento por los sanguinarios

Ven a examinar esa bañera.
Sangre por doquier hallarás. Lo mató una mujer,
su concubina, Carlota de Corday.
Lo traicionó con saña, lo condenó
al desperdicio. Salpicada de sangre está
la historia del valiente. En su voz ya se aupó
un cuchillo y en el Club de los Cordeliers
hay confusión y lamento.

Su cadáver ya lo reclamó la Muerte.
Cerbero. En camino va, Marat, el médico.
El virulento panfletista conocido
como El Amigo del Pueblo.

Una mano invisible no lo quiso.
La sangre de las Matanzas de Septiembre
convocó a más terror, pide más muertos
y desde embajadas inglesas no descansa
el complot, el intervencionismo.

Divide y vencerás, divide la Gran Cabeza
organizadora, al abogado Robespierre,
discípulo de Rousseau, porque se llama
a sí mismo «Incorruptible» y su ideal lo fanatiza.
Son muchas las adulaciones para su hambriento ego.

«Robespierre es virtuoso; pero su virtud
lo volverá terrible; al mérito de los intereses
de la patria lo sacrifica todo, Santa y Virtuosa
Guillotina, ¡cuánta gente deja su cabeza
en tu puerta, en tu navaja, en el patíbulo!»

¿Qué mano invisible dio a Carlota semejante daga?
Mató al líder, el de la Fe inflexible.
¿Quién te llamará al odio, Jorge Jacobo,
sans-culotte, líder de los descalzonados,
odiador de los puritanismos?

¿Será la misma Mano la que te acuse,
te arreste y guillotine?

Si amaste a Francia por encima de todo
(y a las mujeres alegres y hermosas),
cacarizo, nariz rota, ¿quién es quien
hoy se armó, quién eligió a la dama
que sacó sus ojos al amigo, al camarada,
quién pudiera llevarte a tí a la muerte?

*

* * *

La invención del alma

Me inventé el alma, moneda por moneda,
hasta que de la mar, como cartera vacía
o botín de sales y espumas, no quedó
por fuego ni la mínima llama.
El último pez se tragó el cosmos.
Microcosmos es mi alma, mi núcleo,
un holograma, el espíritu. Entonces,
descansé en paz y Muerte, tú conmigo.

Cerré los tianguis que son olas.
Mis talleres cerré, burbuja por burbaja.
Y me dije: «Príncipe del Reposo».

2.

Como mercader de muchos mundos bajo el agua,
sobreviví las cuarentenas y me hallé en el vientre salobre
de la noche u se hjizo el día de escapar, bien vomitado
con el deseo cabrón de hablar al prójimo
y comprar / vender los secretos de la espuma
que sólo se aprenden del Seol, lleno de vida.

Por eso, inmortal / mortal, soy la perla de los años.
Sedimento incrustado en la boca de la Gran Quimera.

3.

Vencí las algas y las sedes minerales
(la demencia que no tuvo palabras y devine,
contínuo, evolutivo, reencarnate, como el varón divino,
conocedor de todos los rituales del oleaje
y las delicias subjetivas del Verbo,
o soy Nabi, Kalu, Mosheh
y, en cuanto tales, te cosecho, boca de trueno.

Defino no espacios meramente lineales.
Voy por lo ilimitado, lo infinito, no sólo sucesivo
y analógico, simétrico. Lastimo el caos,
robo en los mercados de la onda y sé secretos
que grita desde el aire un pez que saltó
hasta el infinito y se trepó en las galaxias
con alas invisibles; él robó el fuego
y derritió los témpanos del alma
y volvimos a fluir y avanzar
sobre las estepas bálticas y eslavas.

Nos detuvimos en los fiordos noruegos
y buscamos los chapuzones interiores
en los mares de Armenia y Anatolia
y se hallaron mis palabras nuevas
más allá del Mar Caspio y los ríos
Dnieper y Volga, donde dí señal
y sílabas de sueños al inventar el Salmo,
el grito de contento, la elegía y la protesta,
la malicia, la consigna, la erótica,
el interior sobreviviente.

Hoy sigo en la tarea. Navegué por la Estigia.
Ví las aguas del remordimiento, ahogué
una porción de recuerdos, pero no mi perpetuar
que oye. Ese lo traigo en el silencio que habla.

*

La reencarnación

All poets are Jews: Marin Tsvetayeva

Fui en la unidad de la cuna montañosa
y las grandes distancias me fueron
separando en noches de siglos.

Fui el primero en escribir la lengua báltica
con carcajadas lituanas y resquicios albanos.
Soy hitita y frigio, proto-indoeropeo.

Río en el Lejano Oriente de Tocaria
y en el valle siberiano, frío cachondo
con dientes de navaja y mudas y cansadas

cuarentenas, a oscuras, entre huesos
más enormes que los míos, me silencio.
Larga historia tenemos los pescadores,
los navegantes, nuebos dueños del pez
y las nerviosas y fugaces musas de los ríos.

Los sepultados en ballenas miramos
la vida del estómago; buscamos las costillas
al cosmos y, claro está, sorbemos
de la pegajosa abundancia de la grasa,
la álbumena y el bíos. Apredimos
a usarla para las vivas tortas
y los dulces casabes.

Y trovamos la gran canción de los puñales,
las leznas, las adargas y la kurda mercadería.
¿Para qué callar la metarulgia si echamos
piel de bronce en Remedello, Gaudo y Rinaldone?
¿Para qué negar la Tumba de la Viuda
y las mulas cargadas de cobre?

2.

Vivir para no conocer es pérdida de tiemo
y el tiempo es oro. No robaré oro desconocido
de manos sin sudor, sin cuarentena.
Hurtaré, desde hoy, tiempo para mi danza,
pulcro tiempo. solitario e íntimo.
para lo más bonito y eficaz del misterio:
el dolor que se transforma en vida,
su duración que es gozo.
Su visión, que es poesía.

*

El ladrón sublime

Hurto la vida al por mayor
y mis clientes me roban, hurtamos
mutuamente compensados.
Les comunico epidémicos modos del habla
para fugarse del cadalso, la cámara ardente,
el Gran Sacrificador, Kasher,
la hoz y el martillo (estalinismo),
la prisión, el fusil, la horca, el garrote
y la Torre de Londres.

Los herederos de Joaquín de Fiore
la historia del mundo la quieren para sí,
el Orden de la Monarquía por voz del Rey
es Edad el Padre y es él quien roba y reparte
y el Hijo, «pico de oro», cree que todo lo merece
y en repúblicas bananeras, anárquicas,
corruptas, plutocráticas, esconde
su avaricia, su tráfico de influencias,
su ausencia de probidad y de justicia.

Todo lo quieren para sí,
hijos descritos por Joaquín de Fiore,
hijos de Rey, al que le llaman Padre,
hijos de la República a la que llaman fraternos
(¡sí!, fraternos hijos de la chingada)

Mis ladrones no se esconden.
No es vergüenza robar el Espíritu.
No es vil tarea admitir mutuamente
y hacer espacio para él, en la carne.

2.

Ser ladrón en negocios su pasión cobra.
Su precio conlleva. Los hipócritas se acercan
para que yo les regale mi espíritu
y les llene sus carteras de poesía.

Entonces, ¿qué hacer si no pasarles
gato por liebre y enviarlos a su cuarentena?
Este germen de Hesychia es contaminante.
La lepra verdadera es este tránsito epidémico
en el vientre de Jonás, en el dolor del profeta.

Pero sólo en este trámite se muere
en el Yo que cesa, te aniquilas
sobre un altar, junto a la divina presencia
atestiguante, originaria y pura.

*

Mito-poema

Yo te abriré, mitopoema
porque estás más allá de habla caprichosa.
De estas murallas secas donde la gente
come vidrio y escupe lajas.

Yo sí creo en el Jardín con manzanas
de núcleo medulares e ígneos.
No me quedo sobre fiambre de tejones y espejismos.
Yo sí quiero la muerte, la vida, y seré un revendón
de estas verdades, los frutos.

Solazaré mis dedos por las grietas.
Buscaré la semilla, lo Eterno.
El que escrutó los grumos, las espinas,
y dijo «me es suficiente», no sabe de tus colores
más bellos, no sabe decir: «¡Existes!»

A corte de machete, dividiré las horas del presente
y los objetivos que guardaste dentro de la pepa.
Cantaré cuando el sol se despida desde esta orilla
a la pulpa blanda como vientre, com alma.

Habrá objetivos que no pueda decir todavía
que son míos, hortalizas prohinidas por ahora.
Las dejaré crecer y madurar para mí.
Vendré cuando me digas, renaceré.
Y sabré que hay sustancias para otros ojos
que me llevan ventaja, viejos almas
con eterno espíritu y cuyas gargantas
ya no conocen amargura; una visión estuvo
inserta en las estrofas del origen.

*

Ibris

Cuando fuíste primitiva, originariamente diseñada,
Vida, fruta del cosmos, me díste deseo,
miedo, voluntad sobreviviente, ¿pudíste entonces
ser más generosa? Fuíste principio desatado del bíos,
el forcejeo con los mitocondriones y el desbordamientos del Ibris.

Pero los que te vieron ayer, sin la usanza de golpes de pecho,
y lamidas frívolas y ascos y ñáñaras, ¡mucho más
de tu dulzura, fruta del Todo, han conocido!
Son los pioneros de tus devociones,
bayas del placer infinito, vainas de la Delicia.

2.

Yo soy un pedacito de presente que te invoca.
Y pelaré tu cuerpo, fruta del cosmos, con este beso,
con afán, mordiéndote de tal modo que cuando estés desnuda,
sepa que eres la causa de todo lo que existe.
Que vencíste la fromulación arbitraria y opresiva
de lo adjetivo a este mundo y los filosofemas
de la historia, mi pasado, mis muchas vidas previas
modiendo la pulpa, sin mecerte en geotropismos de la aurora.

Ya no son necesarios ni sistemas ni epistemologías
para quererte entender lo que das, fruta tras fruta.
Eres la vida-muerte, el final del comienzo, nada más.
Se goza de tu amor al primer bocado.
Y, como flor entre dientes, se muerde en tu gruta
y en tus vísceras, por la ternura precisa,
el necesario alimento.

8-2-1997

*

Marco Antonio y Cleopatra

Al despertarse en la mañana
(porque ha sudado el luto de la noche),
mire a todos lados, dice Marco Antonio.

Los ojos de Cleopatra
tendrán que ser sus lámparas.
Añore, adivine, busque ese olor
que en la cocina del mar navega
como si anunciara al apetito
el caldo más gustoso,
el plato de la honra.

Desvista a tal deleite
(dice Marco Antonio).
A la nariz, desposítela
bajo el mismo descanso
que la boca disfruta,
llenándose de pelos.

Sepa que es ella que sale
hacia los deltas más ricos en aras
de sus sueños más escondidos e inéditos,
peregrina entre pirámides de la mar.

II.

Cleopatra hierve, condimentada,
con la espesa y sólida carne,
grata de aroma, dulce a los labios.
Sumérjase en el hambre de probarla,
dice Marco Antonio;
hágasela de desayuno y cena.
No se detenga. Cocínela.

Subviértala en sazón bajo sus costillas
y cíñala al gesto de sus manos, con gusto de canela.
Que aprenda la ternura con que su boca la quiere
y el rigor de la vara que manda en el apremio
su vientre es femenino y no tiene sequedales
sino traviesas barranqueras
para el cordero que se niega al degüello.

Ella es el gneis, lo más profundo,
gaia que hierve en el plato fecundo de la tierra...
(¡que no se enfríe, dice Marco Antonio,
ni cese su empeño de comerla!)

III.

Encímesele para cortarle a besos todas sus venas
y chupar las leches de sus misterios juveniles.
Que ese guisado exótico se quede consigo
cleopatriándole en su nueva patria de delicia.

Para mi plato se hicieron sus caderas,
dice Marco Antonio.
Ella es la nalga que salva.
El corpus que habría de venir.
La prometida Vulva Celestial.

No hay otro paraíso que dejarse oprimir el vientre,
llenándose epicúreamente de ella y de su ombligo.
El banquete de sus huesos
sobre nuestros hombros, rechupados tobillos,
salados por nuestra boca y pantorrillas en alto,
convertidas en cielos...

Ponga una cucharadita de malicia
a esa fusión de algas y olas,
a esa entrega de maromas marinas.
No es tanto una guerra la que lucha.
No es una venganza.

No es una agresiva avanzada de la adrenalina
para sembrar telarañas en la sangre
y vergüenza en los nervios.
¡Es un regreso a la patria de Cleo,
un consumo, un banquete,
el repartimiento de secretos callados
que la carne tiene y que, con amor, despiertan!

«Pero no la pierda», dice Marco Antonio:
Cleopatra no aparece de ordinario!
No se le tiene siempre.

Ella no se tienta con el primer baboso que la invoque,
ella no pide la mirada prestada ni se mira en cualquiera.
Los ojos que ella trae, borrachos de ahínco,
tienen ganas de salvarse
de la estúpida obviedad que la circunda.
Son rivales del falso amor
y del diseñado sub-comportamiento
y -por eso- son dos lámparas quemantes,
y -por eso- son las rutas al suicidio
y a la redención incomprensible.

IV.

Cuando Cleopatra ilumine su mañana
y el hambre le torture, con ansias de bocados
apasionadamente nuevos y emergentes,
sedúzcala sobre las alfombras,
dice Marco Antonio,
en los pasillos de las oficinas,
en los estacionamientos,
en los ascensores o en los parques públicos
del ansia, en la privacidad de las torres
del anhelo que se pinta imposible,
a los cuatro vientos de los mares...
y ésto será delicia en la boca del áspid
y, sin duda, complicidad de amantes,
que han hallado, por fortuna,
la forma más perfecta y sabrosa de matarse.

*

La habladuría

La cosmovisión postmoderna postula el fin de los grandes relatos y el camino inverso a la universalidad que la Modernidad pretendía instaurar, dando origen a un pluralismo neoliberal, donde el pasado y el futuro ya no existen. No hay explicaciones que trasciendan la historia, porque tampoco ya hay historia. No hay proyecto: Nadia Sabrina Koziner

La habladuría es el proceso final
ante estas imágenes, otrora sagradas,
porque había un hombre arcaico,
el poeta, recaudador de tiempo mítico
y de fe. Uno que amó regenerarse
e irrumpir como el ciclo de la primavera.

Ahora su muerte se adujo a simple biología.
Cayó, con rara pertinencia, a la historia
como quien dice la estela y su pira
que en la tumba cortado fue
en trocitos, inconexos y tragado a zancadas
por la prisa del sepulcro, menospreciado
sobre extensos plexos de opresión cotidiana.

La habladuría le quitó lo sagrado
dizque porque existe la Razón fundamentadora
y el progreso que en la Historia se dispara
linealmente y lo flecha en un futuro
que no siempre es gozo, sino la repetición
del fracaso, guerras que dan el mismo resultado,
pero se invocan como muertes colectivas
para el tiempo profano.

*

El desafío del guerrero

A Extor Hernique Martínez, poeta y crítico mexicano

En desafío pelaré una fruta de tal modo
que mi deseo sea su materia como conciencia autónoma;
la pelaré en secreto, como ladrón que se esconde;
callaré para que mi silencio sea creativo

y vea, tras apariencias, un imperio de espíritu
en todo lo que existe y el amor es la ternura precisa.

Rechazaré, aunque no lo diga, por cautela
ante el poder que nos valora, casi siempre injustamente,
la miseria del presente, sus de-construcciones
arbitrarias, sus desenmascaramientos paranoides,
estalinistas, sus muertes económico-sociales,
sus asesinatos culturales, sus entierros que atrofian
la psiquis, los rituales, los nuevos esclavizamientos.

Con cuchillo que hoy no es pedernal
ni es luna menguante, la aspermia se gotea
sobre la Urania, adiós dice el ocaso al ritual
de vida. Nada valida el testamento seminífero
de la palabra justa y la vivencia clara.
No hay guerrero que vayan dignamente
al nuevo cielo vibratorio. No hay Walhalla.

Nadie palpa con dedos jugosamente ávidos
la circular majestad del Sueño Vivo,
también se estuvo muerto
en la biológica dimensión de la papaya.

*

La muerte social

Hoy se muere más que ayer,
se muere más que la bestia que no sabe
que muere, pero mira su alma.
Se vive menos para sí. Lo atrapan.
Con menos libertad se siente el hombre,
con más violencia trova sus despedidas.
La muerte es ya social,
síquica, externa, fruta amarga
de la angustia.

El individuo se empeñó en ser honesto
en todo cuanto podía. Se hizo autocrítico
y protegió su compasión como al Tao.

Con lo que no contó es que un demonio oralizado
y poderoso que vivía en la atmósfera del mundo
(en las esferas cool, light, políticamente correctas),
cónsono al civilismo, lo tontearía sin descanso,
cotidianamente, con las mañas aprendidas
de la fruición pasiva, el receptor guandajo
con su control remoto y su caja idiotizante
llena del olor del pop-corn y mantequilla,
juicios de fabulación para la tabula rasa
de los entontecidos.

*

Los desinformadores

Las cortinas musicales del drama,
los golpes del tamborín del sobresalto
se pasean por las orejas del amigo.
Lo tildan ya de impersuadible y terco.

El demonio bullanguero pertenecía a los «medios».
A los autorizados que preconizan las «condiciones naturales»
de lo dado, lógico-posible, «equilibrios sociales» que lindan
con lo desconocido y «aterrador» entre comillas.

«Tú confirmarás lo que te dije. Te vas a portar bien
y agradecido con la moral del rating. Con tu boca
te mofarás del demagogo. Insultarás a los ilusos.
Te harás eco del poderoso en turno...»

De lo contrario, el portavoz de los medios y Don Nadie,
asesorándolo con escándalo, a él también le sacaría
los ojos con un control remoto; le cortaría la lengua
con un cuchillo, la tajada de un pan Bimbo,
o una daga telenovelesca, lacrimosa,
y una vitriólica rutina de video-apocalipsis
o nacas bobadas del Chavo del Ocho.

Y así lo hizo. El hombre honesto no creyó
a los paladines de la Noticia al Desnudo.
Ni a la Opinión de Altura del análisis mediático.
Salió en los periodicos, sí y, en gran escándalo.
Su carro lo arrolló un autobús de pasajeros.
Un llamado de su celular lo distrajo.

*

Los vendidos consagrados

Bendita boca tiene el que lee de los prompters.
El que tiene ojitos verdes, charisma de labios,
y es blanco y se encobarta, y su voz modulada
valida las intensidades gratas,
confianza de quien escucha,
credibilidad por lo que dice aunque sea
el Día del Inocente y del Santo Disparate.

Quien no ofende a Dios ni al Diablo,
al noticierista se parece, con multinacionales
de la comunicación conserva sus colmillos.
Atemporal emisario en medio de este mundo
será: por cuanto el mundo es...
cruel, brutal, impiadoso, corrupto,
manglar que apesta por mundano,
hervor que hierve con pánico del Hades.

Santificados los exorcistas de la tele
que todo lo respaldan con el vídeo y estadísticas
que tienen para todo aún para el sinsentido
de los dizque prudentes y lo inhumano
de las divas divinas y los niños inocentes.

Santificada sea la libre expresión.
Ellos globalizan el misterio del poder
y ponen lo cercano distante y lo lejano
tan próximo, a la mano; ellos calman el temor,
espantan la muerte, nos reposan, nos llenan
de la adicción de oírlos; piensan por nosotros
y nos consuelan, porque ya no sabemos
pensar ni consolarnos...

*

La muerte mediática

Todo parroquiano... ingenuamente cree lo que le dicen como lo que realmente sucede: Rafael Bautista

Prisa de hacer justicia tienen los piadosos;
prisa de hacer «sentido» tienen los comerciantes
de la muerte (cuando es el pueblo quien produce el sentido).
Pese a lo agónico y extraño que sobrevive en su miseria,
prisa de que no se mueran los ideologemas dominantes
(por el bien del tranquilo y piadoso receptor
de informaciones), tienen los actores
de la guerra de los medios: la tele, el cine, la radio.

Hay círculos de sabios y expertos neosocráticos,
tecnócratas de enjundia globalizadora, círculos
de empresarios que vuelan con halcones,
políticos que sin the mass-media
no son nada, hay que inflarlos para que tengan aire.
Hay que acercar una silla para que pongan el culo
(muchos son lo que hablando se pedan
y cuya voz, le trina).

Artífices de conflictos sin base.
pero el escándalo en los medios vende
y resucita al torpe ego que explora sus apoyos
en el pueblo ignaro; prisa de fanfarrias y banquete
con los «triunfadores»... tienen las ratas,
las voces de cagarriches, hoy vestidas de payaso,
radio-tele-animadores; wanabees de distintas razas,
colores y torpezas, raleas consagradas
por la complicidad del pueblo miserable;
en conjunto, piolines, cucuys, radiombembas,
voces de mala muerte en el aire, la irreverencia,
el insulto, lo soez, la pretensiosidad
de los panchos del rancho.

*

Los aurigas del nihilismo

Moral virtue had no aplication to the really intelligent man, the philosopher… What Nietzsche called the Superman, or the next man, Leo Strauss calls the ‘philosopher’… The philosopher / superman is that rarae man who can face the truth: that there is no God, that the universe cares nothing more that an insignificant speck in the cosmos, which no sooner began, that it will vanish forever without a race. There is no morality, no good and evil, and of course any notion of an afterlife is an old wives’ tale: Tony Papert

Se revolcaría en su tumba con dolor si te oyera, Leo,
el Maestro divino, Platón para quien la Verdad
y Realidad son la misma cosa: recuerdo de las Formas Eternas
Se dolería todo aquel que entienda la existencia paradójica
de principios eficientes, noosféricos, que el ojo
de la bestia ignora, que a los sentidos físicos
pasan sin haber sido aprehendidos. Ciegamente,
nos ciega la parte concupiscible de las almas.
Se dolería por verte sin virtud, sin el conocimiento
que renueva el plumaje y el amor que sana
el sufrimiento, mucha gente, aún aquellos
que son teórico-críticos
del reduccionismo senso-perceptivo.

Demasiados conflictos te desalaron, ¡pobre Leo!
Infiel has sido. Hay mucho más que los cinco sólidos
platónicos y las aparentes regularidades estadísticas.
Hay, sobre todo, las noosferas que van por encima
de senderos cartesianos y euclídeos y los axiomas
de organización de espacio-tiempo. Hay más
que juegos al azar de maniqueos, más que cultos neocátaros
del «El Elegido», más que bushismo y los neonazis,
y elegíste el modelo-financiero veneciano,
la impura sofística de la Torre de Marfil,
el Pentagonismo, el fundamentalismo
de los grupos secretos y privilegiados,
en el Poder Malnacido de los yankees.

Entre el octavo y noveno estadio de los encarnados te veo:
tu alma es la de Gorgias, el sofista, el demagogo
que, autoelegido, se convierte en tirano.
Pero ya... has servido bien a los Hapsburg, al Imperio
de Metternich, austro-húngaros, a eslavistas
seguidores de John Locke y sus dogmáticos,
a saqueadores del Estado-nación soberano,
a globalistas con el puño agresor y aspirantes
de megapoderes imperiales; ya te santificaste
en las podredumbres, escupíste al pobre.

Auriga eres de un caballo imprudente y desbocado.
Artesano eres del abdomen: padre putativo
de los hígados pudridos y el alma
que por la fama y la riqueza se desbordan.
Filósofo no, no te acercaste a lo bóveda celeste
ni víste el episteme; dudo que hayas viajado
en compañía de los dioses (la Razón)
a conocer Formas Eternas, lo real y verdadero.

*

Una entrevista sobre el libro Yo soy la muerte